5 de
Octubre
¡Viviendo con
gozo!
Por Riqui Ricón *
…y cantaban un nuevo
cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque
tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje
y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios
reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).
La Biblia, que
es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que el propósito de la
muerte y resurrección de Jesucristo siempre ha sido que tú seas establecido(a)
como Su Hijo(a) de Dios para que ejerzas dominio sobre la tierra.
Desde el preciso
momento en que aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu Vida, Naciste
de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y, por Su Amor y Gracia, tú haz alcanzado, por la justicia de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo, una posición de rey (reina) y sacerdote
(sacerdotisa).
Puedes creerlo,
pues está escrito; el propósito de Dios para tu vida es que reines en esta
tierra y en este tiempo.
con gozo dando gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la herencia de los santos en luz (Col
1.12).
Y aunque a tu
entender el día de hoy no te sientas, ni te veas a ti mismo(a), capaz de reinar
o salir adelante de tus problemas, por Su Sangre derramada en la cruz del
calvario, has sido hecho(a) apto(a) para reinar sobre la muerte, sobre toda
tristeza, sobre toda enfermedad, sobre toda pobreza, sobre todo dolor, sobre
todo resentimiento, sobre todo pecado, sobre toda amargura, sobre toda soledad
y sobre TODO aquello que quiera robarte la paz y el gozo que Jesús YA te dio,
al haberte establecido en una Vida TOTALMENTE NUEVA y diferente a la que antes
vivías: ¡Una Vida de Victoria!
Cuando alguien se convierte a Cristo, se
transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él
comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación (2
Co 5.17 CST).
¡Tú estás en
Cristo, así que ahora tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Las cosas viejas ya
pasaron! ¡Todo lo que está delante de tus pies es completamente Nuevo!
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió
Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él (Jn
3.16-17).
Sea cual sea tu
situación en este día, nunca olvides que Dios, el Todopoderoso, te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todas tus faltas, errores y
pecados, antes que perderte a ti.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos
conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn
3.1 NVI).
Sea cual sea tu
situación en este día, recuerda que Dios te ama tanto que ahora te llama Su
propio(a) Hijo(a).
Todo aquel que cree que
Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Por tu FE en Jesús, tú naciste de Nuevo; ¡Naciste
de Dios!
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Tú Naciste de Nuevo de la simiente incorruptible
que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
¡Date cuenta! De
acuerdo a la Palabra de Dios, tú fuiste redimido(a), rescatado(a) y comprado(a)
al precio de la Sangre de Jesús para ser HECHO(A) NUEVO(A) y, así, siendo una
persona totalmente nueva y diferente a la que antes eras, por su misericordia, por
el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ahora en Verdad eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes cumplir el propósito de tu
existencia que es reinar sobre la tierra, juntamente con Él.
¡Y todo esto ES
aquí y ahora! ¡En esta tierra y en esta vida!
Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,
sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en
todo el mundo (1 P
5.8-9).
La razón por la
que estás enfrentando serias dificultades y problemas no es porque tengas que
alcanzar tu FE, perfección o santificación; ni porque Dios pretenda darte algún
tipo de enseñanza. En ocasiones te encontrarás con que algunas personas bien
intencionadas, te animan o exhortan a sobrellevar y padecer “cristianamente”,
de una forma “piadosa”,
tus aflicciones y enfermedades, pues piensan, y quieren que pienses, que Dios
tiene un propósito para hacerte pasar por tales aflicciones.
¡De ninguna
manera! Dios no está escaso de recursos para tener que utilizar a Satanás y sus
aflicciones como maestros de la Iglesia. ¡Los únicos maestros de la Iglesia son
la Palabra de Dios y el Espíritu Santo!
Les he dado tu palabra, y el mundo los odia,
porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo.
No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Al
igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo. Hazlos santos con tu verdad;
enséñales tu palabra, la cual es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo
los envío al mundo (Jn 17.14-18 NTV).
Entonces, si tú
no eres de este mundo, este mundo te va a agredir y te va a atacar las 24 horas
del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundos de cada minuto. Es por
esto que Dios te anima a que estés preparado(a), que no te duermas y que pelees
la BUENA batalla de la fe, esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.
Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo
que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo (1 P5.8-9).
Los problemas,
enfermedades y aflicciones que estás enfrentando el día de hoy sólo son el
resultado y la dinámica de un mundo caído, al cual tú no perteneces más, y que
además, ya ha sido vencido por tu Señor, Dios, Rey y Salvador: ¡Cristo Jesús!
