viernes, 31 de octubre de 2014

¡Cómo vencer sobrenaturalmente todos tus problemas!

 




1 de Noviembre

¡Si puedes creerle a Dios, al que le cree a Dios TODO le es posible!

Por Riqui Ricón*

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación… Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino…  Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra… Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos. (Sal 119.97, 105, 107, 116-117).

El rey Ezequías fue uno de los mejores reyes que haya tenido el reino de Judá, tanto que la Escritura dice de él:

Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre… En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.  Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.  Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió (2 R 18.3, 5-7).

Cuando Senaquerib, rey de Asiria, después de una campaña militar muy exitosa donde había invadido varios reinos, llegó con su gran ejército para destruir Jerusalén, Ezequías se fortaleció en el Señor para escuchar y creer la Palabra de Dios, por lo cual fue librado milagrosamente de su enemigo.

En este día, probablemente, tú, mi estimado(a) amigo(a) necesites, como el rey Ezequías, un gran milagro. Si ese fuere tu caso, te tengo muy buenas noticias, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice que CIERTAMANETE Él llevo tus enfermedades, sufrió tus dolores y por sus heridas tú ya fuiste sanado (Isa 53.4-5); dice que Dios desea que tú seas prosperado(a) en TODAS las cosas y que tengas salud así como prospera tu alma (3 Jn 2); y dice también que aunque andes en valle de sombra y de muerte, no temerás mal alguno porque Dios mismo está contigo (Sal 23.4).

Quizá tú pienses que Dios apoyó a Ezequías porque él era rey de Judá o que Jesús podía sanar a los enfermos o dar de comer a multitudes porque Él es el Hijo de Dios. Pues, permíteme hacerte unas preguntas, ¿eso es todo lo que se necesita? ¿Ser rey o reina; ser Hijo o Hija de Dios?

¡Excelente! ¡Más buenas noticias! La Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, dice claramente que por la Sangre de Jesús tú ya has sido hecho(a) rey (reina) para Dios y que reinarás sobre esta tierra.

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

Nota que la Escritura NO dice que serás un(a) Rey (Reina) cuando llegues al cielo o a la Presencia de Dios, sino que establece que por lo que Jesús hizo por Amor a ti, YA ERES ese(a) Rey (Reina) que ha de reinar sobre la tierra.

Y si esto te pareciera poco, pon toda tu atención y corazón a lo que dice 1ª de Juan 3.1:

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.

 No solamente eres Rey (Reina) y Sacerdote (Sacerdotisa) sino que además, ¡Eres llamada(o) Hijo(a) de Dios por el mismísimo Dios! ¡Y eso es lo que en Verdad eres!

Y muchas veces el espíritu lo arroja al fuego o al agua, para matarlo. Si puedes, ayúdanos. ¡Ten compasión de nosotros! Dijo Jesús: ¿Cómo "si puedes"? Para el que cree, todo es posible (Mar 9.22-23 CST).

Quizá tú hayas acudido ya a la oración y te parece que nada da resultado y te encuentras como aquel padre de familia que vino a Jesús diciendo, traje mi hijo a tus discípulos y no pudieron sanarle, pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Entonces, si este es tu caso, te ruego que medites en la respuesta que Jesús le dio:

¿Cómo que si puedo? Es todo lo contrario, no se trata de si Yo puedo hacer algo por ti sino de si tú puedes creerme a Mí, pues ¡al que le cree a Dios, TODO le es posible!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Si puedes creer que la Biblia es la Palabra de Dios y no miente. Si puedes creer que la Biblia es la Verdad. Si puedes creer que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Si puedes creer que por la Sangre de Jesús haz sido hecho(a) para Dios rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa), y reinarás sobre la tierra. Si puedes creer que por Su gran Amor con que te ha amado, Dios te ha nombrado Su Hijo(a). Entonces, mi amado(a),  tú puedes orar con plena certeza de fe que Dios es contigo, y si Dios es contigo, ¿quién contra ti? Puedes estar completamente seguro(a) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va hacer; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.

Y recuerda que aunque andes en valle de sombra y de muerte no temerás pues Dios, tu Padre, está contigo.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Fue por haberle creído a Dios, creyendo Su Palabra, que Ezequías recibió el pronto auxilio de Dios y el ejercito del rey de Asiria fue destruido sobrenaturalmente.

Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán. Pues desde Jerusalén se extenderá un remanente de mi pueblo, un grupo de sobrevivientes, desde el monte Sión. ¡El ferviente compromiso del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!». »Y esto dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: »“Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén; ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella. No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos ni levantarán terraplenes contra sus murallas. El rey regresará a su propia tierra por el mismo camino por donde vino. No entrará en esta ciudad —dice el SEÑOR—. Por mi propia honra y por amor a mi siervo David, defenderé esta ciudad y la protegeré”» (Isa 37.31-35 NTV).

Y eso que Ezequías era solamente un rey de Judá. ¿Qué no hará Dios Todopoderoso por uno(a) de Sus Hijos(as) como tú, que estás confiando en Él?

¡Ten ánimo! Créele a tu Padre celestial, creyendo Su Palabra, pues Su buena Voluntad para contigo es agradable y perfecta. Dios no te ha dejado, ni te dejará y de todo problema, angustia o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Ezequías, aunque un gran rey, era solamente un simple mortal y, sin lugar a dudas, por el Amor que Dios siente por ti, por Su Palabra y por el Poder del Espíritu Santo, tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes con toda franqueza decirle a tu Padre celestial:

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación… Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino…  Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra… Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos. (Sal 119.97, 105, 107, 116-117).

Así que, haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Ponla en tu mente, boca y corazón leyéndola y meditándola de día y de noche todos los días de tu vida porque sólo así harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, sé perfectamente que puedo confiar en Ti. Sé perfectamente que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad. Y sé que aún esta certeza me la has dado Tú por el gran Amor con que me amas. Gracias, Señor Jesús, porque estando yo en tinieblas me trasladaste a Tu luz admirable; estando yo muerto(a) me has dado vida y la vida que has comprado para mí con Tu Sangre es una vida buena, plena y abundante. ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey de reyes y Señor de Señores! ¿Quién me puede vencer? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Así que, creo y recibo esa vida saludable, libre de la enfermedad, que Tú compraste para mí. Creo y recibo esa vida plena y abundante llena de dicha y paz donde tendré problemas y aflicciones, pero de todos y cada uno de ellos saldré más que vencedor(a). ¡No hay forma en que pueda perder en esta vida! Por lo tanto, creo y declaro que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hija(o) del Rey! Gracias, Señor Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 1                        1 Tim 3  /  Isa 36-37/ Sal 119.97-120

 



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