lunes, 28 de noviembre de 2011

¡Tu fuiste hecha(o) de Nuevo para Triunfar, nunca para perder!


Domingo 27 de Noviembre de 2011.

¡Aquí está nuestra victoria!                                                        

Por Riqui Ricón*

sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Ga 2. 16).

Las obras de la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de cumplir la ley de Dios en tus fuerzas, para así estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas. Por lo que puedes ver éste es un esfuerzo inútil.

La Biblia, que es la Palabra de Dios, quien no miente, te enseña que las obras de la ley son producto de la carne, mientras que las obras de la fe son espirituales pues son producto del espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8.5-8).

Ser justificado significa ser declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas hacer, sino por la fe de Jesucristo. Esto es, creer lo que Él dice: que Éñ era el unigénito Hijo de Dios, quien se dio a sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta forma, hacerte libre de toda acusación o cargo que se me imputaba.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.2-4).

Pon mucha atención aquí, porque cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (pues, Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn 1.10), no significa que tú vivas conforme a la carne, pues la Verdad es que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al arrepentimiento para vivir siempre conforme al espíritu.

Así que, no existe otra forma de estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Esto no significa que no debes actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues ahora, como un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que crees: que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados antes que perderte a ti y así Dios te ha declarado justa(o) por la fe de Jesucristo. AHORA piensas, hablas y vives como juasta(o) pues eso es lo que eres.

Es esta identidad, que proviene de la fe, la que nos impulsa a actuar y vivir acordes con lo que creemos y declaramos que somos. ¡Aquí está nuestra victoria!

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).

Recuerda siempre que no es lo que tú hagas, o puedas hacer, para Dios lo que te define. Lo que te define es lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad Absoluta.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú dices en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente crucificada(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás habría muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o sentir acerca de mí, como un(a) fracasada(o), ni frustrada(o), ni vencida(o), ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy quién Tú dices que soy: justificada(o) y perdonada(o); un(a) Hija(o) Tuya(o) Nacida(o) de Nuevo. Así que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que ya soy: justa(o), santa(o) y perfecta(o). No porque tenga que hacerlo como si careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En consecuencia, en este día, me declaro sana(o), libre, prospera(o) y en paz para vivir esa vida plena y abundante que mi Señor y Salvador Jesucristo compro para mí. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.



Noviembre 27                                    Gal 2   /  Jer 49-50  /  Sal 143

2 comentarios:

  1. Amen somos justificados gracias a nuestro amado salvador Cristo Jesús. a el sea gloria honor por siempre.

    Gracias Ricardo.

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  2. Gracias a Él, Ramón. Él lo hizo todo al morir en esa cruz y resucitar por Amor a ti y a mí. Saludos, abrazos y bendicines!!!

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