Lunes 27 de Mayo
de 2013.
¡Primero creer para después ser!
Por Riqui Ricón*
porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados (Ro 2.13).
En cuanto a la justicia Eterna, está
determinado que no se justificará delante de Dios hombre alguno.
Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante
de ti ningún ser humano (Sal 143.2).
La naturaleza humana está
corrompida por el pecado (la incredulidad a la Palabra de Dios), y esta es la
razón que por más que te esfuerces en cumplir la ley siempre caerás.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo realmente hermoso y asombroso del
mensaje del Evangelio es que Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al
justificarte Él, pagando el justo precio de todos tus pecados con la Vida de Su
propio Hijo, Cristo Jesús. ¡Y todo por Amor a ti!
Pero ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Ser justificado(a) significa que
Cristo Jesús YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al
morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre por Amor a ti.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne,
pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificado(a)
no por tus obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es
muerta en sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), AHORA piensas, hablas y actúas como Hijo(a) del Rey,
cumpliendo así la ley de Cristo.
En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad (Efe 4.22-24).
¡Este Nuevo
hombre (mujer), que Él YA te hizo, ha sido creado(a), por Dios mismo, en la
justicia y santidad de la verdad! Así que, tú NO tienes que tratar y luchar por
ser ese(a) hombre (mujer). ¡Por la muerte y resurrección de Cristo Jesús que ya
lo eres! Sólo tienes que creerlo. Pero tienes que creerlo de tal manera que
comiences a serlo, que comiences a manifestarte como un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. Entonces tu fe producirá frutos de justicia. ¡Primero
creer para después ser!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados (He 10.14).
¡Jesucristo,
como ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo perfecto(a) para siempre!
Si lo
meditas bien, te darás cuenta que el Plan de Redención, que Dios ideo para tu
vida, es de una simpleza y belleza absolutas:
Ser un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero,
creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra
que AHORA tú eres: incorruptible, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Luego,
actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al
cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).
Satanás es homicida desde el
principio, mentiroso y padre de mentira (Jn 8.44). Él aparenta ser un león,
pero no lo es. ¡Él está vencido! Su única estrategia posible es engañarte para
convencerte que no eres esa persona justa, santa, perfecta y capaz que Dios
dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora eres. Recuerda que la mentira solo es
poderosa cuando comienzas a creerla y el diablo te quiere tener luchando e
intentando con todas tus fuerzas alcanzar algo que ya te hizo creer que no
tienes y que nunca lo tendrás.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían
creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Puesto que la Biblia, la Palabra
de Dios, es la Verdad, sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, puedes
vencer las mentiras del diablo y así, con tu fe, comenzar a manifestar la
libertad gloriosa de los Hijos de Dios (Ro 8.21).
En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En
Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?... Serán luego vueltos atrás mis
enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. En Dios
alabaré su palabra; En Jehová su
palabra alabaré. En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el
hombre? (Sal 56.3-4, 9-11).
Es la Eterna e Infalible Palabra
de Dios la que te garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes vivir confiado(a) pues sabes quién eres: un(a) Hijo(a) del Rey;
una princesa o un príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogido(a) y amado(a)
del Todopoderoso.
Y si esto es así, ¡y lo es! Entonces,
¿Qué puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro 8.31).
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, muchas gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido
justificado(a) en Tu Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy ese(a) Hijo(a)
Tuyo(a) incorruptible, santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues así lo has
establecido mediante Tu Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú
estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me
podrá hacer daño?
¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no
escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no
me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a)
de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo
Jesús, Tú eres que murió; más aún, Tú eres el que también resucitó, el que
además estás a la diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me
separará de Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo;
Soy contado(a) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en
todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Cristo
Jesús! Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor,
oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante
todo problema, enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en
victoria. ¡Soy Sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre
de Jesús. Amén. (Ro 8.31-39).
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
27 Ro
2.1-3.8 / 1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
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