viernes, 15 de marzo de 2019

¡Cómo vivir tranquilo(a) en estos días!



16  de Marzo
¡Buenas Noticias!
Por Riqui Ricón*

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente… y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mat 6.16, 18b).
La única roca, la única fortaleza, sobre la cual es edificada la Iglesia, es y siempre será la Verdad inmutable de que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres. La Verdad inmutable de que Él es el Hijo del Dios viviente que murió y resucitó por Amor a ti. No hay otra roca, no hay otro fundamento. No existe otra Verdad.
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados (2 Co 5.19a).
Por esto, todos los creyentes conformamos la Iglesia de Jesucristo y las puertas del Hades, las puertas de la Muerte, no prevalecen contra nosotros.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
Cuando entiendes, con la fe puesta en la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, que el fundamento de tu existencia está en Cristo Jesús, pues es Él quien pagó el precio de todos tus pecados (pasados, presentes y futuros), pues Él era el único que podía haber aceptado y recibido la sentencia de muerte que pendía sobre de ti y morir Él en lugar tuyo (y eso fue lo que hizo), entonces puedes echar fuera de tu vida, de una vez por todas, ese miedo a la muerte, ese espíritu de temor que te tenía cautivo(a), pues…
Rom 8:2 RV60  Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Así que,…
Rom 8:15 RV60  Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos:  ¡Abba,  Padre!
Decir que Jesús es el cristo, el Hijo del Dios viviente, significa reconocerle como Señor y Salvador de tu vida y así ser establecido(a) como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Qué roca o fundamento más sólido puedes tener para tu Vida que el saber y CREER (tener plena certeza), que ahora, gracias a Cristo Jesús, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Este es el cimiento y fundamento de tu relación con Dios, que Él te ama tanto que pagó, con la Vida de Su propio Hijo, Jesús, el precio de tus pecados y luego te perdonó para darte vida nueva: La Vida Eterna de los Hijos Suyos.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
A veces me pregunto si el significado real de las palabras “vida eterna” estará oculto a los creyentes, pues me parece que no alcanzan a comprender que su significado no es otro más que ese, VIDA ETERNA, esto es, vivir para siempre.
Así que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú has creído en Jesús, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y TIENES derecho a la VIDA ETERNA.
¡Buenas Noticias! ¡Las puertas del Hades, de la Muerte, no prevalecen contra ti!
Puedes dejar de temer y comenzar a CREER que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que declara la Biblia, La Palabra de Dios, que ahora eres. Y de acuerdo a esto, este día, de TODO problema, angustia o enfermedad saldrás MÁS QUE VENCEDOR(A), pues tú TODO lo puedes en Cristo Jesús.
¡Has sido edificado(a) sobre la Roca!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por amarme tanto que aun estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias porque al morir en esa cruz por Amor a mí, no sólo me salvaste pagando todos mis pecados sino que además me diste la Vida Eterna que sólo Tú podías tener. Por Ti, mi Jesús, ahora soy un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, efectivamente, tengo derecho a la Vida Eterna. Señor Jesús, tu participaste de carne y sangre para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así librar a todos los que por el temor de la muerte estábamos durante toda la vida sujetos a servidumbre. ¡Gracias Jesús! ¡La muerte no se enseñorea más en mí! Ahora, ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 16                              Mat 16 /  Núm 1-2 /  Ecl 3.1-15

San Mateo 16
La demanda de una señal
(Mr. 8.11–13; Lc. 12.54–56)
16
1Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. 2Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 3Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! 4La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.

La levadura de los fariseos
(Mr. 8.14–21)
5Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. 6Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 7Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. 8Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? 9¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? 10¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? 11¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 12Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

La confesión de Pedro
(Mr. 8.27–30; Lc. 9.18–21)
13Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.
Jesús anuncia su muerte
(Mr. 8.31—9.1; Lc. 9.22–27)
21Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 27Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Números 1-2
Censo de Israel en Sinaí
1
1Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: 2Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. 3De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. 4Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres. 5Estos son los nombres de los varones que estarán con vosotros: De la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeur. 6De Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 7De Judá, Naasón hijo de Aminadab. 8De Isacar, Natanael hijo de Zuar. 9De Zabulón, Eliab hijo de Helón. 10De los hijos de José: de Efraín, Elisama hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 11De Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 12De Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 13De Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 14De Gad, Eliasaf hijo de Deuel. 15De Neftalí, Ahira hijo de Enán. 16Estos eran los nombrados de entre la congregación, príncipes de las tribus de sus padres, capitanes de los millares de Israel.
17Tomaron, pues, Moisés y Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres, 18y reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, de veinte años arriba. 19Como Jehová lo había mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí.
20De los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 21los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos.
22De los hijos de Simeón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, fueron contados conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 23los contados de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.
24De los hijos de Gad, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 25los contados de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
26De los hijos de Judá, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 27los contados de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.
28De los hijos de Isacar, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 29los contados de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.
30De los hijos de Zabulón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de sus nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 31los contados de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.
32De los hijos de José; de los hijos de Efraín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 33los contados de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.
34Y de los hijos de Manasés, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 35los contados de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.
36De los hijos de Benjamín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 37los contados de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.
38De los hijos de Dan, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 39los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.
40De los hijos de Aser, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 41los contados de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.
42De los hijos de Neftalí, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 43los contados de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.
44Estos fueron los contados, los cuales contaron Moisés y Aarón, con los príncipes de Israel, doce varones, uno por cada casa de sus padres. 45Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel, 46fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

Nombramiento de los levitas
47Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos; 48porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 49Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel, 50sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo. 51Y cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá. 52Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos; 53pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio. 54E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron.

Campamentos y jefes de las tribus
2
1Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: 2Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán. 3Estos acamparán al oriente, al este: la bandera del campamento de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de Aminadab. 4Su cuerpo de ejército, con sus contados, setenta y cuatro mil seiscientos. 5Junto a él acamparán los de la tribu de Isacar; y el jefe de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar. 6Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 7Y la tribu de Zabulón; y el jefe de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón. 8Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y siete mil cuatrocientos. 9Todos los contados en el campamento de Judá, ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, por sus ejércitos, marcharán delante.
10La bandera del campamento de Rubén estará al sur, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Rubén, Elisur hijo de Sedeur. 11Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y seis mil quinientos. 12Acamparán junto a él los de la tribu de Simeón; y el jefe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 13Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y nueve mil trescientos. 14Y la tribu de Gad; y el jefe de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Reuel. 15Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. 16Todos los contados en el campamento de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, por sus ejércitos, marcharán los segundos.
17Luego irá el tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, en medio de los campamentos en el orden en que acampan; así marchará cada uno junto a su bandera.
18La bandera del campamento de Efraín por sus ejércitos, al occidente; y el jefe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. 19Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta mil quinientos. 20Junto a él estará la tribu de Manasés; y el jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 21Su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y dos mil doscientos. 22Y la tribu de Benjamín; y el jefe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 23Y su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y cinco mil cuatrocientos. 24Todos los contados en el campamento de Efraín, ciento ocho mil cien, por sus ejércitos, irán los terceros.
25La bandera del campamento de Dan estará al norte, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 26Su cuerpo de ejército, con sus contados, sesenta y dos mil setecientos. 27Junto a él acamparán los de la tribu de Aser; y el jefe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 28Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y un mil quinientos. 29Y la tribu de Neftalí; y el jefe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. 30Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos. 31Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas.
32Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 33Mas los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés.
34E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres.
       
Eclesiastés 3.1-15

Todo tiene su tiempo
3
1Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
10Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 11Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 12Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 13y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. 14He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. 15Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.

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