9 de Octubre
¡Con propósito y destino!
Por Riqui Ricón*
Él hace producir el heno para
las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la
tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar
el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre (Sal
104.14-15).
Las lecturas del día de hoy nos invitan a
reflexionar en el hecho de que Dios es el creador y hacedor de todas
las cosas verdaderamente buenas, las cuales Él ha destinado por posesión tuya.
El verdadero pan que
sustenta la vida del hombre es Su Palabra, es el hecho de que Dios te ama y que,
por haber tú creído, reconocido y aceptado que Jesucristo es tu Señor y Salvador,
quien pagó en esa cruz todos tus pecados al morir en tu lugar y quien además
venció a la muerte al resucitar de entre los muertos, todo por amor a ti; por
esto, ahora tú eres Su Hijo(a); Nacido(a) de Nuevo mediante la Palabra de Dios
que vive y permanece para siempre.
Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de
simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1 P 1.23 NVI).
Este es el Evangelio de
Jesucristo ¡Buenas Nuevas! Buenas Noticias que te producen gozo y alegría en
lugar del luto y del manto de tristeza que el mundo, el espíritu de angustia,
te ofrece.
Y sacrificaron aquel día
numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande
contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de
Jerusalén fue oído desde lejos (Neh 12.43).
Cada día, cuando medites en
las bondades y beneficios que Dios ha derramado sobre tu vida, recuerda siempre
que el mayor de todos ellos es Su Palabra, la Biblia.
La Biblia es la Palabra de
Dios. Esto significa que TODAS las palabras que están en la Biblia han salido
de la boca del Dios vivo y verdadero, quien, por cierto, no puede mentir y por
lo tanto, TODAS ellas se van a cumplir cabalmente.
El cielo y la tierra pasarán pero mis palabra no pasarán
(Luc 21.33).
Y en esta Palabra de Dios,
Eterna e Infalible, Él te hace saber que te ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16).
Es por esto que ahora eres una
nueva creatura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, ¿sabes? ¡Lo mejor
de tu vida está delante de ti y no atrás!
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Sin lugar a
dudas, en esta nueva naturaleza, regeneración o nuevo nacimiento, es la
Voluntad de Dios que tú vivas una vida próspera, con salud, paz y mucho gozo. ¿Qué
cómo lo sé? Pues escrito está en Su Palabra, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las
mujeres y los niños; y el alborozo… fue
oído desde lejos.
¿Acaso
Dios miente cuando te asegura en la Escritura, Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma? (3 Jn 2).
¡De ninguna manera! Recuerda
siempre que Dios no puede mentir.
Dios no es hombre,
para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he
recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).
Así que, Dios, el Creador, el
Todopoderoso, que ha hecho todas las cosas buenas para que las disfrutes, te
ama tanto que te ha elevado de la posición de simple creatura mortal a la de un(a)
Eterno(a) Hijo(a) del Rey.
Dios Todopoderoso te ha
justificado, perdonado, santificado y perfeccionado a través de la muerte y
resurrección de Su Hijo Jesús, haciéndote también Su propio(a) Hijo(a). Ahora
eres miembro de la familia Real. ¡Tienes la vida resuelta! Puedes en verdad ser
feliz en este mundo al mismo tiempo que cumples la misión que se te ha
encomendado.
Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una
nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel
que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa. Por eso, los que antes no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; los
que antes no erais objeto de misericordia, gozáis ahora plenamente de la
misericordia de Dios
(1 P 2.9-10 CST).
Como te lo expresé anteriormente,
estas, mi amado(a), son las buenas noticias del Evangelio. No solamente has
sido justificado(a) y perdonado(a) en Cristo Jesús, sino que también has sido
regenerado(a), renovado(a) -hecho(a) de nuevo-, para ser llamados por Dios Hijo(a)
Suyo(a).
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de
verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce
a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Ya no eres
más la misma persona mala y pecadora que antes eras. ¡No! Ahora, de acuerdo a
la Biblia que es la Palabra de Dios y no miente, eres un(a) auténtico(a) y
legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios
(1 Jn
5.1).
Todo esto, es razón, más que
suficiente, para alegrarte y gozarte pues, ahora, al haber Nacido de Nuevo, el
Todopoderoso es tu propio Padre, y en este día, ante cualquier problema,
enfermedad o aflicción, Él te guarda y te sostiene con su diestra de justicia y
de poder.
