Sábado
4 de Mayo de 2013.
¡La Bendición es tu derecho!
Por
Riqui Ricón*
Por
dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como
Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción (Jue 2. 15).
Es muy importante no perder de
vista que tanto la bendición como la maldición, ambas, son Palabra de Dios y,
por lo tanto, inevitablemente se han de cumplir, según sea el caso.
Mira, yo he
puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque
yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes
sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas
multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres,
y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo
os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre
la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que
os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú
y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a
su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus
días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres,
Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar (Deu 15.
20-30).
Ahora bien, si bien es cierto que
las personas se colocan bajo maldición como consecuencia de sus pecados, tienes
que notar que la Voluntad de Dios para tu vida siempre ha sido que vivas bajo
Su Bendición. Él no es ningún juez sádico que está pendiente de tus delitos y
transgresiones para aplicarte Su justicia inflexible. ¡No! ¡Nada de eso! Él es tu
Padre amoroso que te guía y corrige indicándote el camino correcto.
¿Quiero yo
la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus
caminos? (Ez 18. 23).
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3. 9).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, te enseña claramente, una y otra vez, la buena voluntad de
Dios para con los hombres.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es por Amor que Dios prefirió
entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti. Es por Amor que ahora Él te ha hecho Su Hijo(a) amado(a) y no te
condena, ni te maldice.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él
(1 Jn 3.1 NVI).
Por el Gran Amor que Dios siente
por ti, has sido predestinado(a) a buenas obras y a tener una vida plena y
abundante.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con
él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Toda Maldición sobre tu vida ha
sido anulada a través de la redención que Jesucristo efectuó, por Amor a ti, en
la cruz del calvario.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los
gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).
Así que, si te encuentras
afligido(a) o angustiado(a) por alguna situación y piensas que eso te lo envió
Dios por alguna razón, detente, deja de pensar de esa forma. Si hay pecado en
tu vida arrepiéntete, corre hacia tu Padre, en vez de huir de Él; pídele perdón
confesando tu pecado pues fiel y justo es Él para perdonarte y limpiarte de
toda maldad. Si no hay pecado, entonces, sométete a la Palabra de Dios, cree lo
que en ella está escrito acerca de ti; resiste al diablo y éste tendrá que huir
de ti.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos
a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros
los de doble ánimo, purificad vuestros corazones (Stgo 4.7-8).
¡No te dejes engañar! No escuches
la voz de tu adversario, él ha sido homicida desde el
principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando
habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Jn 8.44).
En cambio, tú
eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tú eres Hijo(a) de la Verdad y
estás destinado(a) a vivir bajo la Bendición de Dios, ¡nunca bajo maldición!
¡La Bendición es tu derecho! ¡Cristo Jesús pagó por el!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo sé que
soy Tuyo(a), un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible
sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra. Por lo tanto, el maligno no
me toca pues yo no practico el pecado. Te pido perdón por todos mis pecados que
he cometido en este último día, te pido que mires la sinceridad de mi corazón y
apliques, una vez más, la Sangre preciosa y poderosa de Tu Hijo Jesús sobre mi
vida y corazón. Gracias Señor porque me has hecho Nueva Creación, justo(a) y
santo(a). Espíritu Santo, Tú estás conmigo como mi amigo y ayudador; así que,
te pido me ayudes a creer que soy quien Tú dices que soy para dejar atrás esas
actitudes, pensamientos, palabras y acciones pecaminosas. Yo soy quien dice la
Biblia que soy: un(a) Hijo(a) de Dios, Nacido(a) de la Verdad. Soy totalmente
libre de la ley del pecado y de la muerte. Así que, recibo mi perdón y mi
herencia: salud, prosperidad, paz y gozo. Declaro que, sin importar cuál sea mi
problema, angustia o enfermedad, yo, _______________ (tu nombre aquí), soy más
que vencedor por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí,
que el que está en el mundo! Yo, _______________ (tu nombre aquí), ya he sido
justificado(a) en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo. ¡Así lo
dice la Palabra de Dios! ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni
los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los
que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios (1 Co 6. 9-11). ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy bendecido(a)! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
4 Hch
16. 1-15 / Jue 2-3 / Job 34
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