Sábado 19 de Enero
de 2013.
¡Más dulce que la miel!
Por Riqui Ricón*
La ley de
Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que
hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el
corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de
Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad,
todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y
dulces más que miel, y que la que destila del panal (Sal
19.7-10).
Me maravilla ver como las
personas que profesan ser creyentes llegan pidiendo ayuda respecto alguna
necesidad y al tratar de dirigirlos hacia la Palabra de Dios diciéndoles, “veamos
lo que dice la Biblia respecto a tu problema”, esto parece no satisfacerles, ni
ser la respuesta que esperan, y normalmente responden, “sí, sí, yo sé que la
Biblia dice eso pero…”.
¿Sabes tú lo que la conjunción, “pero” significa? Literalmente significa,
voy a contradecir lo que acabo de decir. Así que, si alguna vez llegas a pensar,
“bueno, sí yo creo que la Biblia es la Verdad pero…”. Pon mucha atención porque
estás a punto de negar lo que acabas de decir.
La Biblia es la Palabra de Dios y
es perfecta y convierte el alma; La Biblia es fiel, que hace sabio al sencillo.
La Palabra de Dios es recta, que alegra el corazón; la Biblia es pura, que
alumbra los ojos. El amor al Señor es limpio, que permanece para siempre; La
Palabra de Dios es verdad, toda ella justa. Deseable es más que el oro, y más
que mucho oro afinado; y dulce más que la miel, y que la que destila del panal.
Sin peros, la respuesta a todas tus
necesidades está en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir,
pues si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces,
Él lo va a ejecutar. ¡Dios tiene Palabra de Honor!
Por esta razón, es tan importante
que TODOS los días pongas la Biblia en tu boca, mente y corazón. Que estés
continua y constantemente escuchando, leyendo y meditando la Perfecta, Eterna e
Infalible Palabra de Dios.
Pues es ésta, la Palabra de Honor
del único Dios vivo y verdadero, quien te asegura que:
Jehová es mi
pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas
de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No
temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento (Sal 23.1-4).
Mi Dios, pues, suplirá todo lo
que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).
Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
La Biblia,
la Palabra de Dios, es Dios mismo hablando para hacerte saber que Él te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es el
Todopoderoso Dios quien compromete Su Palabra de Honor declarando que Tú eres
Su Hijo(a) amado(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1).
Así que, no dudes más, ¡Dios te
ama! Y esto, mi amigo(a), es la Verdad y es más dulce que la miel.
Oremos en voz audible:
Precioso, Señor Jesús, no tengo
palabras con las cuales agradecerte lo que hiciste al morir en la cruz por amor
a mí. Gracias porque ahora he sido justificado(a) en Tu Sangre; todos mis
pecados han sido perdonados y he sido santificado(a) para ser adoptado dentro
de la familia del Padre. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Hoy me
puedo acercar confiadamente al trono de
la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Y,
por si fuera poco, te tengo como garantía a Ti, Espíritu Santo, y tengo Tu
bendita Palabra. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! Por este Amor, tengo Vida Eterna y
todo el derecho para hacer de mi vida una vida plena y abundante. Amado Padre
celestial, Tu Palabra es Palabra de Honor y ahora estoy convencido(a) que, si
no escatimaste a Tu propio Hijo sino lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me
darás juntamente con Él todas las cosas? Señor, Tú suplirás todo lo que me
falta conforme a Tus riquezas en gloria. ¡Nada me faltará! Y aunque ande en
valle de sombra y de muerte, no voy a temer mal alguno, porque Tú, Señor, estás
conmigo. ¡Muchas gracias! Por este Amor, puedo declarar confiadamente, con toda
certeza, que, ¡soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Recibo el Amor, el
gozo y la paz que mi Padre celestial compró para mí al precio de la Sangre de
Su Hijo Jesús. Yo creo que la Biblia es Tu Palabra, Señor, así que, ¡No hay
forma que pueda perder en esta vida! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
19 Luc
14.25-35 / Gen 26 / Sal 19
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