16 de Octubre
¡El Juez Justo!
Por Riqui Ricón*
También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios
Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos… El séptimo ángel derramó su
copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono,
diciendo: Hecho está. (Apo 16. 7, 17).
La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que uno de los
principales atributos de Dios es, ¡La Justicia!
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y
aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de
alegría más que a tus compañeros (Sal 45. 6-7).
Sobre todas
las cosas, nuestro Dios es justo y dará a cada quien lo que es suyo. Por esto,
no es de extrañar que, al final de los tiempos, en el Apocalipsis, el tercer
ángel declare al Señor Dios Todopoderoso como justo mientras que el séptimo
ángel derrama su copa diciendo: Hecho
está. No olvides que el mayor acto
de Justicia, por parte de Dios, la redención y justificación de TODOS los
hombres, se realizó mientras Jesús entregaba Su propia vida al exclamar: ¡Consumado ES!
Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios, creyendo
Su Palabra] y para fe [para
creerle a Dios, creyendo Su Palabra],
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle
a Dios, creyendo Su Palabra]…
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por
medio de la fe en Jesucristo [por medio de creerle a Dios,
creyendo Su Palabra acerca de Jesucristo],
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre [por medio de creerle a Dios, creyendo Su
Palabra], para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a
fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús [al que le
cree a Dios, creyendo Su Palabra] (Ro 1. 17; 3. 21-26).
¡El Evangelio de Jesucristo son
Buenas Noticias! El Hijo Único de Dios se hizo hombre y (precisamente por esto), viviendo una vida justa, pagó el precio de
TODAS tus injusticias y pecados para que tú fueses declarado(a) justo(a) por el
Rey y Juez de toda la tierra.
Se consciente que cuando el
diablo y todos sus secuaces comienzan a chillar que no es justo que tú puedas
vivir una Vida Plena y abundante, entonces, Jesucristo tu Señor, Salvador y
Redentor, siempre se adelanta y declara: ¡Claro que es justo! ¡Yo pagué el
precio! ¡Yo cargué su culpa! ¡Yo pagué todos y cada uno de sus pecados!
El ladrón no viene sino
para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado(a), puedes estar seguro(a)
que el justo juicio de Dios por TODOS tus pecados cayó sobre Jesús para que
ahora tú puedas gozar de esa vida plena y abundante que Él siempre planeó para
ti.
Vuelve el desierto en
estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir. Siembran campos, y plantan viñas, Y rinden
abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera; Y no disminuye
su ganado (Sal 107.35-38).
Así que, tú
eres justo(a) y Dios te bendice guardándote y protegiéndote NO por algo que tú
hayas hecho o dejes de hacer sino por lo que Jesús hizo por Amor a ti al morir
en esa cruz pagando TODOS tus pecados y al Vencer a la muerte resucitando de
entre los muertos.
¡Es Dios
quien lo hizo!
Antes de la creación del mundo, Dios decidió adoptarnos como hijos suyos
a través de Jesucristo. Eso era lo que él tenía planeado y le dio gusto hacerlo (Efe 1.5 PDT).
¿Por qué es esto así? Porque Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él (Jn 3.16-17).
Lo más grande y asombroso de este
gran Amor con que Dios te ama es que SE MANIFIESTA EN JUSTICIA; pues no sólo te
perdonó todos tus pecados nada más por amarte, sino que en cumplimiento de toda
justicia primero pagó con Su propia Vida el justo castigo por cada uno de
ellos.
¡Jesucristo ya pagó! Así que, tú
no tienes por qué volver a pagar.
Ahora, con toda justicia, tú has
sido revestido(a)
con el Amor de Dios, quién te destinó de antemano para adoptarte como Hijo(a)
por medio de Jesucristo, y así lo hizo de acuerdo con su voluntad y buen
parecer. Dios te ha aceptado como Su amado(a) Hijo(a) porque en Cristo Jesús tú
tienes redención por Su muerte, es decir, el perdón de los pecados conforme a
las riquezas de su gracia, derramada en abundancia sobre ti con perfecta
sabiduría e inteligencia.
Dios, con Su Palabra,
te ha revelado el secreto de su voluntad, según el plan que previamente se había
trazado para tu beneficio. De acuerdo con ese plan, en el momento oportuno te
recogerá dondequiera que te encuentres, sea en el cielo o en la tierra, para
que estés con él, unido(a) a Cristo Jesús para siempre.
Por todo esto, tú tienes
parte en la herencia de Jesús, porque Dios, en su propósito soberano, te
predestinó desde el principio para ser suyo(a), para que tú seas la alabanza de
su gloria.
También en Cristo
Jesús, tú, que escuchaste la Palabra de Verdad, la buena nueva de la salvación,
y que has creído en Él, ya fuiste sellado(a) con el Espíritu Santo prometido.
Este sello es la garantía de la herencia que has de recibir de acuerdo a la
justicia de Dios (Efe 1.3-14).
En el mes duodécimo, que es el
mes de Adar, a los trece días del mismo
mes, cuando debía ser ejecutado el
mandamiento del rey y su decreto, el
mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de
ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que
los aborrecían (Est
9.1).
Es por todo esto que
ahora tú tienes derechos divinos (ganados con toda justicia), sobre todo
problema, angustia o aflicción. Sobre cualquier tribulación que como un enemigo
te quiera destruir.
Les dijo que debían celebrar esos días con alegría y festejos,
obsequiándose porciones de comida unos a otros y haciendo regalos a los pobres.
Ese festival conmemoraría el tiempo en que los judíos quedaron aliviados de sus
enemigos, cuando su dolor se convirtió en alegría y su duelo en gozo (Est 9.22 NTV).
Así que, no temas,
cree solamente. Sin importar las circunstancias que estés enfrentando el día de
hoy y no por tus méritos sino por la Palabra de Dios, ¡Tú eres la Justicia de
Dios!
Y qué pues diremos a
todo esto, si Dios está contigo, ¿quién contra ti?
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en verdad
estoy muy agradecido(a) por este Amor tan grande con que me has amado pues estando
yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Cada
día conozco más y entiendo mejor que, al que no conoció pecado, tu Hijo Jesús,
por mí lo hiciste pecado, para que yo fuese hecho justicia Tuya en Cristo Jesús
y de esta forma cambiaste mi vida radicalmente, me hiciste Nacer de Nuevo pero
ahora como un(a) Hija(o) Tuya(o). Soy justa(o) y puedo vivir una vida plena y
abundantes pues la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte. ¡Gracias Jesús! Gracias, precioso Dios, sólo Tú eres
el Juez Justo. Por esta justicia, me determino a vivir la Vida plena y
abundante que Tú, Jesucristo, pagaste para mí al precio de Tu propia Vida. Creo
y declaro, con toda justicia, qu e en todo problema, angustia o enfermedad voy
a salir más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo. Mayor eres Tú,
Espíritu Santo, que estás en mí como la garantía de mi herencia, que cualquiera
que está en el mundo. Resisto toda enfermedad, pobreza, tristeza y depresión.
Recibo mi salud, prosperidad, gozo, paz y Vida Eterna como mi derecho legítimo,
obtenido con toda justicia. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
16 Apo 16
/ Est 9-10 / Sal 107.23-43
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