Domingo 27 de Enero
de 2013.
¡No
temeré, solamente creeré!
Por Riqui Ricón*
Jehová es mi
luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de
quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis
angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y
cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque
contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal
27.1-3).
Una vez más, la Biblia, que es la
Palabra de Dios y no miente, te enseña que, cualesquiera que sean las
circunstancias que estés atravesando el día de hoy, puedes estar seguro(a) y
confiado(a) que Dios saldrá por ti y responderá a favor tuyo.
Me preguntarás, ¿cómo puedes
estar tan seguro de que Él acudirá a favor de una persona como yo? Realmente es
fácil tener plena certeza de esto, ya que la misma Escritura, la Palabra de
Honor de Dios, te lo asegura de la siguiente forma:
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de ti (Isa 49.15).
Como
puedes ver, el Amor que Dios siente por ti es mayor que el de un padre o una
madre terrenal. Es el Amor de Dios, el Padre, quien te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para que pagara TODOS tus pecados, antes que perderte
a ti por toda la eternidad.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡El Dios vivo y verdadero creador
de todo lo visible y lo invisible, el todopoderoso es tu propio Padre y le puedes
decir Abba, papá, papito!
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1Jn 5.1a).
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1ª BAD).
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción,
por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).
Insisto en que, cualesquiera que
sean las circunstancias que estés atravesando el día de hoy, con toda razón
puedes, enfática y claramente, declarar:
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
La fe que tú necesitas hoy para
mover esas montañas de enfermedad, tristeza, pobreza y depresión sólo puede
provenir de un solo lugar: que tengas la revelación (convicción) de cuanto Dios
te ama.
Si en Verdad te sabes el (la)
amado(a) Hijo(a) del único Dios vivo y verdadero (¡y por la Sangre de Cristo
Jesús que tú en Verdad lo eres!), entonces no tienes motivo ni razón alguna
para preocuparte ni para estar en ansiosa inquietud.
Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Rom 8.31-32).
Así que, mi amado(a), ¡no temas,
cree solamente! Dios no te ha dejado y nunca te dejará. Por más feas e
imposibles que parezcan tus circunstancias, problemas, enfermedades o
aflicciones, la Palabra de Honor de tu Dios y Padre está sobre de todas ellas.
Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jua 8.31b-32).
¡Eres libre
para vivir una Vida Plena y Abundante!
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jua 16.33).
En medio de todo conflicto o
aflicción puedes confiar y disfrutar de paz. ¡Jesús ha vencido al mundo!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).
Sin lugar a dudas habrá problemas
y aflicciones y el ladrón intentará robarte y destruirte pero tú has sido
destinado(a), por el Amor que Dios, tu Padre, tiene por ti, para siempre salir
más que vencedor(a) de toda circunstancia y realizar una Vida Plena y
Abundante; realizar esa Vida que Dios siempre planeó para ti, esa Vida que vale
la pena vivir: La Vida Eterna.
Oremos en voz audible:
Amado Dios, Tú eres el creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Quiero decirte que
estoy muy agradecido(a) por lo que has hecho por mí. ¡Gracias Señor! ¡Tú eres
mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora
puedo entrar confiadamente al trono de
la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y
sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Ti, mi Dios, para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las
tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro
tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y
verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había
alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia.
Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir
plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra
mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos
tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi
corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso,
pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he
sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de
Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
27 Luc
20.1-26 / Gen 35-36 / Sal 27
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