Domingo 24 de Abril de 2011.
¡El pecado destruido!
Por Riqui Ricón*
Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros (Jos 7. 12).
Ciertamente Dios es bueno y misericordioso, pero también es real y justo: aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable (Num 14. 18). Él no desea que llevemos una vida de fracasos y derrotas, sino todo lo contrario. El Señor ha entrado en un Pacto Nuevo y diferente contigo. Este es un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas. Para esto, el asunto del pecado, el anatema en medio de nosotros, tiene que ser resuelto en nuestras vidas y no se trata de solamente vencer sobre el pecado sino de destruirlo enteramente para que, así, Dios nos acompañe dondequiera que vayamos y salgamos siempre más que vencedores.
Desde la ciudad gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no atiende su oración. Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas (Job 24. 12-13).
Dios ha establecido en Su Palabra, la Biblia, que Él no puede atender la oración de aquellos que, incrédulos, son rebeldes a la luz y no quieren caminar por el único camino que está establecido.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Jn 14. 6).
Hay un camino de salvación, libertad y victoria establecido por Dios en Su Palabra y se llama Jesús.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No te confundas más, date cuenta, de una vez por todas, que jamás ha sido la voluntad de Dios estar pendiente de tus delitos, pecados y fracasos para castigarte y condenarte, para enseñarte así algún tipo de lección. No mi amada/amado, Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar tus deudas antes que perderte a ti.
Y este Dios y Padre amoroso diseñó un plan perfecto para librarnos, de una vez por todas, de la esclavitud del pecado pues Él no iba a dar a Su Hijo como precio justo de nuestros pecados para que, una vez justificados y perdonados, quedásemos de nuevo en la misma situación, a disposición del pecado. Este perfecto y asombroso Plan de Redención es lo que tú y yo conocemos como el Nuevo Nacimiento.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro 6. 5-11).
Ahora bien, de acuerdo a las últimas palabras de Jesús en la cruz, consumado es, todo esto ya fue realizado en la cruz y nosotros lo recibimos por fe. ¿Qué significa esto? Que lo creemos porque Dios lo dijo y si Dios lo dijo, entonces así es; que no es tan importante lo que yo vea, sienta o experimente sino lo que la Biblia, la Palabra de Dios que no miente, dice acerca de mi posición, en Cristo Jesús, respecto al pecado. Esta es la verdad y no otra:
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8. 2).
Por la muerte, resurrección y vida de Jesucristo, tú has sido justificada/justificado y perdonada/perdonado con el propósito de ser creada/creado por Dios como un ser totalmente distinto al que antes eras. Ahora eres una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo y no de una simiente que se pueda corromper sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Aleluya!
Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común (Hch 10. 15).
Si puedes creerle a Dios, pues la/el que le cree a Dios, que le cree a Su Palabra, la Biblia, todas las cosas le son posibles.
Gracias precioso Padre celestial pues cada día comprendo más de Tu Amor por mí. Has dado Tu Palabra y esta es infalible. Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que se dejen de cumplir todas estas cosas que has hablado acerca de mí. ¡Soy libre del pecado! ¡El pecado no se enseñorea más de mí! ¡Nunca más! Por Tu Hijo Jesús he sido justificado y perdonado para ser hecho Nueva creatura. No importa cómo me sienta o me vea a mí misma/mismo el día de hoy, Tu Palabra, la Biblia, dice que no soy la misma persona que antes era. Ahora soy Riqui Ricón (pon tu nombre aquí), una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Todo lo puedo! En todas las cosas soy más que vencedora/vencedor por medio del Amor de Jesús que está en mí y conmigo. ¡Gracias Padre! ¡Muchas Gracias! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 24 Hch 10. 1-33 / Jos 7-8 / Job 24
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