martes, 7 de octubre de 2014

¡Cómo vencer los problemas, enfermedades y circunstancias adversas!


 
4 de Octubre

¡Peleando la Buena Batalla!

Por Riqui Ricón *

En realidad,  lo que pretendían era asustarnos.  Pensaban desanimarnos,  para que no termináramos la obra.   "Y ahora,  Señor,  ¡fortalece mis manos!" (Neh 6.9 NVI).

Amado(a), estos tiempos que estamos viviendo son tiempos muy emocionantes. Grandes milagros están a punto de suceder en tu vida. Solo debes estar consciente que, te guste o no te guste, tú estás librando una gran batalla y se llama la buena batalla de la fe.

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Todos los problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando el día de hoy forman parte de esa batalla, y la buena noticia es que tú puedes hacer que sea una BUENA batalla si te decides a pelearla con tu FE (en lugar de con tus fuerzas).

Y, ¿qué es la fe?

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

Quizá a ti te pase como a mí me sucedía antes: esta definición de la fe me sonaba muy propia y aún bonita pero no me servía de mucho ya que no comprendía cómo podía yo tener por cierto cosas que no se ven, ¿cómo creer que estoy sano si en mis manos tengo los análisis clínicos que confirman el diagnóstico de mi médico, quienes aseguran que estoy enfermo de tal o cual enfermedad? ¿Cómo creer que mi familia o mi matrimonio serán restaurados cuando no veo ya posibilidad alguna? ¿Cómo creer que saldré adelante económicamente cuando mis deudas y acreedores me están ahogando? ¿Cómo puedo estar convencido de esas respuestas que estoy esperando?

La respuesta a estas y otras preguntas parecidas la encontrarás en la Biblia.

Dios no es un simple *mortal  para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete  ni lleva a cabo lo que dice? (Num 23.19 NVI).

La respuesta a tus preguntas es hermosamente sencilla. Puedes creer y estar plenamente seguro(a) cuando tienes la Palabra de Dios al respecto. Esto es, si encuentras en la Biblia una promesa de liberación tocante a tu necesidad, pues Dios todo lo puede (excepto mentir), y si Él te ha dado una Palabra o una Promesa de auxilio o liberación, entonces, puedes estar cien por ciento seguro(a), totalmente convencido(a), que Él honrará Su Palabra, ¡Cumpliéndola!

El cielo y la tierra pasarán,  pero mis palabras jamás pasarán (Mat 24.35).

Entonces, cuando entras a una batalla con la certeza y total seguridad de que vas a vencer, porque si Dios es contigo, ¿quién contra ti? ¡Esa es la buena batalla de la fe! Sabes que sabes que todo lo puedes y que, en todas las cosas, saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús.

Y ¿cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar tan seguro(a)? Pues simplemente porque, ¡Dios lo ha dicho así acerca de ti! En Su Palabra, La Biblia.

Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Así que puedes estar totalmente seguro, pues esto es lo que la FE en Verdad ES: creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Sólo de Su Palabra puede provenir toda certeza y toda confianza pues, al fin y al cabo, ¡Dios tiene Palabra de Honor!

Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo el diablo anda buscando a quien destruir, como si fuera un león rugiente (1 Pe 5.8 BLS).

El día de hoy, al igual que en los tiempos de Nehemías, Satanás, el diablo, sólo puede rugir sus mentiras pretendiendo asustarte. Él no es ningún león, tan sólo simula y aparenta ser uno. Su estrategia es simple, si él logra que tú comiences a escuchar sus mentiras, entonces tu realidad (problemas, enfermedades, aflicciones, etc.), comenzará a parecerte tan grande e impresionante que dejarás de creer la Verdad de la Palabra de Dios para comenzar a creer en la mentira de tu inminente fracaso o derrota y serás presa fácil del desánimo, el miedo, la ansiedad, el mal genio, etc.

Pero eso NO sucederá hoy, ni contigo. Sólo tienes que prestar atención a las instrucciones que Dios le dio a Josué el día que enfrentó el reto más grande de su vida.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Hoy debes tomar conciencia de que es de vital importancia que hagas de la Biblia la norma máxima de tu existencia. ¡Ponla en tu mente, boca y corazón! ¡Léela y medítala de día y de noche!

