Martes
12 de Marzo de 2013.
¡Estoy asegurado!
Por
Riqui Ricón*
Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a
los que en él esperan (Pro 30.5).
¿Cómo puede ser Dios escudo a los
que en Él esperan? Puesto que Él es Dios (el único Dios verdadero), entonces Su
Palabra es la Verdad. Lo cual significa que TODO lo que Él dice tiene
cumplimiento. El poder de la fuerza de Dios no es el Amor, ni Su Voluntad, ni
Su Presencia sino Su Palabra. Todo cuanto existe, lo visible y lo invisible,
fue creado por Su Palabra, no por el Amor.
Por la fe entendemos haber
sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo
que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3). Y dijo
Dios: Sea la luz; y fue la luz (Gen 1.3).
No me malinterpretes, Dios hizo
el universo por Amor y en Amor, pero lo hizo con Su Palabra.
De hecho, Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte
a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo importante aquí es que la
Biblia, la Palabra de Dios, es más vital que el alimento mismo, es el arma y
escudo con las que Jesús derrotó al diablo:
Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No
sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios (Mat 4.3-4).
La Palabra de Dios es tan
importante, santa, pura, infalible, contundente y eterna que las mismas
Escrituras se definen como la Perfecta Ley, la Ley de Verdad, la Ley de
Libertad.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste
será bienaventurado en lo que hace (Sgo 1.25).
De modo que sí puedes estar seguro(a),
si la Biblia dice que Dios es escudo a los que en Él esperan, entonces tú tienes
el mejor de los escudos.
De modo que sí puedes estar seguro(a),
si la Biblia dice que Aquel que fue engendrado por Dios, Cristo Jesús, te
guarda y el maligno no te toca (1 Jn 5.18), entonces tienes de tu lado al mejor
de los guardianes y, definitivamente, Satanás no puede tocarte.
Mas la fe nace cuando se presta atención a las Buenas
Noticias acerca de Jesucristo (Rom 10.17 BAD).
Así que que la fe viene por oír
la Palabra de Dios, entonces, lo que tienes que hacer para desarrollar tu fe es
escuchar continua y constantemente la Biblia.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él
está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
La fe es lo único que te
garantiza una Vida victoriosa y lo único
que tienes que hacer es poner la Biblia en tu boca, mente y corazón; leyéndola y
meditándola TODOS LOS DIAS, porque entonces (no antes, ni después, ni de ningún
otra forma), harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se
deleita en gran manera… No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está
firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, Hasta que vea
en sus enemigos su deseo (Sal 112.1, 7-8).
Puesto que la Biblia es la
Palabra de Dios, Su Palabra de Honor, entonces tiene todo el Poder para hacerse
cumplir a sí misma y tú puedes recibir hoy esta bendición para aquellos que
aman y se deleitan en la Palabra de Dios: No tendrás temor de malas noticias.
Tú corazón está firme, confiado en el Señor. Asegurado está tu corazón; no
temerás.
Ahora, todo esto es posible
porque Dios te ama tanto y a través de Jesucristo Él te ha hecho Su propio(a)
Hijo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1).
Así que, puedes hoy declararlo en
voz alta: ¡Dios es mi escudo! ¡No temeré! ¡Estoy asegurado(a)!
Oremos en voz
audible:
Amado Padre celestial, que
hermoso es saber y creer lo que hiciste por Amor a mí. Gracias por no haber
escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste por mí. Señor Jesús,
muchas gracias porque Tú, siendo en forma de Dios, no estimaste el ser igual
a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te
despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en
la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste
por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo, y así, me
has hecho libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba durante toda mi vida
sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja naturaleza, mi viejo(a) yo,
murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo! ¡La Vida Eterna que Tú
tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar de temerle a la
muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias! ¡Muchas gracias,
Señor Jesús! Ahora puedo, con toda certeza declarar que, ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo
en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena
y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en
Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias
por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias
por mi Victoria sobre la muerte! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 12 Mat
14.1-21 / Lev 20-21 / Pro 30
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