miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Sabe alguien algo que me pueda librar de la ansiedad y la depresión?

Miércoles 9 de Noviembre de 2011.
¡Vida Eterna! ¡Vida Abundante!
Por Riqui Ricón*
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,  en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,  y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador (Ti 1.1-3).
Hoy vamos a meditar en el maravilloso plan de redención y salvación que Dios ha implementado para la humanidad. Primeramente es un plan de redención puesto que se pagó un precio, tú y yo fuimos comprados a precio de sangre. La forma en como habíamos vivido nuestra vida nos llevó a pecar y el pecado nos hizo esclavos de la muerte y sus cadenas: miedo, angustia, temor, dolor, pobreza, enfermedad, resentimiento, amargura, soledad y, depresión, por nombrar algunas. La vida misma de Jesucristo fue el costo que Dios pagó para hacernos libres de semejante estado de esclavitud.
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.  ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.20-23).
¡El regalo de Dios, para ti, es Vida Eterna en Cristo Jesús! No cualquier tipo de vida sino Vida Eterna, lo que significa vivir por siempre o, dicho de otra manera, NO MORIR. La mayoría de los creyentes piensan que alcanzarán la Vida Eterna una vez que hayan muerto (lo cual es sumamente contradictorio), y nada está más lejano de la verdad que pensar de esa forma. La Escritura enseña que AHORA tú ya has sido liberada(o) del pecado, y de la paga del pecado que es la muerte.
Así que, ya no tienes por qué enfermarte, ni sufrir o morir para adquirir algo que ya se pagó. El precio que Jesús pagó en esa cruz fue tan completo y acabado que sus últimas palabras fueron: consumado es. Lo que significa que no hay que agregarle algo más de tu parte.
El estilo de vida que Dios desea para ti fue establecido en el momento que Jesús dijo, el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
¡Vida eterna y vida abundante! Para eso se pagó, para que fuéramos libres del pecado de una vez por todas y recibiéramos, por medio de la fe en Jesucristo, nuestra salvación. Haciendo la aclaración, una vez más, de que salvación no significa tener un lugar para irse al cielo, lo cual desde luego está incluido, sino que ser salvo significa tener una vida plena, abundante, donde las enfermedades, tristezas, angustias, rencores, pobreza, depresión, etc., ya han sido pagados por Jesús y, por lo tanto, están derrotados.
No fuimos comprados al precio de la Sangre del Hijo de Dios, Jesucristo, como si hubiese sido un pago parcial y nosotros debamos pagar lo que resta con nuestro sufrimiento al atravesar este valle de lágrimas, como algunos dicen.
¡Nada de eso! Amada(o), conforme a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, fuiste comprada(o) mediante un plan de Amor diseñado desde antes del principio de los tiempos para ser adoptada(o) Hija(o) Suya(o), por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) (Efe 2.4-5).
La Verdad más hermosa y contundente es que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todas tus culpas y pecados y, así, poder hacerte Hija(o) Suya(o) con toda justicia, dándote el regalo de la Vida Eterna.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Ahora tienes TODOS los derechos de un(a) Hija(o) de Dios NACIDO DE NUEVO: ¡Vida Eterna y Vida Abundante!
Oremos:
Poderoso Dios, que hermoso es poder decirte, con toda conciencia, Padre mío. Te doy muchas gracias porque siendo yo como antes era Tú me has amado desde antes del principio de los siglos. Gracias porque soy Tu heredera(o), heredera(o) de Dios y coheredera(o) juntamente con Cristo Jesús. Gracias porque por Tu Palabra, la Biblia, conozco cada vez más mis derechos de Hija(o). Tengo derecho a realizar una vida plena y abundante; a ser prospera(o) en todas las cosas; a tener salud así como paz y gozo en mi corazón. Puedo dejar de preocuparme. ¡Tengo Vida Eterna! Dentro de cinco mil años aquí voy a seguir, Señor Jesús. Amándote y adorándote. Así que resisto y desecho de mi vida al espíritu de temor y duda. ¡Soy sano! ¡Soy libre! ¡Soy salvo! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 9                                      Tit 1  /  Jer 13-14  /  Sal 125

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