viernes, 29 de marzo de 2019

¡Cómo disfrutar la Vida!


10 de Octubre
¡La dulzura de vivir!
Por Riqui Ricón*

A Jehová cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; Yo me regocijaré en Jehová (Sal 104.33-34).

Mientras más estudies y medites la Palabra de Dios cada día, Su dulzura llenará tu vida más y más, y el canto y el regocijo comenzarán a fluir de tu interior de una forma natural, pues te darás cuenta que el plan de Dios para tu vida, no sólo es un buen plan, sino que es el mejor de todos los planes.

Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra (Sal 104. 30).
                                   
El Plan de Dios para tu Vida va mucho más allá del mero perdón de tus pecados ya que trasciende la muerte de Jesucristo en la cruz y apunta hacia Su resurrección. Es Su Victoria sobre el pecado y la muerte la que te otorga el derecho a ser llamado(a) Hijo(a) de Dios.

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, es la luz que guía el camino de todo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y es también el manantial, la fuente que salta para Vida Eterna, del cual surge la certeza del amor de Dios para contigo.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).

Es por todo esto que la FE viene por el oír la Palabra de Dios.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (He 4.12).

En el sistema de este mundo, todas las personas buscan razones para enfrentar la vida con optimismo. Ante los retos que la vida les plantea, ellos buscan en las cosas bellas que les rodean la motivación para seguir adelante, como la risa de los niños, el trinar de los pájaros, el viento sobre las copas de los árboles, la cálida luz del sol al amanecer, etc. Es como si se necesitara un pretexto para estar contento o al menos cobrar ánimo para encarar los problemas.

¡Qué diferente es la situación de los que están en Cristo!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Ahora, en Cristo Jesús, tú has sido creado(a) de Nuevo por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios. Él habló Su Palabra y tú puedes confiar en que será hecho todo lo que Él ha dicho. Y, sin importar que tipo de problemas, enfermedades o aflicciones estés enfrentando el día de hoy, ten por cierto que saldrás más que vencedor(a) de todos ellos por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús.

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Fil 4.4).

Esto es razón más que suficiente para que estés dichoso(a) y cantando: A Jehová cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; Yo me regocijaré en Jehová.

Y esto, ¡en medio de tus problemas!

¡Dios jamás ha faltado a Su Palabra! Y tú, mi amado(a), lo creas o no lo creas, eres el especial objeto de Su Amor. Así está escrito.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Ahora tú estás en Cristo, le perteneces en amor y, Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación (2 Cor 5.17 CST).

¡Escrito está!

Tu vieja naturaleza tan ligada al miedo, a la duda y al fracaso ya no existe más. ¡La Biblia lo dice así! No necesitas buscar más pretextos para sobrellevar las vicisitudes de la vida, ahora tú estás sobre todas de ellas.

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos (1 Jn 3.1a PDT).

Ahora eres tan completamente diferente a la persona que antes eras que Dios, en persona, te llama Hijo(a). Tú eres ese(a) de quien la Escritura se refiere al decir,

»El Señor te permitirá derrotar a todos tus enemigos cuando te ataquen. Ellos irán contra ti en una dirección, pero huirán de ti en siete direcciones diferentes. »El Señor te bendecirá con graneros llenos y bendecirá todo lo que hagas. Te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da. Si obedeces los mandamientos del Señor tu Dios y si vives como él quiere que vivas, él te convertirá en su pueblo santo, como te lo prometió. Entonces todas las naciones de la tierra verán que tú eres el pueblo del Señor y que él es tu protector, y te tendrán miedo. »El Señor te hará extremadamente próspero y te dará muchos hijos, tus animales tendrán muchas crías y tú tendrás muchas cosechas en la tierra que el Señor les prometió a tus antepasados que te daría. El Señor te abrirá sus riquezas y el cielo para enviarle lluvia a tu tierra en el momento preciso, y bendecirá todo lo que hagas. Tendrás dinero para prestarles a muchas naciones pero tú no pedirás prestado. El Señor te hará ir a la cabeza, no al final; siempre estarás en la cima y no en el fondo. Esto sucederá si tú escuchas los mandamientos que el Señor tu Dios te manda hoy y los obedeces cuidadosamente (Deu 28.7-13 PDT).

