31 de Diciembre
¡Año de Esplendor!
Por Riqui Ricón*
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad
vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro,
toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra
echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de
peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los
compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y
vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían (Luc 5.4-7).
Hoy es un día para creer y
declarar. Creer y declarar lo que la biblia, la Palabra de Dios que no miente,
dice acerca de ti y del tiempo donde estás viviendo.
Por esto, creo y declaro que
el año próximo es el año en que reinarás utilizando la Gracia abundante que
está sobre ti. ¡Será un año donde alcanzarás el Esplendor de la Gloria del
Señor!
En este día en especial,
cuando todo el mundo celebra la llegada de un nuevo año, ante las crecientes
amenazas de crisis financieras, problemas de salud, violencia y crimen
organizado por todos lados, crisis en la familia, la pérdida total y absoluta
de los valores humanos, cambio climático, calentamiento global, hambruna,
guerras, huracanes, tsunamis, migración ilegal, etc., es buen momento para recordar
aquel padre de familia que, desesperado, buscó a Jesús para pedirle AYUDA por
su hijo enfermo a quien ni los discípulos pudieron sanar:
Jesús
preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde
niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para
matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar
9.21-23).
¡Vaya cara dura! Decirle a Jesús, “si puedes hacer algo”. Bueno,
a lo mejor tú estás enfrentando este año nuevo con la misma súplica hacia Él.
No lo sé, quizá tus problemas y necesidades te estén agobiando a tal punto que
no encuentras otra salida más que clamar a Él: ¡si puedes hacer algo ten misericordia de mí y ayúdame!
Pues bien, te tengo muy buenas noticias; mira la
respuesta que Jesús dio a aquel padre tan agobiado: ¡Si puedes creer, al que cree todo le es posible!
Y cuando Jesús dice “todo” quiere decir, precisamente, TODO.
Jesús
respondió: Tened fe en Dios, porque ciertamente cualquiera que tenga fe y no
albergue dudas en su corazón, sino que crea que ha de cumplirse lo que dice,
podrá mandarle a este monte que se quite de donde está y se arroje al mar, y el
monte le obedecerá. Por eso os aseguro que todo lo que pidáis en oración, si
ponéis vuestra fe en que habéis de recibirlo, lo recibiréis
(Mar 11.22-24 CST).
No importa si tus
circunstancias dicen lo contrario, pues tus circunstancias jamás podrán cambiar
la verdad, pero, con Cristo Jesús y la Verdad de Su Palabra, tenlo por seguro,
tus circunstancias siempre cambiarán.
Simón Pedro había estado
trabajando toda la noche sin pescar nada y ante una realidad de escasez y
trabajo sin frutos, Jesús le pidió a Pedro que bogara mar a dentro y echara LAS redes (en plural), pues tenía
planeado para ellos un año de abundante plenitud. Sin embargo, aunque Pedro
aclaró que lo haría por Su Palabra, solamente echo LA red (en singular), una sola red y LA red se rompía.
Interesante, ¿no? Mientras que
Dios planea que vivas tu vida en Su Bendición abundante, todas las fuerzas del
infierno y su realidad aparente trabajan para que tú NO lo creas y como Pedro, actúes
displicentemente arrojando una sola y vieja red.
Ensancha
el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites!
Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te
extenderás; tu descendencia desalojará naciones, y poblará ciudades desoladas.
»No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás
humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el
oprobio de tu viudez. Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el SEÑOR
Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su
nombre! (Isa 54.2-5 NVI).
Lo hermoso de la historia es
que Jesús no le recriminó a Pedro su incredulidad sino que, aunque poco le
faltó para perder la pesca más asombrosa y abundante que jamás hayan tenido, Jesús
se la concedió con Su Amor y corazón de Padre.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1
Jn 3.1 BAD).
A pesar de toda circunstancia
o realidad que te encuentres viviendo en este preciso momento, disponte a
recibir el Año Nuevo con alegría, gozo y expectación, pues el próximo año es el
año en que reinarás para realizar grandes obras en el Reino de Dios mediante la
Gracia abundante que está sobre ti.
¡Será un año de Esplendor! ¡La
Gloria de Jehová volverá a brillar sobre de ti!
»Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él (Jn
3.16-17 NVI).
Esto será así mediante tu fe, pues Dios sólo te pide que creas, que le creas a Él, que creas Su Palabra, la
Biblia. Y es la Biblia la que te dice claramente que Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Si Dios no
nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros,
¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? (Ro
8.32 DHH).
Así
que, sostente firmemente plantado en la Palabra de Dios y declara con voz
audible sobre tu Año Nuevo:
Amado
Padre celestial, en este último día del año, encaro mi futuro sabiendo
perfectamente quién soy: ¡Tu Hijo(a) Amado(a)! En Tu Palabra, la Biblia,
establezco que este Nuevo Año:
o
¡Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece!
o
¡Yo soy
de Dios y he vencido pues mayor es el que está en mí que el que está en el
mundo!
o
¡Ciertamente
Cristo Jesús llevó mis enfermedades y sufrió mis dolores y por sus heridas YA
HE SIDO sanado(a)!
o
¡En
todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo
Jesús!
o
¡Aquel
que fue engendrado por Dios, Jesucristo, me guarda y el maligno no me toca!
Señor
mi Dios, el próximo año será para mí un año de Realización mediante Tu Gracia
abundante. ¡Será año de Esplendor! Así que, viviré este próximo año, de enero a
diciembre:
o
En
salud, libre de enfermedades.
o
Sin
temor alguno pues no voy a fracasar.
o
No
tendré temor de malas noticias, pues mi corazón está firme, confiado en Ti,
Señor, y en Tu Palabra de Honor. ¡Asegurado está mi corazón!
Rechazo
la pobreza y la escasez y declaro que todo el año que entra lo voy a transitar
con Tu Bendición, y bienes y riquezas habrá en mi casa. Establezco el Amor, la
Paz y el Gozo en mi familia y en todas mis relaciones. Tú y yo, Espíritu Santo,
haremos del Año Nuevo el mejor año de mi vida. ¡No voy a temer! Tú, Señor, eres
mi luz y mi esperanza. ¡Tú eres la fortaleza de mi vida! ¿De quién he de
atemorizarme? Ante todo posible problema económico o social, yo sé bien que
caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará. Por cuanto en Ti, oh Dios, he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en
alto, por cuanto he conocido Tu nombre. En
el año que entra, te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la
angustia; me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. ¡Año Nuevo!
Voy a reinar y a realizar grandes obras para el Reino de Dios mediante Su
Gracia abundante. ¡Voy a vivir el Esplendor de la Gloria de Jehová en mi vida!
En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
31 Luc
5.1-26 / Ez 48
/ Isa 66
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