Sábado 22 de Octubre de 2011.
¡Dios lo dice!
Por Riqui Ricón*
Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera… No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, (Sal 112.1, 7-8a).
¿Sabías que el primer pecado, allá en el paraíso, no fue la desobediencia? Pues, así es, el primer pecado fue la incredulidad hacia la Palabra de Dios.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gen 3.1-5).
Pon mucha atención, pues al primer intento de engaño de Satanás, la mujer contestó correctamente pero a la segunda mentira sucumbió ante la duda. Puedo imaginármela pensando: “¿quién dirá la verdad, este bicho raro que habla o Dios quien me creo?” Y ellos decidieron CREER al diablo y por lo tanto hicieron mentiroso al Señor.
Desde ese día hasta la fecha, el problema del ser humano ha sido siempre el mismo: ¿a quién le voy a creer? ¿Al diablo y sus mentiras o a la Palabra de Dios?
Cuando hacemos caso a las mentiras, automáticamente entra el temor a nuestras vidas y con el temor la duda que concebirá la desobediencia.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Gen 3.8-10).
Sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios que no miente, nos enseña claramente que las/los Hijas/Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO pueden y deben llevar sus vidas sin temor ni duda pues no hemos recibido el espíritu de esclavitud para estar OTRA VEZ en temor, sino que hemos recibido el espíritu de ADOPCION por el cual podemos decir Abba, Papá, Papito a Dios.
¿No es asombroso? Dios, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti con tal de tener una relación contigo de Padre a Hija(o) y que le puedas decir, papá, papito. Él no te ha dejado ni te dejará en manos de la enfermedad, el temor, la violencia, el fracaso ni ninguna otra calamidad. ¡Tú eres Su Hija(o)!
Ante la pérdida de toda esperanza al recibir la noticia de la muerte de su hija, Jesús le dijo a Jairo, NO TEMAS, CREE SOLAMENTE.
Todo aquel que decide CREERLE a Dios, CREERLE a Su Palabra, puede llevar una vida firme y confiada pues tiene asegurado su corazón y no tendrá temor de malas noticias.
¡Dios lo Dice! Y si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí (Isa 12.2).
Así que, la clave para la existencia es que, para obedecer a Dios primero le tienes que creer. Creerle a Él, creerle a Su Palabra. Creerle que te ama tanto que ha dado Su palabra de Honor en que te irá bien en esta vida pues Su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos:
Amado Padre celestial, que hermoso es comenzar un día más sabiendo que Tú me amas, que puedo vivir este día confiada(o) porque mi corazón está asegurado por Tu Palabra de Honor. Tú lo has dicho y lo vas a cumplir, Tú lo has hablado y lo vas a ejecutar. Así que, Espíritu Santo, Tú y yo nos plantamos firmes ante cualquier circunstancia, enfermedad o adversidad y les resistimos. Soy sana(o), soy libre. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Ningún demonio, ninguna enfermedad, ningún problema están sobre la Palabra de Dios y ésta dice que yo soy un(a) Hija(o) de Dios nacida(o) de Nuevo no de una simiente corruptible sino incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Soy de Cristo! ¡Ya he vencido! Porque mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo. ¡No temo a malas noticias! Confiado, asegurado está mi corazón. Señor Jesús, puedo ser dichosa(o), mil veces feliz, pues yo confío en Ti. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2010
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 22 1 Tes 1 / Isa 11-13 / Sal 112
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