Si acaso estás pensando que tú no has podido guardar, ni obedecer, la Palabra de Dios, te animo a que recapacites, ¡tú ya no eres la misma persona que eras antes! Ahora, por la Sangre, muerte y resurrección de Jesucristo, tú eres, exactamente, ni más, ni menos, la persona que Dios dice en Su Palabra que eres: ¡Un(a) Hijo(a) Amado(a)! ¡Nacido(a) de Nuevo! ¡Una Nueva creación!

Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.

Si puedes creer, ¡al que cree TODO le es posible!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Así que, decídete a vivir como un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón, y prepárate a gozar y cantar con tu Señor y Salvador Cristo Jesús, pues aunque tendrás aflicciones, puedes confiar en que Dios tiene Palabra de Honor: de todos tus problemas, enfermedades y aflicciones saldrás más que vencedor(a).


Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ahora sé que soy libre para Alabarte y gozarme en Tu Presencia, pues Aquel que fue engendrado por Dios, Cristo Jesús, me guarda y el maligno no me toca. Gracias por amarme tanto que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me has dado Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, tu dijiste que el ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir pero que Tú viniste a mí para darme vida y vida abundante. ¡Lo creo y lo recibo! Por eso declaro que la vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz y resucitar al tercer día, es mía y está en mí. Soy una Nueva Criatura. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, de acuerdo a la Biblia, que es Tu Palabra y no miente, he sido creado(a) de Nuevo por el Espíritu Santo no de una semilla corruptible (como era yo antes) sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Espíritu Santo, gracias por lo que has hecho y estás haciendo en mí. Te amo con todo mi corazón. Padre, me has hecho dichoso(a), mil veces feliz. ¡Tengo la vida resuelta! Yo en Ti confío. Por lo tanto, creo y declaro que estoy predestinado(a) por la poderosísima Palabra de Dios para ser próspero(a), sano(a) y saludable, ser cabeza y no cola, estar arriba y no más abajo, para vivir en esta vida como un(a) Hijo(a) del Rey. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso? Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Marzo 28                                           Mat 23.1-12 /  Núm 22.41-23.26 /  Can 3.6-5.1

San Mateo 23.1-12
Jesús acusa a escribas y fariseos
(Mr. 12.38–40; Lc. 11.37–54; 20.45–47)
23
1Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias,y extienden los flecosc de sus mantos; 6y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. 8Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 9Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Números 22.41-23.30
Balaam bendice a Israel
41El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.

23
1Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 2Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 3Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. 4Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 5Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 6Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. 7Y él tomó su parábola, y dijo:
De Aram me trajo Balac,
Rey de Moab, de los montes del oriente;
Ven, maldíceme a Jacob,
Y ven, execra a Israel.
     8     ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
     9     Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
Y desde los collados lo miraré;
He aquí un pueblo que habitará confiado,
Y no será contado entre las naciones.
     10     ¿Quién contará el polvo de Jacob,
O el número de la cuarta parte de Israel?
Muera yo la muerte de los rectos,
Y mi postrimería sea como la suya.
11Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. 12El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?
13Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. 14Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 16Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 17Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? 18Entonces él tomó su parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye;
Escucha mis palabras, hijo de Zipor:
     19     Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?
     20     He aquí, he recibido orden de bendecir;
El dio bendición, y no podré revocarla.
     21     No ha notado iniquidad en Jacob,
Ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová su Dios está con él,
Y júbilo de rey en él.
     22     Dios los ha sacado de Egipto;
Tiene fuerzas como de búfalo.
     23     Porque contra Jacob no hay agüero,
Ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
     24     He aquí el pueblo que como león se levantará,
Y como león se erguirá;
No se echará hasta que devore la presa,
Y beba la sangre de los muertos.
25Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 26Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? 27Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas. 28Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 29Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 30Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
       
Cantares 2.8-3.5

8     ¡La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
     9     Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
     10     Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
     11     Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
     12     Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
     13     La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
     14     Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
     15     Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.
     16     Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.
     17     Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.

El ensueño de la esposa
3
     1     Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
     2     Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
     3     Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
     4     Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
     5     Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

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