martes, 29 de enero de 2013

¿Te salvarás sólo por ser Hijo(a) de Dios?

 
Martes 29 de Enero de 2013.
¡No temas! ¡Tú eres el (la) amado(a) de Dios!
Por Riqui Ricón*
Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas… Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca (Luc 21.16-19, 28).
Al ignorar las Escrituras y el poder de Dios, muchos Hijos de Dios viven con temor a los últimos tiempos y a la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, vivir en los últimos tiempos debe ser todo lo contrario, estar gozosos y expectantes, pues la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice claramente que ni aún uno de tus cabellos perecerá y que con tu paciencia, constancia, persistencia, ganarás tu alma.
Jehová de los ejércitos, DICHOSO el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
La mejor forma (realmente es la única forma), de ganar tu alma, esto es, tener paz, gozo y plenitud en la vida, es por medio de tu fe. Esto es, creerle a Dios, creerle a Su Palabra, pues si Él dice que ninguno de tus cabellos perecerá, entonces, efectivamente, ninguno de tus cabellos perecerá. ¡Él es Dios! ¡No miente ni se arrepiente!
Así que, tienes asegurada la victoria por la Palabra de Honor de tu Dios y Padre, y sin importar las circunstancias o situaciones que estés viviendo, puedes erguirte y levantar tu cabeza, pues ya has sido redimido(a), comprado(a) a precio de sangre, por el Amor que Dios siente por ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Tan grande y excelente es Su Amor que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Y, desde luego que Dios no pagó tan grande precio por ti para después olvidarse de ti y tirarte por ahí en algún lado.  Dios no pagó tan grande precio por ti para tenerte en angustia, ni en temor, ni en condenación o enfermedad sino, como dice claramente la Escritura, Él lo hizo para darte VIDA ETERNA.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Comprende, de una vez por todas, que el deseo, la voluntad de Dios para contigo es buena, agradable y perfecta. Que por Cristo Jesús tienes derecho a llevar una vida plena y abundante aquí, sobre el planeta Tierra.
Hay quienes objetan diciendo, -pero, pero, Riqui Ricón, es que tú no sabes quién soy y yo y todas las cosas malas que hecho, si lo supieras sabrías que Dios no me puede amar tanto.
En primer lugar, la Biblia dice que Él ya te perdonó y olvidó TODOS tus pecados no por lo que tu hayas hecho o puedas hacer sino por lo que Cristo Jesús hizo por Amor a ti al morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre como precio de tu salvación; en segundo lugar, una vez perdonado(a), Dios te ha hecho Su Hijo(a) y te ama de la misma forma que ama a Jesucristo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.34).
Sin importar que tan malo(a) hayas sido, ¡Jesucristo pagó por ti y Dios ya te ha perdonado!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).
Ahora, por la Palabra de Dios, has Nacido de Nuevo y eres llamado(a) legítimamente Hijo(a) de Dios.
yo en ellos y tú en mí.  Permite que alcancen la perfección en la unidad,  y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23 NVI).
¡Dios te ama con el mismo amor que ama a Jesús!
¡No temas, tú eres el (la) amado(a) de Dios! Sólo tienes que creer lo que Él dice en Su Palabra acerca de ti.
estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).
Así que yérguete y levanta tu cabeza pues tu redención ya se ha efectuado mediante la Sangre del Nuevo Pacto, ¡la Sangre de Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te doy muchas gracias porque sé que puedo confiar en Ti, sé que puedo confiar en Tu Palabra y eso, mi Señor, me hace dichoso(a). Hoy puedo declarar con toda certeza que yo, __________ (tú nombre aquí) habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confío. Tú me librarás del lazo del cazador, De la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, Y debajo de Tus alas estaré seguro(a); Escudo y adarga es Tu Verdad, Tu Palabra es la Verdad. No temeré el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, Y diez mil a mi diestra; Mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré Y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová, que eres mi esperanza, a Ti, Altísimo, por mi habitación, No me sobrevendrá mal, Ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandarás acerca de mí,  Que me guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, Para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; Hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; Conmigo estarás Tú en la angustia; Me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, Y me mostrarás Tu salvación. Gracias, Señor Jesús, pues Tú lo has hecho posible. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 29                                Luc 21  /  Gen 38  /  Sal 29
 


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