21 de Diciembre
¡Hecho totalmente nuevo por
Dios!
Por Riqui Ricón*
para que estéis firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios quiere (Col 4.12b).
La oración que
Epafras hizo para que los colosenses estuvieran firmes, perfectos y completos
en todo lo que Dios quería para sus vidas, no fue en términos de lo que ellos
deberían hacer o conseguir sino en virtud de lo que Jesús hizo en la cruz y
que, por tanto, ellos ya debían manifestar en sus vidas.
Recuerda
siempre que no se trata de lo que tú tienes que hacer, como una obligación,
para cumplir la Voluntad de Dios en tu vida, sino de lo que tú tienes que hacer
como la consecuencia lógica a quién ahora eres tú: firme, perfecto(a) y
completo(a) en Cristo Jesús.
¡Tú eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! ¡Dios
así lo dice! ¡Está establecido en la Palabra de Dios!
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados,
antes que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).
El Amor que
Dios siente por ti es tan grande que el perdón de pecados sólo fue el
prerrequisito para algo muchísimo más hermoso y excelente: hacerte,
legítimamente, Su propio(a) Hijo(a).
yo les daré lugar en mi casa y
dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo
les daré, que nunca perecerá… yo los llevaré a mi santo monte, y
los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán
aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos
los pueblos (Isa 56.5, 7).
Dado que
un(a) Hijo(a) del Dios Altísimo no puede, en forma alguna, no ser santo(a), o no
ser justo(a), o no ser perfecto(a), entonces, para ser un(a) Hijo(a) del Dios
Altísimo es necesario ser recreado(a), esto es, creado(a) de nuevo por Dios.
Respondió Jesús y le dijo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le
dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios. Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es (Jn 3.3-6).
Es decir, el
Nuevo Nacimiento es la condición indispensable para ser hecho(a) Hijo(a) de
Dios.
Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).
Así es, mi amado(a), tú has sido
redimido(a) de la maldición y ahora la bendición de Dios está sobre de ti. Tus
pecados han sido purificados y has sido limpiado(a) por la Palabra de Dios para
ser hecho(a) Nueva Creatura y, así, el Espíritu Santo puede vivir en ti y contigo
para nunca más dejarte.
¡Tú has nacido del Espíritu!
Entonces le respondió Pedro, y
dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo;
y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando
ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que
estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios (Mat
14.28-33).
Como en el caso del fuerte
viento, cualquier problema, enfermedad o angustia que el día de hoy llegue a tu
vida tendrá por objetivo primordial el infundirte temor y duda para alejarte de
tu identidad como Hijo(a) de Dios, pues sembrando miedo en tu corazón logra
apartar tu mirada de Jesús. Anulando tu fe al hacerte dudar de Su Palabra.
Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de
Cristo
(Ro 10.17 NIV).
Así que, por más
difícil y obscura que sean las circunstancias de tu vida, si tú has hecho a
Jesucristo el Señor de tu vida, aceptando Su sacrificio como el justo precio de
tu redención y libertad, entonces, tú eres, efectivamente, un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. ¡Tú eres, exactamente, quién Dios dice en Su Palabra que
eres: firme, completo(a) y perfecto(a)!
Por esto, ¡Te
garantizo que saldrás más que vencedor(a) en todas las cosas!
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, que maravilloso es saber quién soy. ¡Tu Hijo(a) amado(a)! ¡Gracias,
Señor Jesús! No tengo forma de agradecer suficientemente lo que hiciste por mí
en la cruz. Sé que en los albores de comenzar un año nuevo, una nueva etapa, lo
mejor de mi vida se abre delante de mis pies. Por eso, no voy a temer a las
circunstancias que me angustien sino a creer y declarar lo que está establecido
por Tu Palabra para mi vida: ¡En todas las cosas, yo _________ (tu nombre
aquí), Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!
¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Aunque ande en valle
de sombra y de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo! ¡Resisto
al espíritu de enfermedad y muerte en mi vida y en mi cuerpo! ¡Resisto al
espíritu de escasez y de pobreza! ¡Resisto la amargura y el resentimiento!
¡Rechazo a la soledad y a la depresión y las arrojo fuera de mi vida! Padre
celestial, yo soy ese(a) Hijo(a) amado(a) que Tú dices en la Biblia que yo soy:
sano(a), próspero(a) y libre. Creo y recibo Tu Amor, gozo y paz para vivir la
Vida Plena y Abundante de un(a) Hijo(a) del Rey. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
21 Col 3.18-4.18
/ Ez 31-32
/ Isa 56
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