Viernes
26 de Julio de 2013.
¡Ciertamente
tú lo verás y lo disfrutarás!
Por
Riqui Ricón*
Dijo
entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana
a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs
de cebada un siclo, a la puerta de Samaria.
Y
un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón
de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo,
¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos,
mas no comerás de ello
(2 R 7.1-2).
Desde el momento que
Adán y Eva tomaron la decisión de creerle a Satanás en lugar de
creerle a Dios, y hasta el día de hoy, siempre ha habido quienes
repiten el mismo error: hacen caso omiso a la Palabra de Dios y
deciden no creerle a Él sino a lo que ven con sus propios ojos o a
lo que piensan y sienten de acuerdo a la situación o a su
experiencia.
¡Fatal error! Lo
mismo le sucedió al príncipe en cuyo brazo el rey se apoyaba de la
historia del profeta Eliseo y la liberación de la ciudad de Samaria.
¿Por qué sucede
esto? Encuentro dos respuestas a esta pregunta; respuestas que son
totalmente diferentes una de la otra en base a cual sea tu posición
delante de Dios.
Primero, tenemos a
los incrédulos, quienes por su naturaleza caída y pecaminosa, no
quieren ni pueden escuchar a Dios (Ro 8.7). A éstos Dios les ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar sus pecados
antes que perderlos por toda la eternidad.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él
(Jn
3.16-17).
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo
(por
gracia sois salvos),
y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús,
para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús
(Efe
2.4-7).
Por otro lado están
los llamados creyentes, aquellos que han aceptado a Jesús como Señor
y Salvador de sus vidas y, por lo tanto, han Nacido de Nuevo, pero
que, ignorantes del significado y poder de la Biblia, la Palabra de
Dios, pueden ser engañados y apartados de la Verdad por los
problemas, las aflicciones o por el pecado que aún se manifiesta en
sus vidas.
La Biblia te
advierte sobre esta ignorancia, esta falta de interés hacia la
Palabra de Dios.
Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento
(Os
4.6a).
Jamás debes olvidar
que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo gracias al Amor
que Él te tiene y no por alguna acción, mérito o atributo que tú
hayas tenido antes.
Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor
para con los hombres,
nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,
el
cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro
Salvador,
para
que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme
a la esperanza de la vida eterna
(Ti 3.4-7).
siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre
(1 P 1.23).
El Amor y sacrificio
de Jesús, Su muerte y resurrección, son tan completos y acabados,
tan perfectos y poderosos que, por la Palabra de Dios, el hombre
viejo, esa antigua naturaleza carnal y pecaminosa, ya no existe más.
En contraposición a
lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, el
engaño del diablo (y la ignorancia), está en CREER que aún sigues
siendo esa misma persona mala y pecadora. Como si el sacrificio de
Jesús apenas haya alcanzado para pagar los pecados de un periodo de
tu vida y todo lo demás (la justificación, santificación,
perfección y nueva naturaleza), sólo se cubrió simbólicamente con
Su Sangre, quedando a tu cargo y responsabilidad el logro y
cumplimiento de semejantes objetivos.
De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por
Cristo
(2 Co 5.17-18a).
Permíteme aclarar
que, aunque te preguntes porqué sigues actuando o sintiéndote como
un(a) pecador(a); o te preguntes porqué sigues actuando o
sintiéndote como derrotado(a) en tu andar con Jesucristo, esa no es,
ni será jamás, la Verdad.
Sin importar tu
problemática o situación actual, cualquier argumento contrario a lo
que dice la Palabra de Dios acerca de ti, tan sólo es lo que el
diablo pretende hacerte sentir para que, afectando tus emociones, lo
llegues a creer. Él está tratando de ocultarte la Verdad con todos
los recursos que están a su alcance y, recuerda, que él es el padre
de la mentira.
Vosotros
sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha
permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira
(Jn 8.44).
La única Verdad es
lo que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, acerca de ti, de quién tú
ahora eres por Cristo Jesús: Su especial tesoro; un(a) Hijo(a) tan
amado(a) por Él que te ama a ti de la misma forma en que ama a Jesús
Su Hijo.
yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la
perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me
enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí
(Jn 17.23 NVI).
Él te ha dotado,
nada más y nada menos, que con Su Espíritu Santo y con Su Amor.
Además, Su fe, Su Palabra y Su Unción ahora están en ti y contigo.
Amado(a), ¡No hay forma en que puedas perder en la Vida!
Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?
(1 Jn 5.4-5).
Así que, no pongas
tus ojos, ni tu atención, en lo grande o difícil de tus problemas
sino en el Amor y la fidelidad de tu Padre. Él nunca te ha dejado,
ni te dejará. Te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti y ahora Él mismo te llama Hijo(a).
¡Fíjense qué gran
amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a
él (1
Jn 3.1 NVI).
Tú no eres como ese
príncipe
en cuyo brazo el rey se apoyaba. Tú SÍ
verás y disfrutarás las bendiciones del Señor porque has creído y
conocido a Su Amor, a Su Poder y a Su Palabra.
Entonces
respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis
las Escrituras, y el poder de Dios?
(Mar
12.24).
Jehová
de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal
84.12).
Este
es el único secreto (y la única manera), para que hagas de tu Vida
una Vida dichosa: ¡Confía en Dios! ¡Confía en Su Palabra!
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, hoy quiero agradecerte con la fe que me has dado. Quiero
agradarte declarando la Verdad: Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo. Soy amado(a) Tuyo, mi Dios, y soy Tu especial tesoro. No
soy un pecador(a), ni un(a) fracasado(a), pues está establecido
claramente en la Palabra de Dios que soy Nueva creación y sin
importar los problemas, enfermedades y circunstancias de mi vida, yo,
_______________ (tu nombre aquí), en todas las cosas soy más que
vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, ¡Cristo Jesús!
Señor, Tú eres mi guardador y el maligno no me toca. De todos mis
pecados me arrepiento delante de Tu Presencia, amado Padre, y te
confieso mis pecados pues fiel y justo eres Tú para perdonarme y
limpiarme de toda iniquidad. Me determino a creerte y con Tu ayuda,
Espíritu Santo, creo y recibo mi identidad de Hija(o) del Rey. Por
tanto, creo y declaro de acuerdo a la Verdad, Tu Palabra es Verdad,
que yo, _______________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy feliz! ¡Soy libre! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota
Importante:
¿Cómo me hago Hijo
de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la
siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y
corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a).
Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito
a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre
Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor.
Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de
fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas
a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu
Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)!
Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
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