5 de Diciembre
¡Tu Nueva Vida es Eterna,
permanente e inmutable!
Por Riqui Ricón*
Sécase la hierba, marchítase
la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre (Is 40.8).
No existe en el universo nada más
permanente e inmutable que la Palabra de Dios.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de
su fuerza (Efe 6.10).
Dios te dice en Su Palabra que te
fortalezcas en el Poder de Su Fuerza, y si tú te das cuenta que el Poder de la
fuerza de Dios radica en Su Palabra y no
en Sus músculos, ni en Su Sabiduría, ni siquiera en los millones de ángeles a
Su servicio, entonces comprenderás la importancia de hacer de la Biblia la
norma máxima de tu existencia.
Dios sólo necesita decir Su
Palabra y ésta es ejecutada al instante.
Y dijo Dios: Sea la luz; y
fue la luz (Gen 1.3).
Cuando Dios
dijo: Sea la luz; Él no cerró los ojos y cruzó los dedos con la esperanza incierta
de que algo sucediera. ¡No! Dios habló Su Palabra y ésta lo ejecutó.
Y he aquí vino un leproso y se
postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús
extendió la mano y le tocó, diciendo:
Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció (Mat
8.2-3).
¡La Palabra de Dios tiene el
Poder en Sí misma para hacerse cumplir!
En la Biblia están contenidas las
palabras que salieron de la boca de Dios y que, por consiguiente, se van a
cumplir todas. Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que una sola
de Sus Palabras deje de cumplirse.
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán (Mar 13.31).
La fe es la fuerza espiritual más
poderosa del universo pues la fe se basa y fluye de la Palabra de Dios, que es la
Biblia.
Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado
está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús
le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente
di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y
va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a
los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán
con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;mas los hijos del reino
serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes.Entonces Jesús dijo al
centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en
aquella misma hora (Mat 8.5-13).
En toda la
Escritura no hay un suceso igual a este: ¡Jesús se maravilló por la fe de un
hombre! ¿Cómo era la fe de este hombre? Era una fe sencilla que se basaba en la
autoridad de la Palabra de Dios: solamente
di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre
bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y
al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
La fe, más que un poder místico
adquirido mediante ejercicios espirituales como la oración y el ayuno, es,
sencillamente, el estar plenamente convencido(a) que la Biblia es la Palabra de
Dios y que por lo tanto, todo lo que Él nos dice a través de ella es la Verdad
y se va a cumplir.
Dios
no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El
dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Nu 23.19).
Dice la Escritura en Hebreos 11.1
que la fe es tener la certeza de cosas que estamos esperando y estar
convencidos de aquello que aún no vemos, pero ¿cómo es posible esto? ¿Cómo
puedes estar convencido(a) de cosas que no ves, como tu salud o tu bienestar
económico cuando lo único que ves son los análisis clínicos y el diagnóstico
adverso del médico o la enfermedad o las carencias económicas y los problemas? ¡Sencillo! Sólo necesitas una Palabra de tu
Dios y Padre al respecto, pues si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir, si
Dios lo hablo, entonces Él lo va a ejecutar. ¡Él es Dios y NO PUEDE MENTIR!
Así que, si la Biblia dice que:
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas (Ef 2.4-10).
Entonces:
1. Dios te ama con tan grande amor
que no le importan tanto tus pecados como el darte vida. Una Vida Nueva y
Eterna a través del Nuevo Nacimiento (la resurrección). Una vida plena y abundante (Jn 10.10).
2. Tu Nueva Vida es espiritual, pues
estás sentado(a) en lugares celestiales con Cristo Jesús, con el propósito de
mostrar al mundo la riqueza de la gracia y del amor que Dios tiene para
contigo.
3. Ser salvo(a), esto es, tener
plenitud de vida y no únicamente tener un pase de entrada para el cielo, es un
regalo de la gracia divina y se recibe por medio de la fe. Lo recibes creyéndole a Dios, pues si la Biblia
lo dice, entonces así es.
4. La fe, la habilidad de decidir
creerle a Dios, también es un regalo que Él mismo te dio.
5. Este amor, bendición y salvación
no se dan por obra alguna que tú hayas hecho o puedas hacer. Dios te lo da a ti
según el puro afecto de Su Voluntad.
6. Ahora, gracias a Jesucristo, tú eres
hechura de Dios. Has sido creado(a) en Cristo Jesús con propósito: hacer buenas
obras, dar fruto.
7. Estas buenas obras, el fruto del
Espíritu, ya han sido preparadas por Dios de antemano para que andes en ellas,
¿cómo? Por medio de la fe, creyendo que estos siete puntos y TODO lo que la Biblia
dice es la Verdad. ¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
Sabiendo esto; sabiendo que Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y
que ahora te llama Hijo(a), puedes, entonces, hacer frente a cualquier
problema, enfermedad o tribulación, pues tienes garantía, en Su Palabra, que
saldrás más que vencedor(a) en todas las cosas, ya que tú todo lo puedes en
Cristo Jesús.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Así que, si
te das cuenta, esta Nueva Vida, que Jesucristo pagó para ti a precio de Su
propia Vida, fluye de la Palabra de Dios y por lo tanto es Eterna, permanente e
inmutable.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día estoy más que dispuesto(a) a creerte, a creer que la Biblia es Tu Palabra y
que es la Verdad. Gracias por ese Amor tan grande con que me has amado. Gracias
porque no te han importado mis pecados sino mi persona. Gracias por amarme
tanto como para hacerme Hijo(a) Tuyo(a). Entiendo en mi mente, y decido creerlo
en mi corazón, que yo soy la persona que Tú, mi Dios, dices en Tu Palabra que
soy: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino
de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre. Por lo tanto, confieso que todo lo puedo en Cristo que me fortalece;
caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará, pues aunque
ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno, porque Tú, Señor,
estás conmigo; y si Tú estás conmigo, ¿quién contra mí? Resisto al espíritu de
temor y desánimo; echo fuera de mi vida la tristeza y la depresión. Soy
sana(o); soy libre; soy prospera(o) y el Amor, el gozo y la paz son mi herencia
para vivir una vida plena y abundante. ¡Tengo Vida Eterna! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
5 Efesios
2 / Ez 6-7
/ Isa 40
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