De tu lectura y meditación de la Biblia fluirá como un río la FE que necesitas para ganar esta batalla y, como en el caso de Nehemías, sin importar que tan difícil sea la obra o que tanta oposición encuentres, ¡saldrás adelante sobrenaturalmente!

Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra (Neh 6.15).

¡Cincuenta y dos días! Quizá tú, como yo, no sepas mucho acerca de la industria de la construcción, pero algo si sé: no es nada fácil terminar de construir una casa pequeña en dos meses (60 días); se necesitan muchos recursos y personal trabajando continuamente hasta en dos turnos de trabajo. ¡Cómo imaginar siquiera que la ancha muralla que protege a una ciudad completa se pueda terminar en cincuenta y dos días! Sólo con la ayuda de Dios y eso, mi amado(a), se llama un milagro.

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te asegura que Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Co 2.9). Así que, tú, como Nehemías,  prepárate a ser asombrado y recibir, en esta buena batalla, el pronto auxilio del único Dios Todopoderoso.

En aquel tiempo, los enemigos de Nehemías, y del pueblo de Dios, así como todas las naciones de alrededor se sintieron humillados y conocieron que Dios estaba con ellos. Esto sucedió porque un hombre le recordó al Señor Su propia Palabra, el Pacto establecido con Israel:

»Recuerda, te suplico, lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si ustedes pecan, yo los dispersaré entre las naciones: pero si se vuelven a mí, y obedecen y ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del mundo los recogeré y los haré volver al lugar donde he decidido habitar.” (Neh 1.8-9 NVI).

Me pregunto, ¿qué no hará el Señor tu Dios por un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo mediante un pacto establecido sobre mejores promesas? ¡Un pacto establecido en la Sangre de Su propio Hijo Jesucristo!

Amado(a), sea cual sea tu situación actual, es tiempo de comenzar a creerle a Dios. Este es el tiempo de creer que la Biblia no es un libro de religión sino que realmente es la Palabra de Dios y esto significa que son las Palabras que salieron de la boca de Dios y por lo tanto se van a cumplir todas. El cielo y la tierra pasarán pero Su Palabra NO va a pasar.

Tú eres un(a) Nehemías de este tiempo y has sido dejado(a) por Dios en esta tierra para vencer poderosos enemigos y hacer que la gente conozca y reconozca que la Palabra de Dios es Verdad en tu boca (1R 17.24). Tu vida, como la de Nehemías, tiene un propósito y sentido, y es establecer el reino de Dios aquí en la tierra.

Probablemente esto no suene muy acorde con la realidad que estás viviendo o te parezca demasiado formidable como para realizarlo pero, no te preocupes, la mismísima Palabra de Dios te tiene la respuesta:

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

Todo esto lo dice Dios acerca de ti.

…Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Así que, ¡Prepárate para ser asombrado por tu FE! ¡Por creerle a Dios, creyendo Su Palabra!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este momento quiero darte gracias por Tu Gran Amor con que me has amado que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me salvaste y diste vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias por la Vida Plena y abundante que adquiriste para mí. ¡La creo y la recibo! Soy ¡Nueva Creatura! ¡Las cosas viejas pasaron y he aquí que todo en mi vida es Nuevo! ¡Gracias a Ti! ¡Gracias a Tu Amor! Hoy quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad que me has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a) más valioso(a) que Tú tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú, oh Dios, tienes por mí. No voy a permitir que el espíritu de temor y duda me haga soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: el saber y creer que en verdad soy un(a) Hija(o) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto, nada ni nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es en Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡No temo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Estoy listo(a) para hacer grandes cosas, las mismas que Tú, Jesucristo, hiciste y aún mayores. ¡Todo lo puedo en Cristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a)! Sí, soy dichoso(a), pues yo en Ti confío. Gracias Señor Jesús, te amo con todo mi corazón. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 4                    Apo 4 /  Neh 5.1-7.4 / Sal 99

 

 
 

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