Dios, tu Padre, es el
proveedor del vino, del aceite y del pan para que, a pesar de toda
circunstancia, adversidad, tristeza, muerte o enfermedad, tú realices una Vida
plena y abundante a través de Jesucristo. Para que realices una vida CON
significado pues ahora tú ya sabes quién eres y por qué estás en esta vida.
¡Para que anuncies las
virtudes de Aquel que te llamó de las tinieblas a Su luz admirable!
¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios!
¡Tienes identidad! ¡Eres la sal de la tierra! ¡Eres la luz del mundo! Así has
sido llamado(a) por la Palabra de Dios para bendecir a los demás. ¡Tienes
propósito!
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia (Mat
10.7-8).
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán (Mar
16.15-18).
Recuerda que, si Dios lo
dijo, entonces Él lo va a cumplir y si Dios lo hablo, entonces Él lo va a
ejecutar. Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se
arrepienta.
Tú estás aquí como un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo para algo mucho más importante que
sobrevivir mediante un empleo o negocio y adquirir bienes materiales como
propiedades, casas o automóviles. Tú estás aquí para ser luz en medio de las
tinieblas y establecer el Reino de tu Padre celestial sobre este mundo perdido.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón
están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando
la lluvia llena los estanques (Sal 84.5-6).
Tu vida en esta tierra no
tiene por qué ser un valle de lágrimas, tristezas y sufrimientos. Puesto que la
Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, establece que Jesús vino a ti para
darte Vida Eterna, que es la Vida plena y abundante que sólo pueden disfrutar
los Hijos de Dios, entonces, insisto, sin importar los problemas, enfermedades
o aflicciones que hoy estés enfrentando, y sin lugar a dudas, TÚ eres ese(a)
hombre (mujer) bienaventurado(a) que tienes en Dios tu fuerza y Su Palabra y
Sus caminos en tu corazón. ¡Tú eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
que, atravesando el valle de lágrimas lo conviertes en un manantial de vida,
pues Jesucristo vive en ti y contigo y Su Palabra dentro de ti es una fuente
que salta para vida eterna.
Después de esto, sabiendo
Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se
cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre;
entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se
la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo:
Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19.28-30).
Si en estos momentos te
encuentras suspirando y pensando, “ese será
tu caso Riqui Ricón, ojalá y mi vida fuera así de hermosa…”, te
recuerdo que no se trata de lo que tú pienses que es tu vida o de lo que
hiciste con ella, sino de lo que Dios dice que ahora es tu vida por lo que Él
hizo con ella. ¡Consumado es! ¡Hecho está! ¡Buenas Nuevas! El sacrificio de
Amor que Jesús hizo por ti fue perfecto, completo y acabado. No le hace falta
nada. No hay que agregarle nada.
¡La Palabra de Dios lo dice
así!
Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo [plenitud] por él (Jn 3.17).
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida [Vida Eterna], y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
¡Gracias Señor Jesús, puedo
confiar en Ti!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te
estoy muy agradecido por el Amor con que me has amado que estando yo muerto en
delitos y pecados me has dado vida juntamente con Cristo, y no cualquier clase
de vida, sino la Vida Eterna; una Vida Plena y Abundante para vivirla. Es por Tu Gran Amor que me has hecho nueva criatura
y todas las cosas viejas ya han quedado atrás. He sido justificado(a) y
perdonado(a) por Tu Gran Amor, que es Cristo Jesús, mi Señor y Salvador. Puedo
declarar que soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de una simiente
corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Puedo
confiar en Ti y ser dichoso(a). Recibo Tu gozo, que es mi fortaleza y declaro,
con toda certeza, que yo, _____________ (tu nombre aquí), soy la persona que la
Biblia, Tu Palabra, oh Dios, dice que soy. De todo problema, enfermedad o
aflicción saldré más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me
fortalece. Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, y conmigo, que el que
está en el mundo. Yo soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios para anunciar las virtudes de Aquel que me llamó de las
tinieblas a Su Luz admirable. ¡Tengo identidad y tengo propósito! ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso,
pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he
sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de
Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
9 Apo 9
/ Neh 12/ Sal 104.1-23
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