Pelea la buena batalla de la fe, echa
mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo
hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).
Así que, la
razón por la cual tienes que enfrentar las aflicciones es porque hay un reino
que reinar y tú ya fuiste habilitado(a) como rey (reina) y sacerdote
(sacerdotisa) PARA conquistarlo. Y esto sólo lo lograrás mediante tu FE, que es
creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
Luego les dijo: Id,
comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada
preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el
gozo de Jehová es vuestra fuerza (Neh 8.10).
Cuando el pueblo
de Israel reconstruyó las murallas de Jerusalén (después de más de setenta años
de derrota y cautiverio), escucharon nuevamente la Palabra de Dios y lloraban
de tristeza y arrepentimiento; entonces Nehemías les hizo entender que la
victoria está con Dios y el gozo, la alegría, es la manifestación de su FE [de
creerle a Dios, creyendo Su Palabra]; ¡el gozo es la evidencia de que están
creyendo esa Victoria!
Porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte (Ro 8.2).
Esa Victoria es
la Victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte con la cual te ha hecho
totalmente libre para reinar como Hijo(a) del Rey.
fortalecidos con todo
poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y
longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados (Col 1.11-14).
Así es, ha sido
el Padre quien te hizo apto(a) para participar de esta herencia y ahora has
sido fortalecido(a), por la Palabra de Dios, con todo poder, conforme
a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; para vivir una Vida Plena y
abundante, llena de gozo. ¡El gozo de Su salvación!
Sea lo que sea
que estés enfrentando en estos días, lo puedes hacer con el gozo del Señor pues
TIENES la certeza en la Palabra de Dios de que vas a reinar sobre de eso y a
salir más que victorioso(a).
Antes, en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Así que no
permitas que nada ni nadie te convenza de lo contrario, toma tu identidad como
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y comienza a reinar sobre tus circunstancias
con gozo.
¿Cómo se hace
eso? Primero, créele a Dios, créele a la Biblia, que es Su Palabra de Honor.
Luego, háblale a tus problemas, enfermedades o circunstancias. Escúchate decir
con FE que eres sano(a); que todo lo puedes en Cristo que te fortalece; que
mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; que caerán a tu lado
mil y diez mil a tu diestra pero a ti no llegará, etc. Pon la Palabra de Dios
en tu mente, boca y corazón y utilízala.
Llama las cosas
que no son como si fueran y comienza a gozarte porque Dios, tu Padre, Jamás ha
dejado caer a tierra ninguna de Sus Palabras.
Cantad alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su
presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no
nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad
por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle,
bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y
su verdad por todas las generaciones (Sal 100).
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, yo sé bien que dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre
o la mujer que puede confiar en Ti. Aquel o aquella que saben y creen que Tu
Palabra es la Verdad y, por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú
dices en la Biblia, puede realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y
en victoria. Gracias, Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre
aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y
comprado(a), por Tu gran Amor con que me has amado, a precio de Sangre, pues
preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora,
creo y recibo mi identidad como Hijo(a) Tuyo(a) y resisto y hecho fuera de mi
vida la tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy
apto(a) para reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así
que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy
Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo,
que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada
una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me
someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No
recibo la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia,
ni la depresión. Por lo tanto, creo y declaro que, ¡todo lo puedo en Cristo que
me fortalece! ¡De todo problema, angustia o enfermedad yo, ____________
(tu nombre aquí), saldré más
que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús! ¡No voy a
temer, pues caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mi no llegará!
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago
Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente
oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás
diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y
al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 24
Mat 21:1-27 / Núm 21: 1-27 / Ecl 11: 1-8
San
Mateo 21.1-27
La entrada triunfal en
Jerusalén
(Mr. 11.1–11; Lc. 19.28–40; Jn. 12.12–19)
21
1Cuando se
acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús
envió dos discípulos, 2diciéndoles: Id a la aldea que está
enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella;
desatadla, y traédmelos. 3Y si alguien os dijere algo, decid: El
Señor los necesita; y luego los enviará. 4Todo esto aconteció para
que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
5 Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
Manso, y sentado sobre una asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
6Y los discípulos fueron, e
hicieron como Jesús les mandó; 7y trajeron el asna y el pollino, y
pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. 8Y la
multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros
cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. 9Y la
gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna
al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! 10Cuando entró él en Jerusalén, toda la
ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? 11Y la gente decía:
Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
Purificación del templo
(Mr. 11.15–19; Lc. 19.45–48; Jn. 2.13–22)
12Y entró Jesús
en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el
templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían
palomas; 13y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será
llamada;
mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
14Y vinieron a él
en el templo ciegos y cojos, y los sanó. 15Pero los principales
sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos
aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
16y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca
leísteis:
De la boca de los niños y de los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
17Y dejándolos, salió fuera de la
ciudad, a Betania, y posó allí.
