miércoles, 6 de abril de 2011

¿Podré ser feliz?

Miércoles 6 de Abril de 2011.
¡Plenitud!
Por Riqui Ricón*
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deu 5. 29).
¡Qué vehemencia y qué Amor hay en estas Palabras de Dios! Su deseo, Su voluntad, es que utilicemos nuestra libertad para decidir creerle a Él, creerle a Su Palabra, la Biblia.
 Hace tiempo preguntaba a Dios ¿para qué son los mandamientos? ¿Para qué la Palabra? ¿Para qué la Ley?  Y Él, con la simple dulzura de su Palabra me contestó: ¡Para que te vaya bien para siempre!
La Ley de Dios, los diez mandamientos, la Biblia, son la guía, el manual de operación, que te permitirá desarrollar UNA VIDA CON PROPÓSITO aquí en la tierra. Es la voluntad de Dios, tu Padre que te ama, que te vaya bien para siempre, que poseas la tierra y vivas largos días sobre de ella, reinando como una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados (llamados por Él)  hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1 Jn 3. 1-2).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
 ¡Aleluya! ¡Eres la/el amada/amado del rey de reyes y Señor de señores! ¡El Rey de la creación, el Todopoderoso Dios te llama por tu nombre y te dice en Su Palabra: Amada/Amado!
La Voluntad expresa de Dios para tu vida es TOTAL PLENITUD: prosperidad en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma (tus emociones, sentimientos, voluntad y pensamientos). Amor, paz y gozo donde no hay lugar para el temor, ni la angustia, ni la ansiedad, ni el estrés, ni la culpabilidad, ni la condenación, ni el odio, ni el resentimiento, ni el rencor, ni la duda, ni la depresión sino total y absolutos Amor, Paz y Gozo porque sabemos que Él nos ha hecho Sus Hijas e Hijos por medio de Jesucristo. Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Esto es Su plenitud de la cual tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1. 16).
Así como los 10 mandamientos de la ley de Dios (los cuales están puestos para tu beneficio), Dios te manda que creas, pues la/el justa/justo por la fe vivirá. Que creas que, en todas las cosas, eres más que vencedora/vencedor por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús. Que creas que TODO lo puedes en Cristo, que es tu fortaleza. Que creas que mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo. Que lo creas porque Él lo ha dicho en Su Palabra y esa es la Verdad.
Si vuelves a leer el primer versículo de esta reflexión notarás que el clamor del deseo de Dios es que le temamos de tal manera que atesoremos con amor Su Palabra, la Biblia. Y volví a preguntar a Dios, ¿es el verdadero temor a Dios el que Tú hablas y yo muero de miedo como los israelitas en el monte Sinaí o que, por que Tú hablas, por Tu Palabra, yo vivo plenamente?
Hace poco el Espíritu Santo me dio la definición del temor a Dios que más ha satisfecho a mí corazón. Me dijo, mira Riqui Ricón, el temor a Dios es la afectuosa admiración que produce el respeto y el amor a un padre amoroso y venerable de parte de una Hijo o Hijo que se sabe amada/amado. Es este temor a Dios el principio de la Sabiduría que fluye de la fe, la confianza y total certeza en la Palabra de Honor de semejante Padre (y de semejante Hija o Hijo). ¡Amén!
Gracias Señor por Tu Palabra. Gracias por todos Tus mandamientos y todas Tus promesas. Estoy 100 por ciento convencido de que puedo confiar en Ti. Tú eres Dios y la Biblia es el Honor de Tu Palabra. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador y por Ti yo vivo. Gracias por la vida que ahora puedo vivir, una vida plena, llena y abundante. Gracias porque con Tu muerte pagaste TODOS mis pecados, con Tu Sangre me limpiaste y con Tu resurrección me diste vida nueva, me hiciste nacer de nuevo como una/un Hija/Hijo de Dios y ahora tengo todo el derecho a creer y tomar de Tu Plenitud. Soy sano, soy libre, soy próspero, tengo paz, gozo y amor en Tu Nombre mi Señor Jesús. Amén.
En resumidas cuentas la Ley de Dios es para ser feliz.
¡Recibe Su Plenitud!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Abril 6                                               Mat 27. 1-31 /  Deu 5-6 /  Job 6

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