19 de
Diciembre
¡Porque te lo ha jurado Dios!
Por Riqui Ricón*
Porque esto me será como en
los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la
tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque
los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi
misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene
misericordia de ti (Isa 54.9-10).
¡Asombroso!
El Nuevo
Pacto en la Sangre de Jesús es el mejor Pacto, establecido sobre mejores
promesas, por medio del cual, después de haber sido justificado(a) y perdonado(a)
al ser derramada Su Vida y Su Sangre, ahora tú has sido adoptado(a)
legítimamente como un(a) Hijo(a) de Dios.
Así es,
porque Él lo juró con Su Palabra, ahora Dios te mira y te trata como un Padre
mira y trata a Su Hija(o).
Porque
te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia
heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas. No temas, pues no serás
confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te
olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los
ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la
tierra será llamado (Isa 54.3-5).
La relación
con Dios cambia radicalmente a través del Nuevo Pacto: ahora no importa más lo
que hiciste, ni lo que estés haciendo, sino lo que Jesús hizo por Amor a ti. Se
te ha dado la oportunidad de dejar todo el pasado atrás y Nacer de Nuevo a una Vida
Plena y Abundante como Hijo(a) del Rey.
Ahora, sin
importar el problema, la angustia o enfermedad que estés enfrentando, el tiempo
del Esplendor de la Gloria de Dios ha venido sobre de ti. ¡Te extenderás a la
mano derecha y a la mano izquierda!
No temas,
pues no serás confundido(a); y no te avergüences, porque no serás afrentado(a),
sino que te olvidarás de todo el pasado que te condena.
¡Ahora el
Todopoderoso Dios es tu propio Padre!
Y a vosotros, estando muertos
en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con
él, perdonándoos todos los pecados,
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y
despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz (Col 2.13-15).
Ser un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo significa vivir esa Vida Plena y Abundante
en justicia y santidad que Él decretó, con Su Palabra, que te pertenece a ti.
No se trata de lo que hagas o dejes de hacer sino de si puedes creer que ahora
eres ese(a) Hijo(a) que Dios dice que eres.
Se trata de
creer que la Biblia es la palabra de Dios y, por lo tanto, todo lo que en ella
está escrito son las Palabras que salieron de la boca de Dios, son la Verdad y
se van a cumplir todas; primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que
la Palabra de Dios deje de cumplirse.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Se trata de
realmente creer que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Se trata de
creer que ahora, en Verdad eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios.
Porque en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis
completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad (Col
2.9-10)..
Mientras
sigas escuchando las voces de fracaso y derrota que te dicen que no vales, ni sirves, ni puedes; que sigues
siendo la misma persona que eras antes, pecadora, miedosa, irresponsable, etc.,
entonces, seguirás viviendo una mentira, luchando contra el miedo, la angustia,
la enfermedad y la condenación.
¡Qué
contraste con la Escritura que te afirma que tú estás completo(a) en Cristo y
que toda la Plenitud de Dios está en Él y, por lo tanto, también está en ti!
Si vosotros permaneciereis en
mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31b-32).
Sólo
permaneciendo en la Palabra de Dios encontrarás acceso a semejante libertad. Todo
esto es Verdad al que puede creer la Palabra de Dios, pues al que cree TODO le
es posible.
La Plenitud de Dios, esta forma de
vivir en paz, con gozo y lleno(a) de amor, es aplicable a todas las áreas de tu
vida: en la salud, las finanzas, las relaciones familiares y personales, el
desempeño profesional, el hogar, etc. Pues, cuando sabes que sabes, que ahora
eres un(a) Hijo(a) del Rey del Universo y que tienes derechos y privilegios
divinos (así como obligaciones), los problemas y circunstancias de tu entorno
no te volverán a engañar para ponerte en la condición de víctima.
Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que
ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P
2.9-10).
Amado(a), aunque tú no lo creas, tú
eres y serás siempre la persona que Dios dice en Su Palabra que tú ahora eres.
Si lo crees o no lo crees, eso no cambia la Verdad; tan sólo cambia el hecho
que tú puedas vivir EN la Verdad o no. Con tu fe [creyéndole a Dios, creyendo
Su Palabra] tú haces posible el vivir esa Vida Plena y Abundante que YA fue
comprada y preparada para ti.
Y muchas veces le echa en el
fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia
de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que
cree todo le es posible (Mar 9.22-23).
¡SI! Jesús ya lo hizo todo por
amor a ti y ahora todo depende de que tú puedas creer.
Así que, Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones
sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas (Isa 54.2).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
momento estoy dispuesto(a) a declarar con todo mi corazón que SI CREO. Creo que
la Biblia es Tu Palabra y creo que lo que Tú hiciste por mí al morir en esa
cruz, Señor Jesús, me establece y afirma en la condición de Hijo(a) Tuyo(a).
Creo que ahora tengo esa Nueva condición: soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo. Sé y declararé toda mi vida que soy amado(a) por Ti, oh Dios; que
nunca me has dejado ni me dejarás. No temeré a nada, ni a nadie, porque Tú
estás conmigo; Tú me redimiste; me pusiste nombre, Tuyo yo soy. Tú Palabra es
la Verdad y yo soy la persona totalmente Nueva que Tú dices que ahora soy. No
voy a escuchar, ni a creer, las voces de fracaso y derrota que quieren impedir
que me manifieste en la Plenitud de Vida que voy a vivir. En todas las cosas
soy más que vencedor(a) por medio de
Aquel que me amó, pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. En Tu Palabra,
Señor, me declaro libre, sano(a), próspero(a) y lleno(a) del gozo, paz y amor
que Tú, y sólo Tú, Señor Jesús, me das. Por lo tanto, no voy a temes, solamente
creeré. Me extiendo hacia la Vida Plena y Abundante que Tú adquiriste para mí. En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
19 Col
1.24-2.19 / Ez 27-28
/ Isa 54
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