24 de Diciembre
¡Con Redención Total!
Por Riqui Ricón*
Bendito
el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó
un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus
santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos,
y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con
nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a
Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros
enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él,
todos nuestros días (Lc 1.68-75).
Dios jamás ha faltado a Su
Palabra. No lo hizo con Abraham respecto a que en su simiente serían benditas
todas las familias de la Tierra y tampoco lo hará contigo el día de hoy.
Jesucristo es el Poderoso Salvador
quien te ha redimido del poder del pecado y de toda maldición, para que, hoy
día, tú le sirvas delante de Su Presencia en santidad y justicia, pues a través
de Su Sangre, Su muerte y Su resurrección has Nacido de Nuevo. ¡Eres un(a) Hijo(a)
de Dios!
Esparciré
sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón
de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos,
y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros
padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Ez 36.25-28).
El Nuevo Pacto prometido por
Dios en Jeremías 31 comenzó su cumplimiento una noche como hoy cuando Jesús nació
en un pesebre de Belén, cuando nuestro Salvador llegó al mundo. Por Jesucristo fuiste
limpiado(a) de todas tus inmundicias y pecados y, además, creado(a) de nuevo,
con un corazón y espíritu nuevo y, por si esto fuera poco, te fue dado el
Espíritu Santo de la promesa como la garantía del cumplimiento de todo lo
prometido en el Nuevo Pacto: Que Él, el Señor, hará en ti una obra totalmente
Nueva para que tú andes en Sus estatutos y guardes Sus preceptos y los pongas
por obra.
Y
este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y
mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus
hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para
siempre (Isa 59.21).
¡Él lo prometió! ¡Él lo
cumplió!
Dios compromete su Honor y
Su Palabra a que, en este Nuevo Pacto, Su Presencia y Su Palabra nunca faltarán
en tu vida, ni en las de tus hijos, ni en las de los hijos de tus hijos.
Como puedes ver, la obra de
la Redención es de lo más asombrosa. Dios tomó para Sí mismo la responsabilidad
de tu salvación, pues no depende de lo que tú hayas hecho o puedas hacer, sino
de lo que Él prometió que haría para salvarte y que ya hizo por ti en la
persona de Su Hijo Jesucristo:
1.
Pagó todos tus pecados para cumplir toda justicia.
2.
Perdonó toda tu maldad y no se acuerda más de tus pecados.
3.
Te dio un corazón Nuevo.
4.
Te volvió a crear, haciéndote espíritu totalmente nuevo.
5.
Puso dentro de ti y contigo a Su Santo Espíritu como la garantía de la promesa.
6.
Él dio Su Ley en tu mente y la escribió en tu nuevo corazón.
En resumen, aquella noche en
Belén, Jesús se presentó en el mundo como el cumplimiento de la promesa del
Padre para pagar todos tus pecados y justificarte. Una vez justificado(a) te
perdonó; una vez perdonado(a) te santificó para hacerte Nacer de Nuevo dándote
la Vida Eterna que sólo pueden gozar los Hijos de Dios, pues ahora, al igual
que Jesús, tú has sido engendrado(a) por el Espíritu Santo de Dios.
Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines
de la tierra (Sal 2.7-8).
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1
Jn 5.1a).
siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Sin duda, tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de una semilla que se pueda corromper
sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y
permanece para siempre.
Y esto mi amado(a) se llama
¡Redención Total!
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Así que, celebra esta
Navidad creyendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1
Jn 3.1 BAD).
Celebra esta Navidad
sabiendo que eres total y genuinamente un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en
este día tan especial en el que vamos a recordar la noche en que Tu Hijo Jesús
vino al mundo para cumplir Tu Palabra, no puedo menos que agradecerte y decirte
cuánto te amo. Señor Jesús, no encuentro palabras suficientes para declararte
mi amor y gratitud. Por lo que hiciste por mí en esa cruz fui hecho justo(a); al
vencer a la muerte y resucitar de entre los muertos me abriste el camino a la
Vida Eterna. Espíritu Santo, al darme Tú la fe para creer en la Palabra de
Dios, para creer en Jesús como mi Señor y Salvador, me hiciste Nacer de Nuevo
dotándome de la Vida Eterna que Él pagó a precio de Su Sangre. Ahora, por la
Sangre del Nuevo Pacto, soy Nueva Creatura, las cosas viejas pasaron y he aquí
que toda mi vida es hecha nueva. ¡Gracias Padre! ¡Gracias Jesús! ¡Gracias
Espíritu Santo! Ahora comprendo más el por qué en todas las cosas soy más que
vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó a
sí mismo por mí. Sé que soy Tuyo(a), Padre, y que los he vencido (al mundo y
sus deseos engañosos), pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí y
conmigo, que el que está en el mundo. Sé que soy un(a) Hijo(a) del Rey por lo
que Jesús hizo por Amor a mí. Por esto, esta Noche Buena, creo y acepto Tu
sacrificio de Amor, Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota como el
precio de mi redención total. Gracias mi Señor, Jesús. Declaro que ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
24 Luc
1.57-80 / Ez 35-36
/ Isa 59
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