14 de Diciembre
¡Tu propósito al máximo!
Por Riqui Ricón*
Así ha dicho Jehová, Redentor
de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las
naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y
adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió (Isa 49.7).
Al leer y
meditar la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, encontrarás, una y
otra vez, que Dios te ha escogido y que lo ha hecho por Amor a ti. De alguna
manera, incomprensible para nosotros pero posible para Aquel que todo lo puede,
Él te conoció desde antes de la fundación del mundo, te amó y te escogió con
propósito.
Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio
de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe
1.3-5).
Dios te ama tanto que mandó a Su
Hijo Jesucristo a pagar, con Su propia Vida, el precio de todos tus pecados
para que tú seas ahora santo(a) y sin mancha delante de Él; todo esto con el
propósito de que seas adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad hacia tu
persona.
Así que, ¡tú
has sido escogido(a) por Dios con el propósito expreso de ser hecho(a) un(a)
auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Hacerte un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo por medio de Jesucristo es el verdadero y único propósito de
la Redención. Ciertamente que Jesús murió en la cruz pagando todos tus pecados,
sin embargo, justificarte con Su muerte
fue tan sólo un requisito para un propósito mucho mayor. De nuevo, ciertamente,
una vez justificado(a), el Padre te perdonó todas tus ofensas apartándote para
Él, pero ésta, tu santificación, es también otro requisito hacia ese propósito
mayor.
Pon atención a cómo lo expresa la
Escritura:
Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
Una vez justificado(a), perdonado(a)
y santificado(a) sólo Dios te puede hacer perfecto(a) a través del Nuevo
Nacimiento, declarando con Su Palabra, eterna e infalible, que ahora tú eres Su
Hijo(a); exactamente igual que Jesús.
La única diferencia entre Jesús y
tú es que Él es el primogénito, el primero, y tú eres uno(a) más entre muchos
hermanos. ¡Jesús es tu hermano mayor!
Así que, al leer y meditar la
Biblia te das cuenta que Dios te ama, que nunca te ha dejado, ni te dejará, que
pagó el precio más alto para hacerte Suyo(a) y que, sin importar la situación o
condición en la que hoy te encuentres, Él siempre estará contigo.
¿Se olvidará la mujer de lo
que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide
ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Dios no
miente, ni se arrepiente. Lo que Él ha dicho, Él lo hará; lo que Él ha hablado,
lo ejecutará. ¡Esta es la Verdad! Ahora, por medio de la Sangre de Jesús, tú
eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios. Tu vieja naturaleza, ese(a) hombre (mujer)
con tendencia al pecado y al fracaso, ya no existe más, murió en esa cruz.
Porque el amor de Cristo nos
constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos… De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co 5.14-15, 17).
Esto es lo
que significa el Nuevo Nacimiento. Esta es la identidad que te otorga el Nacer
de Nuevo por la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Por lo
tanto, a pocos días de terminar este año y comenzar uno nuevo, es necesario que
te preguntes, ¿a qué le temes? Dios, tu Padre, está contigo, y si Dios está
contigo, ¿quién contra ti? ¿Por qué te angustias? ¿No sabes que a los que aman
a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados? (Ro 8.28).
En lugar de darle lugar al temor
y a la duda, mejor créele a Dios, cree a Su Palabra la Biblia y toma tu Identidad
de Hijo(a) amado(a) para que cumplas el propósito por el cual fuiste escogido(a):
SER un(a) Hijo(a) del Rey y ejercer dominio.
Pues si por la transgresión de
uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo,
los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5.17).
¡Has sido
redimido(a) por Dios para reinar y ejercer dominio en esta tierra!
y cantaban un nuevo cántico,
diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo
5.9-10).
Así que, no
te desanimes por nada. No pongas tus ojos en lo difícil o malo que está tu
situación en este momento. Pon tus ojos en Jesús el autor y consumador de tu fe
y no te dejes amedrentar por tus problemas y sujétalos bajo la autoridad que
tienes como Hijo(a) de Dios.
Recuerda,
escrito está que de TODO problema, enfermedad o aflicción, tú saldrás más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, que hermoso es saberse tan amado(a) por Ti. Señor Jesús, no puedo
dejar de agradecerte lo que hiciste por mí en la cruz, por Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota como el precio de Tu Amor, que pagaste por mí.
Es por Tu Sangre que he obtenido esta Nueva Naturaleza que me permite ser
llamado(a) Hijo(a) de Dios. Gracias porque ahora todas y cada una de las
preciosas y grandísimas promesas que has hablado en Tu Palabra me permiten
participar de ésta, mi Nueva Naturaleza que he recibido mediante Tu muerte y
resurrección. Padre, de todos mis pecados me arrepiento y te pido Tu Perdón;
sobre todo de la incredulidad a Tu Palabra. Creo y recibo mi Nueva identidad,
quien Tú dices que soy: Tu Hijo(a) amado(a). Por tanto, estoy convencido(a) que
TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que
vives en mí y conmigo, que aquel que está en el mundo. De todo problema,
enfermedad o angustia soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó,
Cristo Jesús. Por todo esto, declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi
diestra mas a mí no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte
NO TEMERÉ mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda
y el maligno no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la
autoridad de la Palabra de Dios y los pongo bajo mis pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
14 Fil
2.1-11 / Ez 20
/ Isa 49
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