viernes, 28 de octubre de 2011

¿Pueden mis fracasos y derrotas definir el tipo de persona que soy?

Viernes 28 de Octubre de 2011.
¡Escogida(o) por Dios!
Por Riqui Ricón*
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo (2 Tes 2.13-14).
La palabra evangelio significa buenas noticias y éstas son, efectivamente, las buenas noticias que la Biblia, la Palabra de Dios que nunca miente, establece en nuestras vidas pues tu y yo fuimos escogidos desde el principio para salvación, esto es, para recibir vida eterna, abundante y plena.
Ahora bien, no fuiste escogida(o) por Dios gracias a tus dones o talentos ni por tu buen comportamiento sino que fuiste escogida(o) al ser apartada(o) por el Espíritu Santo y, sobre todo, al haber creído a la Palabra de Dios que es la Verdad.
De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado (Isa 27.9a).
Desde Génesis hasta Apocalipsis el mensaje de Amor de la Palabra de Dios es constante y consistente: la redención de la humanidad. Esto es, fuiste comprada(o) a precio de Sangre para pagar TODOS tus pecados y DEVOLVERTE tu libertad y tu derecho a una vida plena como HIJA(O) DE DIOS NACIDA(O) DE NUEVO.
Demasiados creyentes piensan que la santidad se consigue mediante el arrepentimiento y las obras que debemos realizar para agradar a Dios y así poder mantener nuestra relación con Él. El problema es que olvidan que YA fuimos escogidos para salvación mediante la santificación (lo que Dios YA te proveyó), y mediante la fe.
Amada(o), Dios no está tan interesado en tus fracasos y derrotas como en las acciones que realizas para cumplir el propósito por el cual sigues aún aquí en la tierra. Para eso te CREÓ DE NUEVO por medio de la fe en Jesucristo.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,  en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,  entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.  Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.1-10).
Es Su plan y es tan perfecto que hasta la fe está incluida como un regalo de Dios para ti, y todo con el propósito de que no exista la más remota posibilidad de que falles pues Él es el que te santifica.
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.20-23).
Oremos:
Amado Padre celestial, te alabo y te bendigo por lo que has hecho conmigo al adoptarme como Hija(o) Tuya(o) pagando con la Vida de Jesús el precio de mi adopción, el perdón de todos mis pecados. Gracias porque cuando he estado en angustia te he invocado y siempre me respondes, poniéndome en lugar espacioso. Tú estás conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Tú estás conmigo entre los que me ayudan; Por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen. Mejor es confiar en Ti que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Ti que confiar en príncipes. Sé que toda enfermedad, problema o circunstancia yo la destruiré en Tu nombre, Jesús. Aunque el día de hoy me sienta rodeado como por abejas; o las circunstancias se enardezcan contra mí  como fuego de espinos; Sé que, en Tu nombre Jesús, yo les venceré. Tú eres mi ayudador. Tú eres mi cántico y mi fortaleza. Tú eres Jesús, mi Señor y Salvador. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 28                             2 Tes 2  /  Isa 27-28/ Sal 118

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