miércoles, 6 de marzo de 2019

¡Cómo alcanzar la santidad!



6 de Marzo
¡Porque Él es Santo!
Por Riqui Ricón*

Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo (Lev 11.45).

De las Buenas Noticias del Evangelio una de las más asombrosas es saber que la santidad no es algo que tú puedas generar o desarrollar sino que es un atributo de la magnificencia de Dios. Esto quiere decir que la santidad es de Él y fluye de Él: Sed santos, porque yo soy santo (1 Ped 1.16).

La palabra santidad significa ser apartado y escogido por el grado de pureza. Por lo tanto, la santidad es un regalo de la Gracia de Dios ya que es Él, y sólo Él, quien te ha apartado a ti, te ha purificado y te ha escogido.

Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos (Lev 20.26).

A través del sacrificio de Jesús, y por medio de Su Sangre, tú has sido purificado(a) a tal grado que no solamente has sido santificado(a) sino que has sido aceptado(a) dentro de la mismísima familia de Dios.

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó… Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8.30, 29).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es este Amor, manifestado en la persona de Jesucristo, el que te santifica.
Nosotros, santificados por Jesús, somos ahora juntamente con él hijos de un mismo Padre; por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos, haciendo suyas las palabras de la Escritura, que dice: "Proclamaré tu nombreante mis hermanos, y te alabaré en medio de la comunidad" (He 2.11-12 CST).
El sacrificio de Jesús es tan perfecto, completo y acabado que va mucho más allá de la justificación y la santificación al alcanzar la perfección que le permite a Dios manifestar TODO Su Amor hacia ti llamándote Su propio(a) Hijo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1).
Así que, simple y llanamente, tú eres santo(a) como tu Padre es Santo.

La santidad que pretende ostentar obras de justicia a su favor no es del agrado de Dios, Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Rom 1.17).

Aunque para la mayoría de las personas los méritos adquiridos son importantes, esto no es así en el reino de tu Padre celestial.

Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él (Mat 11.11 NVI).

Esta afirmación de Jesucristo es de lo más ilustrativa en cuanto a las cualidades que ahora te destacan como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo: ¡entre el común de los mortales no existe otro tan grande como Juan el Bautista, pero tú, un(a) Hijo(a) del Reino, eres mayor que él!

Mientras más pronto te ubiques en que no han sido, ni serán, tus acciones lo que te mantiene en buenos términos con tu Padre sino lo que Jesús hizo al morir y resucitar por ti, así como lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién ahora tú eres, entonces más pronto dejarás de hacerle caso a las mentiras de Satanás de que no sirves, que no vales, que no puedes, que no eres digno(a), que no eres santo(a), etc.

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe (1 Ped 5.8-9a).

Al diablo lo puedes resistir cuando te paras firme en la fe, esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

Cuando te asalten pensamientos de fracaso, duda o condenación, resístelos plantándote firmemente en la Palabra de Dios, pues sin importar lo que hayas hecho o como te sientas o te veas a ti mismo(a), tú eres ese(a) Hijo(a) santo(a), justo(a) y perfecto(a) que el Señor Todopoderoso ha hecho de ti por medio de Jesucristo.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Cor 5.17).

Todo ha sido hecho nuevo para ti. Lo mejor de tu vida está delante de ti y no detrás de ti.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Ped 1.23).

De acuerdo a la Palabra de Dios, que no miente, tú has Nacido de Nuevo, no de una simiente que se pueda corromper, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

¡Este(a) ahora eres tú!

Esto es lo que significa haber Nacido de Nuevo, que ahora tienes la misma naturaleza que tu Padre celestial. Has sido declarado por Dios un(a) Hijo(a) santo(a), justo(a) y perfecto(a) y aunque caigas te has de levantar.

Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal (Pro 24.16).

¡No! Si caes no significa que sigas siendo el (la) pecador(a) que antes eras. ¡De ninguna manera! Los pecadores pecan. Eso es lo que saben hacer y les gusta hacerlo. En cambio, tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Ya no te gusta pecar! ¡Ya no practicas el pecado!

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom 8.1-2).

¡Tú no andas en conformidad con la carne! ¡Tú vives, piensas y respiras en sintonía con el Espíritu de Dios! ¡Eres libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Cristo Jesús lo hizo por ti!
¡No hay forma que puedas perder en esta vida!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado. Cristo Jesús, me asombro cada día más y más por todo lo que has hecho por mí y en mí. Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a cambiar mi forma de pensar transformándome en el espíritu de mi mente. Sin importar las circunstancias del momento o la forma en que hoy me siento, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerado(a) en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud. ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 6                            Mat 11.1-19  /  Lev 11-12  /  Pro 24

San Mateo 11.1-19
Los mensajeros de Juan el Bautista
(Lc. 7.18–35)
11
1Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
2Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, 3para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 4Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 6y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.
7Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. 9Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10Porque éste es de quien está escrito:
He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.
 11De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. 12Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. 15El que tiene oídos para oír, oiga. 16Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, 17diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. 18Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. 19Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos. 