Maldición de la higuera
estéril
(Mr. 11.12–14, 20–26)
18Por la mañana,
volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19Y viendo una higuera cerca
del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le
dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. 20Viendo
esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la
higuera? 21Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si
tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a
este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. 22Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
La autoridad de Jesús
(Mr. 11.27–33; Lc. 20.1–8)
23Cuando vino al
templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él
mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién
te dio esta autoridad? 24Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también
os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué
autoridad hago estas cosas. 25El bautismo de Juan, ¿de dónde era?
¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si
decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 26Y
si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por
profeta. 27Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él
también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Números
17-18
La vara de Aarón florece
17
1Luego habló
Jehová a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel, y toma de
ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos,
doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada
uno sobre su vara. 3Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara
de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. 4Y
las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me
manifestaré a vosotros. 5Y florecerá la vara del varón que yo
escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que
murmuran contra vosotros. 6Y Moisés habló a los hijos de Israel, y
todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de
sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las
varas de ellos. 7Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el
tabernáculo del testimonio.
8Y aconteció que
el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la
vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado
renuevos, y producido almendras. 9Entonces sacó Moisés todas las
varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y
tomaron cada uno su vara. 10Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara
de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal
a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no
mueran. 11E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.
12Entonces los
hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos,
perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. 13Cualquiera que se
acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por
perecer todos?
Sostenimiento de sacerdotes y levitas
18
1Jehová dijo a
Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del
santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.
2Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz
que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos
contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. 3Y
guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se
acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y
vosotros. 4Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del
tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se
ha de acercar a vosotros. 5Y tendréis el cuidado del santuario, y
el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel.
6Porque he aquí, yo he tomado a vuestros hermanos los levitas de entre
los hijos de Israel, dados a vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el
ministerio del tabernáculo de reunión. 7Mas tú y tus hijos contigo
guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo
adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro
sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.
8Dijo más Jehová
a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las
cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a
tus hijos, por estatuto perpetuo. 9Esto será tuyo de la ofrenda de
las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo presente
suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de
ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos.
10En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será
para ti. 11Esto también será tuyo: la ofrenda elevada de sus
dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel, he dado a ti y a
tus hijos y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa
comerá de ellas. 12De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más
escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he
dado. 13Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos,
las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá de
ellas. 14Todo lo consagrado por voto en
Israel será tuyo. 15Todo lo que abre matriz, de toda carne que
ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que
se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de
animal inmundo. 16De un mes harás efectuar el rescate de ellos,
conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del
santuario, que es de veinte geras. 17Mas el primogénito de vaca,
el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados
son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de
ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. 18Y la carne de
ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla
derecha, será tuya. 19Todas las ofrendas elevadas de las cosas
santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y
para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal
perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. 20Y
Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos
tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.
21Y he aquí yo he
dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por
heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión. 22Y no se acercarán más los hijos de
Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual
mueran. 23Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de
reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros
descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de Israel. 24Porque
a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que
ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de
Israel no poseerán heredad.
25Y habló Jehová
a Moisés, diciendo: 26Así hablarás a los levitas, y les dirás:
Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por
vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el
diezmo de los diezmos. 27Y se os contará vuestra ofrenda como
grano de la era, y como producto del lagar. 28Así ofreceréis
también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los
hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.
29De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo
mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. 30Y
les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas
como producto de la era, y como producto del lagar. 31Y lo
comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra
remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión. 32Y
no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y
no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis.
Eclesiastés 11
11
1Echa tu pan
sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. 2Reparte
a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
3Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si
el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí
quedará. 4El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a
las nubes, no segará.
5Como tú no sabes
cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la
mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
6Por la mañana
siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál
es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7Suave
ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol; 8pero
aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin
embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es
vanidad.
Consejos para la juventud
9Alégrate, joven,
en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda
en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre
todas estas cosas te juzgará Dios.
10Quita, pues, de
tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la
juventud son vanidad.
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