Viernes 24 de Junio de 2011.
¡El Nuevo Pacto, un Nuevo Yo!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga… Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (Mar 7.14-16, 21-23).
Jesús nos enseña que la clave para la salvación del hombre no está fuera de él sino dentro de él. Era tu corazón, tu yo más íntimo, el que se encontraba totalmente corrompido por el pecado.
Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche (Gen 8.20).
Ya desde el tiempo de Noé, una vez terminado el diluvio, Dios estableció, con Su Palabra, un pacto de bendición donde da por entendido que, al final, para cumplir Su Palabra, tendrá que resolver el problema del corazón del hombre.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti (Sal 51.10-13).
El rey David cometió sendos pecados de adulterio y asesinato; arrepentido volvió sus ojos y corazón hacia Dios comprendiendo que el problema estaba dentro de él y, por lo tanto, necesitaba que Dios lo cambiara totalmente dándole un nuevo corazón, regenerando su espíritu y, además, con la Presencia del Espíritu Santo. Porque, sólo entonces, dijo, enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es... Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? (Jn 3.3, 5-6, 9-10).
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí (1 Co 11.25).
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días (Hch 1.4-5).
Estos versos de la Palabra de Dios tienen en común que hacen mención al Plan de Redención, el Plan de Amor que Dios ejecutó para darte la victoria sobre el pecado y tu corazón corrompido.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.25-27).
Este es el Plan de Amor al que Dios llama en Su Palabra el Nuevo Pacto. Mediante este Nuevo Pacto, Dios te asegura, por medio de Jesucristo, una vida totalmente nueva pues, por lo que Él hizo en la cruz, al recibirle como Señor y Salvador, te sucedieron cuatro cosas: fuiste justificado, perdonado, santificado y Naciste de Nuevo como Hija(o) de Dios.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo (2 Co 5.17-18a).
¡Gracias al Nuevo Pacto has Nacido de Nuevo y ahora eres llamada(o) Hija(o) de Dios!
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Amado Padre celestial, hoy sólo puedo decirte gracias. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en la cruz. Ahora entiendo el alcance de Tu muerte y resurrección como parte del Nuevo Pacto que me ha otorgado justificación, perdón, santidad y una Vida totalmente Nueva como Hija(o) del Rey. Lo creo, lo acepto, lo recibo y me determino, con Tu ayuda, amado Espíritu Santo, a vivir como tal en justicia y santidad de la verdad. No daré lugar en mi vida al temor, ni a la duda, ni a la enfermedad o pobreza, ni a ninguna otra cosa que sea parte de la maldición y de la vieja naturaleza, pues yo no soy más esa persona. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Soy más que vencedor(a), todo lo puedo, he Nacido de Nuevo y, contigo Jesús, ya he triunfado sobre el pecado. Así que, puedo con toda certeza tener una hermosísima relación Padre-Hija(o) contigo, Mi Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio 24 Mar 7.1-23 / 2 Sam 17 / Dan 11.1-19
Suena demasiado hermoso y perfecto. Eso sólo Dios lo pudo imaginar y llevar a cabo. Gracias !
ResponderEliminar¡Claro que es hermoso y perfecto! ¡Es la Palabra de Dios!
ResponderEliminarConfiando en Dios y echando todas nuestras cargas a El es como podemomos vencer, porque sin el nada somos .....
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