Levítico 11-12
Animales limpios e inmundos
(Dt. 14.3–21)
11
1Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: 2Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. 3De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis. 4Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. 5También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. 6Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda. 7También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo. 8De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos.
9Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. 10Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. 11Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos. 12Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación.
13Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor, 14el gallinazo, el milano según su especie; 15todo cuervo según su especie; 16el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie; 17el búho, el somormujo, el ibis, 18el calamón, el pelícano, el buitre, 19la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
20Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en abominación. 21Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra; 22estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie. 23Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación.
24Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la noche, 25y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche. 26Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia, tendréis por inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo. 27Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche. 28Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los tendréis por inmundos.
29Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie, 30el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón. 31Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche. 32Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio. 33Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija. 34Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas, será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. 35Todo aquello sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el horno u hornillos se derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis. 36Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias; mas lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo. 37Y si cayere algo de los cadáveres sobre alguna semilla que se haya de sembrar, será limpia. 38Mas si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda.
39Y si algún animal que tuviereis para comer muriere, el que tocare su cadáver será inmundo hasta la noche. 40Y el que comiere del cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche; asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche.
41Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá. 42Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación. 43No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. 44Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo;así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. 45Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.
46Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra, 47para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.

La purificación de la mujer después del parto
12
1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. 3Y al octavo día se circuncidará al niño. 4Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación. 5Y si diere a luz hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre.
6Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; 7y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija. 8Y si no tiene lo suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas o dos palominos, uno para holocausto y otro para expiación; y el sacerdote hará expiación por ella, y será limpia. 
       
Proverbios 24

24
     1     No tengas envidia de los hombres malos,
Ni desees estar con ellos;
     2     Porque su corazón piensa en robar,
E iniquidad hablan sus labios.
     3     Con sabiduría se edificará la casa,
Y con prudencia se afirmará;
     4     Y con ciencia se llenarán las cámaras
De todo bien preciado y agradable.
     5     El hombre sabio es fuerte,
Y de pujante vigor el hombre docto.
     6     Porque con ingenio harás la guerra,
Y en la multitud de consejeros está la victoria.
     7     Alta está para el insensato la sabiduría;
En la puerta no abrirá él su boca.
     8     Al que piensa hacer el mal,
Le llamarán hombre de malos pensamientos.
     9     El pensamiento del necio es pecado,
Y abominación a los hombres el escarnecedor.
     10     Si fueres flojo en el día de trabajo,
Tu fuerza será reducida.
     11     Libra a los que son llevados a la muerte;
Salva a los que están en peligro de muerte.
     12     Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos,
¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones?
El que mira por tu alma, él lo conocerá,
Y dará al hombre según sus obras.
     13     Come, hijo mío, de la miel, porque es buena,
Y el panal es dulce a tu paladar.
     14     Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría;
Si la hallares tendrás recompensa,
Y al fin tu esperanza no será cortada.
     15     Oh impío, no aceches la tienda del justo,
No saquees su cámara;
     16     Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;
Mas los impíos caerán en el mal.
     17     Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes,
Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
     18     No sea que Jehová lo mire, y le desagrade,
Y aparte de sobre él su enojo.
     19     No te entremetas con los malignos,
Ni tengas envidia de los impíos;
     20     Porque para el malo no habrá buen fin,
Y la lámpara de los impíos será apagada.
     21     Teme a Jehová, hijo mío, y al rey;
No te entremetas con los veleidosos;
     22     Porque su quebrantamiento vendrá de repente;
Y el quebrantamiento de ambos,
¿quién lo comprende?
23También estos son dichos de los sabios:
Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.
     24     El que dijere al malo: Justo eres,
Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;
     25     Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad,
Y sobre ellos vendrá gran bendición.
     26     Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.
     27     Prepara tus labores fuera,
Y disponlas en tus campos,
Y después edificarás tu casa.
     28     No seas sin causa testigo contra tu prójimo,
Y no lisonjees con tus labios.
     29     No digas: Como me hizo, así le haré;
Daré el pago al hombre según su obra.
     30     Pasé junto al campo del hombre perezoso,
Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
     31     Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,
Ortigas habían ya cubierto su faz,
Y su cerca de piedra estaba ya destruida.
     32     Miré, y lo puse en mi corazón;
Lo vi, y tomé consejo.
     33     Un poco de sueño, cabeceando otro poco,
Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
     34     Así vendrá como caminante tu necesidad,
Y tu pobreza como hombre armado.

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