Lunes 14 de Enero
de 2013.
¡Todo lo demás te ha de
ser añadido!
Por Riqui Ricón*
Ellos
temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos (Sal 14.5).
Amado(a), no te dejes engañar, la
Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad y cualquiera de nosotros que camine a
la Luz de Su Palabra no andará en tinieblas, ni en angustia, ni en temor, ni en
desesperación, ni en enfermedad, ni en pobreza, ni en deudas, sino, como dice
Jesucristo,
Si vosotros permaneciereis en
mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres (Jn 8.31-32).
Así que, como tú has decidido
creerle a Dios, le crees a Su Palabra y entonces no hay forma que puedas perder
en esta vida. Tienes asegurada la victoria en esta batalla, pues es la buena
batalla de la fe.
Esta batalla no es contra tu
esposa o esposo, ni contra tu hija o hijo, ni contra alguno de tus suegros, ni contra
ninguna de las personas que forman parte de tu vida,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes (Efe 6.12).
Algunas personas pueden sentir
temor ante lo difícil o determinante de los problemas que enfrentan, pero NO NOSOTROS las Hijas y los
Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, comprados y redimidos al precio de la Sangre de
Cristo Jesús, quienes sabemos y estamos convencidos que,
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo… Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino
el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 4.4,
5.4-5).
Así que, tus enemigos tiemblan de
espanto, porque Dios está con la generación de los justos, y esto es lo que tú
ahora eres en Cristo Jesús: un(a) justa(o).
Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
él (2 Co 5.21).
Esto es así
porque Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijos antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
Es por Amor a ti que Dios te ha
justificado, te ha hecho justo(a) con la Sangre de Jesús. Cristo Jesús pagó con
Su Vida todos tus delitos y pecados. Ahora no debes nada, no tienes que pagar
nada. ¡Eres justo(a)!
Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por
quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).
En honor a la Verdad, la Biblia
es la Verdad, eres tú quien ha sido justificado(a), hecho(a) justo(a), por Dios
en la Sangre de Jesús, y son ellos, tus enemigos, los que tiemblan de espanto.
Efectivamente, sin importar las
circunstancias que estés atravesando, la Verdad prevalece: tú eres la
generación de los justos y Dios está contigo.
¿Qué, pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
En un tiempo de tremenda crisis y
escasez, Abraham vivió creyendo la Palabra que el Señor le había dado y, dice
la Escritura que le fue contado por justicia, fue hecho justo (Gen 15.6). Por
eso, los reyes de aquella región temblaron de espanto y se apresuraron a
hacerse amigos de Abraham.
Aconteció en aquel mismo
tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham,
diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces. Ahora, pues,
júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino
que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra
en donde has morado (Gen 21.22-23).
La integridad de la Palabra de
Dios es contundente, Él no miente ni se arrepiente, Él no cambia Su Palabra:
Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni
falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis
labios (Sal 89.33-34).
¡No te dejes engañar! Tu vida
está escondida con cristo en Dios. Tu vida consiste en mucho más que la comida,
el techo o el vestido.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jua 10.10).
Así es, ¡escrito está! El diablo
solo viene a tu vida para hurtar, matar y destruir pero Cristo Jesús ESTÁ
PRESENTE en ti para darte vida y VIDA ABUNDANTE.
Vosotros, pues, no os
preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis
en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes
del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas
buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (Luc 12.29-31).
Por el Amor
que el Señor siente por ti, has sido levantado(a) a la posición de Hijo(a) de
Dios. Él sabe de qué cosas tienes necesidad y ha establecido en Su Palabra que
te sean suplidas todas mientras tú actúas en la fe y en Su Palabra para
establecer Su reino; primeramente en tu propia vida y posteriormente en esta
tierra.
¡Busca el
reino de Dios y su justicia, y todo lo demás te será añadido!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, Tú, por Amor me has hecho justo(a) en Cristo Jesús y ahora puedo
disfrutar de Tu Plenitud para vivir una vida buena y abundante. Gracias, Señor
Jesús, por lo que hiciste por Amor a mí al morir en esa cruz. Entiendo que mi
permanencia en este mundo tiene el propósito de que, con Tu ayuda Espíritu
Santo, comencemos a establecer Tu reino. ¡Venga Tu reino, Señor, y hágase Tu
Voluntad así en la tierra como en el cielo! Por lo tanto, yo decido no estar en
ansiosa inquietud por lo porvenir y confiar en Ti, confiar en Tu Palabra. Así
que, declaro que YO SOY lo que Tú, mi Dios, dices en Tu Palabra que ahora soy:
¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó!
¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Yo soy Tu Hijo(a) y los he vencido,
porque mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo! ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Tu Amor, gozo y paz ya están en mí para que yo
haga de mi vida una vida plena y abundante; para que yo haga de mi vida una
vida que vale la pena vivir. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
14 Luc
12.1-31 / Gen 21 / Sal 14
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