Lunes
29 de Julio de 2013.
Por
Riqui Ricón*
Y
oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo
decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a
Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo
en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal
(Jon
4.2)
Entonces Dios dijo a Jonás: —¿Te parece bien enojarte porque la planta murió? —¡Sí —replicó Jonás—, estoy tan enojado que quisiera morirme! Entonces el SEÑOR le respondió: —Sientes lástima por una planta, aunque tú no hiciste nada para que creciera. Creció rápido y murió rápido. Pero Nínive tiene más de ciento veinte mil habitantes que viven en oscuridad espiritual,* sin mencionar todos los animales. ¿No debería yo sentir lástima por esta gran ciudad? (Jon 4.2, 9-11 NTV).
Una
vez más, podemos constatar en las lecturas del día de hoy como Dios
es un Dios bueno, un
Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor
inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente (Jon
4.2 NTV).
Es
interesante notar como en toda la Biblia, que es la Palabra de Dios y
no miente, Él se te manifiesta como un Dios de Gracia abundante e
infinita Misericordia y, a pesar de esto, todavía hay creyentes que
prefieren mirarlo como un Dios implacablemente celoso de la justicia
quien dará a todos su merecido.
Porque
tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El
malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de
tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a
los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará
Jehová. Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu
casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor. Guíame, Jehová,
en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu
camino (Sal 5.4-8).
Ciertamente
Dios no se complace en la maldad, ni el malo podrá estar delante de
Él, pues le molestan todos aquellos que se deleitan en la maldad.
Sin embargo, lo importante aquí es que tú puedes estar delante de
Dios, en Su Presencia, sólo y solamente por la abundancia de Su
misericordia. Es Él el que te guía por causa de Su justicia y no la
tuya; es Él el que endereza tu camino y no tú.
La
Nueva Traducción Viviente de la Biblia (NTV), lo expresa así:
Oh
Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los
malvados. Por
lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia, porque
aborreces a todo el que hace lo malo. Destruirás a los que dicen
mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores.
Gracias
a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo
con la más profunda reverencia. Guíame por el camino correcto, oh
SEÑOR, o mis enemigos me conquistarán; allana tu camino para que yo
lo siga.
¡Es
por Su Gracia para que nadie se gloríe, pues NO se justificará
delante de Dios hombre alguno!
Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios;
no
por obras, para que nadie se gloríe
(Efe 2.8-9).
¡Es
sólo, y exclusivamente, por el Amor que Dios siente por ti que has
sido hecho(a) heredero(a) de la Salvación Eterna!
Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor
para con los hombres,
nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,
el
cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro
Salvador,
para
que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme
a la esperanza de la vida eterna (Ti
3.4-7).
¡Dios
te salvó, NO por obras de justicia que tú hayas hecho, sino por Su
bondad y Amor!
Mas
por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho
por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el
Señor (1 Co 1.30-31).
¡Es
por Dios, y solamente por Él, que ahora tú estás en Cristo Jesús!
Así que, si de algo te puedes gloriar es de que Jesús te ama.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él
(Jn 3.16-17).
¡Dios
te Ama tanto que prefirió entregara Su propio Hijo antes que
perderte a ti!
Si
esto en Verdad es así, ¡y lo es! Si esto en Verdad lo crees, ¿lo
crees? Entonces, en Verdad que no tienes nada que temer en la Vida.
El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
(Ro 8.32).
Ahora,
sabes que sabes, y lo crees con todo tu corazón, que Dios es tu
Padre y está en ti y contigo.
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro
8.31).
Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que
está en vosotros, que el que está en el mundo
(1 Jn 4.4).
Curiosamente,
este día se presentaron a la puerta de mi casa unas personas que,
aunque profesan creer la Biblia, después de conversar con ellas un
buen rato, el Espíritu Santo me hizo notar como cada vez que yo les
quería mostrar que la Biblia enseña que Dios es bueno, que Él es
Amor, misericordioso y lleno de Gracia para con nosotros, ellos me
contestaban que el hombre era malo, vendido al pecado, que a pesar de
que Dios los amara tanto si no cuidaban esa salvación, que les fue
dada por Gracia, entonces la perderían y se condenarían por toda la
eternidad. ¡Era como si habláramos dos idiomas totalmente
diferentes!
Fue
como si me estuvieran diciendo, si ya sé que Dios es misericordioso,
sé que me salvó por Su Gracia y también sé que Dios me ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderme a mi,
PERO... ¡Algo tengo que hacer yo para merecer semejante Amor y no
perder semejante salvación!
Porque
¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por
justicia.
Pero
al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
mas
al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le
es contada por justicia.
Como
también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios
atribuye justicia sin obras,
diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas
iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.
Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado (Ro
4.3-8).
Amado(a),
no te confundas, ni dudes, si Dios sintió lástima y tuvo compasión
de Nínive, de aquella ciudad pecadora, entonces, cuánto más no
hará por ti, que eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no
comprende por qué lo somos (1
Jn 3.1).
Sin
importar cuál sea el problema, aflicción o enfermedad que estás
enfrentando el día de hoy, sabe muy bien, y créelo, que Dios no te
ha dejado, ni te dejará; que Él te ha amado, te ama y te amará;
que Él ha declarado en Su Palabra, la Biblia, que es Su Palabra de
Honor, que tú saldrás más que vencedor(a), pues TODO lo puedes en
Cristo que te fortalece.
Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien (Jos
1.8).
No te enojes, como
Jonás. No dudes, como los incrédulos. Manténte firme, constante y
persistentemente creyendo a Dios, creyendo Su Palabra, y entonces
harás, sí, harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
¡Es Palabra de
Dios!
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, hoy quiero darte gracias por el Gran Amor con que me has
amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados, por Amor me
diste Vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Es por Tu Gracia que he
recibido Eterna Salvación! Ahora comprendo más que es a través de
Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La
meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para
actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora
yo soy: un(a) Hija(o) Tuya(o). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto.
Señor Jesús, fue mediante Tu muerte y resurrección que yo Nací de
Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para
mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de
mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del(la)
hombre(mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos
engañosos para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por
Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así
que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las
circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy
un(a) Hija(o) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una vida
plena y abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo
paz, plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo
confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues
mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está
en el mundo. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota
Importante:
¿Cómo me hago Hijo
de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a).
Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito
a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre
Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor.
Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de
fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas
a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu
Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)!
Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Julio
28 1 Co 14.26-40 /
2 R 9 / Jon 4
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