Lunes 25 de Abril de 2011.
¡Todo me saldrá bien!
Por Riqui Ricón*
Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel (Jos 10. 12-14).
Es sorprendente cuántas personas están desconcertadas acerca de la fe. Quizás te puedan decir alguna definición aceptable sobre la fe pero no pueden explicar lo que realmente es, ya que se hayan, en verdad, confundidas al respecto.
La fe es una fuerza espiritual que fluye de la Verdad pues cuando conoces la Verdad estás totalmente seguro, plenamente convencido acerca de eso, ya que sabes que sabes que es la Verdad.
El problema de los creyentes comienza cuando la Verdad es confrontada por una realidad diferente y comienzan a dudar y a temer. Por ejemplo, la Verdad es que todo lo puedes en Cristo, pero algo o alguien llegan a decirte que no, que en esta ocasión no vas a poder salir adelante en eso, sea trabajo, familia, salud o ministerio. La Verdad es que Dios, tu Padre, suple todo lo que te falta conforme a Sus riquezas en gloria, pero las circunstancias económicas del país o de tu empresa te infunden temor y duda.
Es interesante hacer notar aquí, que la palabra pero es una conjunción que significa literalmente: voy a desdecir lo que acabo de decir, voy a negar lo que acabo de afirmar.
Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que todo lo puedo, pero… Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que mi Dios suplirá todo lo que me falta, pero… Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que soy sana/sano por las heridas de Jesús, pero…
Al parecer no es suficiente con saber lo que la Biblia dice, es necesario creer, estar convencida/convencido de que es Palabra de Dios y, poe lo tanto, la Verdad.
Así que, al final te encuentras preguntándote a ti mismo ¿podré o no podré? ¿Tendré lo suficiente o no lo tendré? O lo que es aún peor, ¿por qué me pasa esto a mí? Cuando no conoces la Verdad terminas por ser esclava/esclavo del espíritu de temor y de duda.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8. 31-32).
Me pregunto, ¿cómo pudo Josué detener las fuerzas inconmensurables que hacen girar al sol, la luna y la tierra durante casi todo un día? La respuesta a esto en verdad que es sencilla, Josué tenía la Palabra de Dios cuando le dijo: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti (Jos 10. 8).
Uno no duda de lo que cree cuando sabe que es la Verdad, excepto que, en realidad, no hayas creído que es la Verdad sino que sólo tienes la esperanza de que así sea.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11. 1).
Sólo hay una manera de tener esa certeza y convicción: sabiendo que lo que te sostiene es Palabra de Dios. Dios no miente, ni se arrepiente, lo que Él dijo lo va hacer, lo que Él habló lo va a ejecutar. Por eso, cuando lees la Biblia la fe viene a tu vida y entre más la lees y hagas de ella la norma de tu existencia, más segura/seguro estarás pues harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Amada/amado, haz lo que Josué hizo, determínate, el día de hoy, hacer de la Biblia, la Palabra de Dios que no miente, la norma y patrón de tu vida. Ponla en tu mente, boca y corazón leyéndola y meditándola todos los días. Además puedes escuchar o mirar conferencias donde la Palabra de Dios sea abundante y edificante para tu vida. No declares que no tienes tiempo para esto pues es la actividad más importante de tu vida, ya que, haciéndolo, fe vendrá y tendrás éxito en todo lo que emprendas.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8. 15).
Amado Padre celestial, Abba, Papá, Papito, gracias por amarme tanto. Gracias por Jesús y el Espíritu Santo. Gracias por hacer de mí una/un Hija/Hijo Tuyo y haberme dado Tu Palabra, la Biblia, como lámpara a mis pies y luz en mi camino. He decidido creerte, Señor, y estoy determinada/determinado hacer de mi vida la vida que Tú dices que puedo y debo tener: próspera/próspero, sana/sano y siempre en victoria. Espíritu Santo, ayúdame hacer de Tu Palabra la prioridad máxima en mí vida. Estoy llena/lleno de fe. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 25 Hch 10. 34-48 / Jos 9-10 / Job 25
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?