martes, 26 de abril de 2011

¿Cuáles son tus prioridades?


Sábado 23 de Abril de 2011.

¡Mi prioridad es Tu Palabra!

Por Riqui Ricón*

¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que él me respondiese, Y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él me atendería. Allí el justo razonaría con él; Y yo escaparía para siempre de mi juez (Job 23. 3-7).

Encontrar a Dios y tener una relación con Él es la más grande garantía de éxito y felicidad en la vida. ¡Cuántas personas quieren saber dónde hallar a Dios! ¡Cuántas personas necesitan encontrar a Dios! Sin embargo, pareciera que no son tantas las que en verdad lo buscan.

Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan (Pro 8. 17).

La mayoría de los cristianos confiesan creer que la Biblia es la Palabra de Dios. Muchos de ellos han llegado a llamarla El Manual del Fabricante, dando a entender que ahí, en las Escrituras, se encuentra la solución y respuesta a todos los problemas e interrogantes de la vida. Sin embargo, menos del 10% de estas personas dedican más de una hora a la semana para su estudio.

Dios nos creó a Su imagen, conforme a Su semejanza, esto es, espíritu, alma y cuerpo. Ahora tú, que has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, has nacido de nuevo; eres espíritu nuevo creado por Dios, una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo. Pero, a diferencia de tu cuerpo, el cual alimentas tres veces al día, ¿pretendes desarrollar todo tu potencial como Hija/Hijo del Reino alimentándote de la Palabra de Dios, la Biblia, una vez a la semana?

Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó… Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. (Hch 9. 34, 40-41).

¡Qué asombrosa es la vida de Pedro! Llena de poder y autoridad. Sin embargo, no siempre fue así; por poco se ahoga por tener miedo y dudar cuando intentó llegar a Jesús caminando sobre las aguas del mar de Galilea; poco después de haber jurado que él moriría por Jesús le negó tres veces, maldiciéndolo. Como puedes ver, él no era muy diferente a ti o a mí. Lo importante es que nació de nuevo, recibió al Espíritu Santo como el cumplimiento de la promesa del Nuevo Pacto y puso la Palabra de Dios en su boca, mente y corazón. ¡Nunca más fue el mismo!

Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas… Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra (Hch 6. 2, 4).

La Biblia, que es la palabra de Honor de Dios y no puede mentir, es la fuente de tu fe y el fundamente de tu relación con Dios mediante Su Hijo Jesucristo.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto (Jn 14. 6-7).

Para conocer bien a una persona necesitas pasar tiempo con ella, para conocer a Dios necesitas dedicarle tiempo a Su Palabra. No es la oración lo que te permite conocerle sino Su Palabra. La mayoría de los creyentes acuden a la oración para pedir, interceder, alabar y adorar, pero escuchan poco de Él y le conocen menos pues no le han dado a la Biblia el lugar y la prioridad que merece en sus corazones y en sus vidas.

Josué amaba tanto la presencia de Dios que nunca se separaba del tabernáculo de reunión, sin embargo, no fue en esa comunión en oración que Dios le dijo que se esforzara y ser valiente y así lograr los objetivos de su llamado y ministerio.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1. 8-9).

Sí, efectivamente, la oración es poderosa, pero la Palabra de Dios, la Biblia, puesta en la boca, mente y corazón de una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo que ora es mucho más poderosa.

Amado Padre celestial, hoy quiero darte las gracias por Tu hermosa, eterna e infalible Palabra, la Biblia. Gracias porque es lámpara a mis pies y luz en mi camino; es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos. Sé que Tú no mientes, ni te arrepientes, que lo que has dicho lo vas hacer, lo que has hablado lo vas a ejecutar y por lo tanto, tengo en Tu Palabra la garantía, la seguridad y convicción de que soy quién Tú, Señor, dices que soy: una/un Hija/Hijo Tuyo Nacida/Nacido de Nuevo; amada/amado por Ti; soy Tu especial tesoro; en todas las cosas más que vencedor por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador; todo lo puedo; soy sana/sano y soy libre. No moriré pues tengo vida eterna y tengo todo el derecho y los recursos para hacer de mi vida una vida plena y abundante en Tu Nombre, Señor Jesús. Tú lo has dicho y esta es Tu Palabra de Honor. Muchas gracias. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

                                                                                   

Abril 23                                             Hch 9. 26-43 /  Jos 5-6 /  Job 23

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