Domingo 6 de Enero
de 2013.
¡Tierra Fértil!
Por Riqui Ricón*
Esta es, pues, la parábola: La
semilla es la palabra de Dios (Luc 8.11).
Es realmente asombroso
que durante casi 2000 años, la Iglesia ha tenido en sus manos este fabuloso
secreto, revelado por Jesucristo a sus discípulos: ¡La Semilla es la Palabra de
Dios!
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la
tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (Jn 12.24).
¡La semilla es la
Palabra de Dios! Esto quiere decir que la Biblia tiene la capacidad de hacer
surgir la vida donde antes no la había.
porque
en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una
simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios. (1
Ped 1.23 CST).
En este tiempo tan
emocionante que te ha tocado vivir, es de capital importancia que te des cuenta
que la Biblia es la simiente, la semilla de donde proviene la realización de tu
vida como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te
llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia (Isa 41.9-10).
Tu fuente (el que te
sustenta), no son los recursos que puedas obtener de tu empleo o negocio,
tampoco lo son tus conocimientos o preparación académica, ni tu nombre, ni
abolengo; ¡Tu fuente es Dios y Su Palabra es tu semilla!
Tú no eres un ser
humano creado al azar o por casualidad. Has sido comprado(a) y rescatado(a) a
precio de Sangre, y ahora tienes propósito y razón para estar viviendo en esta
Tierra y en este tiempo. Solamente la Palabra de Dios, la Biblia, es la fuente,
la semilla que te define a ti mismo(a), para que puedas llegar a la realización
de dicho propósito y dar fruto.
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y
recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia (Luc 8.15).
Por la Palabra de Dios,
porque Dios así lo dice, y porque Jesucristo lo estableción en el Nuevo Pacto
en Su Sangre, tú ya no eres un ser humano creado al azar o por casualidad, eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y con corazón bueno y recto retienes
la Palabra oída, y das fruto con perseverancia.
Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a
vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Eze
36.26-28).
A veces me pregunto,
cómo es que sabiendo esto, hay Hijos de Dios que viven sus vidas regidos por el
temor, las dudas, el rencor, el remordimiento y un montón de emociones, que los
atrapan e inutilizan, siendo ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, [se vuelven ineficaces] y no llevan fruto (Luc 8.14).
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
¿Cuáles son
las razones por las que podrías no cuidar, ni atesorar semejante semilla, que
es espíritu y vida a la vez?
Hace algún
tiempo escuché al doctor Jerry Savelle dar respuesta a esta pregunta. Él afirma
que sólo hay dos razones posibles para dicha conducta incongruente en la vida
de los que profesan creer el Evangelio: o es porque no lo saben, o es porque no
lo creen.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es posible
que haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo antes que perderlos a ellos para siempre.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1
BAD).
Es posible que
haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que los ha destinado a ser
llamados Hijos de Él por medio del sacrificio de Jesús.
Quizá ellos
no lo saben, pero ¿y tú?
La buena noticia
(el Evangelio), es que Dios mismo dice en la Biblia que ahora tú eres Su Hijo(a)
NACIDO(A) DE NUEVO y que de acuerdo a las promesas del nuevo pacto, Él YA te ha
dado un corazón y un espíritu nuevo donde pueda habitar Su propio Espíritu, el
Espíritu Santo.
¡Tienes un
corazón Nuevo!
»Vienen días —afirma el SEÑOR—en que
haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. No será un
pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y
los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su
esposo —afirma el SEÑOR—. »Éste es el
pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el
SEÑOR—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su
Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su
prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al SEÑOR!”, porque todos, desde
el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el SEÑOR—. Yo les
perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.» (Jer
31.31-34 NVI).
Tu Nuevo
corazón fue creado por la Palabra de Dios y es perfecto para recibir todo lo que
en ella está escrito. Tu Nuevo corazón fue diseñado por Dios para albergar Su
Palabra y para dar fruto al ciento por uno.
¿No es fabuloso saber que eres
tierra fértil y que ahora tú tienes un corazón nuevo y especial donde la
Palabra de Dios, la semilla, va a germinar para dar fruto al ciento por uno? El
Espíritu Santo está ahí adentro, contigo, en tu corazón, para asegurarse de que
así suceda. ¡No depende de ti! ¡Él lo prometió y ya lo cumplió! A ti te toca
creer, porque, recuerda, al que cree todo le es posible.
Oremos en voz audible:
Amado
Padre celestial, hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón; que estoy
profundamente agradecido por lo que has hecho por mí y en mí. Precioso Señor
Jesús, con Tu muerte y resurrección me dotaste de un nuevo corazón y ahora Tú,
Espíritu Santo vives en mí. Yo soy esa buena tierra, tierra fértil donde Tu
Palabra, la Biblia, ya está dando fruto. Declaro que, ¡Soy un(a)
Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y, por lo tanto, tengo un corazón bueno y
recto para retener la Palabra de Dios y DAR FRUTO con perseverancia! Así que,
conforme a Tu Palabra, oh Dios, Apártense de mí, todos los hacedores de
iniquidad; Porque el Señor ha oído mi oración. Jehová ha oído mi ruego; Ha
recibido Jehová mi oración. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis
enemigos; Se volverán y serán avergonzados de repente, pues de todo problema,
angustia o enfermedad, yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que
vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy
Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
6 Luc
8.1-25 / Gen 12
/ Sal 6
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