Domingo 11 de Diciembre de 2011.
¡Tú tienes el poder y la fuerza de Dios!
Por Riqui Ricón*
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.10).
Siempre que leía este pasaje de la Biblia me sonaba bonito y muy esperanzador, pero nunca me había detenido a pensar cómo me podía fortalecer en el Señor y en el poder de Su fuerza. ¿Será que el poder de la fuerza del Dios Todopoderoso está a tu alcance? Primero habrá que responder, ¿cuál es el poder de la fuerza de Dios? ¿Sus músculos? ¿Sus ángeles? ¿Sus truenos y relámpagos? No se necesita mucha sabiduría para darse cuenta que el poder de la fuerza de Dios radica en Su Palabra, puesto que Él es Dios, sólo necesita decir la Palabra y ésta se cumple inmediatamente.
Así que, para que puedas resistir en el día malo y estar firme habiéndolo acabado todo necesitas hacerte fuerte en la Palabra de Dios.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo (Ro 10.17 BAD).
La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es la Verdad; es la fortaleza de los siglos en la cual tú puedes confiar perpetuamente. Sea cual sea tu situación o condición actual, ésta es temporal y circunstancial; aunque a ti te parezca determinante o definitiva, no lo es. Lo único determinante y definitivo es la Verdad, y la Verdad es lo que Dios ha hablado acerca de ti:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti!
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17).
¡Jesús no vino a condenarte sino a darte la Vida Eterna de un(a) Hija(o) de Dios!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
¡La Vida que Jesús YA te ha dado es una Vida plena y abundante! Es el ladrón el que te quiere hurtar, matar y destruir con sus engaños y mentiras, metiendo miedo en tu corazón para que pongas tus ojos en las circunstancias y dejes de ver a Jesús y de atender a Sus Palabras.
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
¡Por lo que Él hizo en la cruz has sido declarada(o) justa y, por lo tanto, tienes derecho a ser sana(o) de toda enfermedad!
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).
¡Cualquier problema, reto o aflicción, tú puedes hacerle frente sabiendo que saldrás en victoria!
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).
¡Puedes estar segura(o) que ante cualquier necesidad tu Padre suplirá TODO lo que te falte!
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
En Verdad puedes dejar de preocuparte y angustiarte para ser feliz y vivir una Vida plena y abundante: ¡Dios es digno de confianza!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy puedo con toda certeza declarar que, a pesar de mis circunstancias, soy un(a) mujer (hombre) feliz porque confío en Ti. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y que el conocimiento de la Verdad me hace libre. ¡Soy libre! Soy libre de todo temor y ansiedad; el mismísimo Señor Jesús, que fue engendrado por Dios, me guarda y el maligno no me toca. Tú, oh Dios, estás conmigo y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? Tú todo lo puedes. No hay problema, angustia o enfermedad que pueda hacer valer ningún derecho sobre mi vida, que es la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para mí al pagar todos mis pecados en la cruz. En Tu muerte yo morí y esa vieja naturaleza quedó ahí, en la cruz. Con tu resurrección tengo Vida Eterna, la vida plena y abundante que sólo puede tener un(a) Hija(o) de Dios nacida(o) de Nuevo. ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Por lo tanto, me fortalezco en el poder de Tu fuerza, que es Tu Palabra, y resisto a la enfermedad, pobreza, tristeza, angustia y depresión. Yo soy lo que está escrito en Tu Palabra que soy. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy prospera(o)! ¡Soy un(a) Hija(o) del Rey! Le llamo al Amor, al gozo y a la paz, que son mi derecho, para vivir mi Vida en Plenitud y Abundancia. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 11 Efe 6 / Ez 17 / Isa 46
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