¡Ser Hijo(a) del Reino de Dios!
Por Riqui Ricón*
Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder (1 Co 4.19-20).
En una ocasión, los fariseos le preguntaron a Jesús, cuándo había de venir el reino de Dios, y Él, claramente les enseñó: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros (Luc 17.20-21).
Así que, este reino de Dios que no consiste en palabras sino en poder ya está entre nosotros. Este reino no es un lugar físico sino un orden de gobierno divino al cual sólo se puede acceder con la Vida Nueva que Jesús compró para ti por medio de Su muerte y de Su resurrección.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo (Mat 13.38).
En todas las épocas en la historia de la Iglesia ha habido creyentes que, ignorando las Escrituras y el poder de Dios, se confunden en sus propias mentes, se extravían del propósito de su redención olvidando quiénes son en Cristo Jesús y comienzan argumentar la Palabra de Dios para establecer posturas y cuerpos doctrinales. De éstos, Pablo se refirió como a los que examinaría para ver si son Hijos del Reino y tienen poder o sólo tienen puras palabras.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Jn3.3-6).
La única forma de participar en el Reino de Dios es a través del Nuevo Nacimiento. La buena noticia es que tú ya eres un(a) Hijo(a) del Reino. Por la muerte y resurrección de Jesucristo has sido justificado(a) y santificado(a) para, por obra del Espíritu Santo, Nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios.
Lo nacido de la carne, carne es, mas ahora tú has Nacido del Espíritu de Dios y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Cuando recibiste a Jesús como tu Señor y Salvador naciste de Nuevo. Ahora eres nueva creatura y TODAS las cosas viejas pasaron. ¡Tienes por delante una Vida TOTALMENTE Nueva!
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
La vida en el Reino es esa rica y poderosa vida espiritual que goza todo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Es la Vida Eterna!
¡Es la Vida plena y abundante que Jesús compró para ti!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Es con la conciencia de esta identidad (sabiendo quién tú eres ahora en Cristo Jesús), que puedes alcanzar la libertad y la victoria que te da el Poder del Espíritu de Dios. Esto es así, pues el Nuevo Nacimiento incluye la promesa del Padre, el Espíritu Santo, la cual, dijo Jesús, oíste de mí.
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch 1.4-5, 8).
Lamentablemente algunos creyentes piensan de este Poder como algo externo a ellos mismos, como un poder que se puede usar para hacer algún tipo de milagros, como las sanidades y la liberación de demonios.
»Vienen días en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. —Palabra del Señor (Jer 31.31 RVC).
Lo asombroso en todo esto, en este Nuevo Nacimiento, es que este Poder no es algo sino alguien: es el Espíritu Santo de Dios viviendo en ti y contigo, para así dar cumplimiento a la promesa que el Padre hizo del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús.
porque esto es mi sangre que establece el nuevo pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada para perdonar los pecados de mucha gente (Mat 26.28 PDT).
Estar lleno del Espíritu Santo es tener la Unción del Santo quién, sin importar que las circunstancias de tu vida sean totalmente adversas, te habilita para vivir una Vida Plena, una Vida llena de Poder, Libertad y Victoria.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).
Es, precisamente, el Espíritu Santo quien te da la certeza de que ahora eres Hijo(a) amado(a) de Dios y nada ni nadie te podrán separar de Su Amor.
Ahora, sabes que sabes, que Él no te ha dejado ni te dejarás; que mayor es Él, que está contigo, que el que está en el mundo.
Ahora, eres Hijo(a) del Reino y el Poder del Espíritu Santo te respalda, sabiendo que todo lo puedes con la Unción de Cristo Jesús y que en todas las cosas, sí, en TODAS LAS COSAS, siempre saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te Ama, Cristo Jesús.
¡Esta es la Palabra de Dios dada por el Espíritu de Dios! ¡Este es el Poder del Reino!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora quiero agradecer Tu Gran Amor para conmigo, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, gracias por la Vida Nueva que compraste para mí. Gracias porque no es una vida común y corriente. Por ti, Señor Jesús, ahora puedo gozar la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Tengo Vida de Reino! ¡Tengo Vida de Poder! Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:
1. Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2. Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3. En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 16 1 Co 4 / 1 R 17 / Am 1
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 16 1 Co 4 / 1 R 17 / Am 1
1 Corintios 4
El ministerio de los apóstoles
4
1Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 3Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. 4Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 5Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. 7Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! 9Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. 10Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. 11Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. 12Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos;a nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
14No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. 16Por tanto, os ruego que me imitéis.b 17Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias. 18Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?[1]
1 Reyes 17
Elías predice la sequía
17
1Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.a 2Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 5Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
Elías y la viuda de Sarepta
8Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viudab que te sustente. 10Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
17Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento. 18Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo? 19El le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama. 20Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo? 21Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. 22Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. 23Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive. 24Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.[2]
Amos 1
Juicios contra las naciones vecinas
1
1Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzíasa rey de Judá y en días de Jeroboamb hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2Dijo: Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén,c y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo.
3Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco,d y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. 4Prenderé fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad. 5Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová.
6Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. 7Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. 8Y destruiré a los moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteose perecerá, ha dicho Jehová el Señor.
9Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Tiro,f y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos. 10Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios.
11Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom,g y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. 12Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra.
13Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Amón,h y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas. 14Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso; 15y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová.[3]
a a 4.12: Hch. 18.3.
b b 4.16: 1 Co. 11.1; Fil. 3.17.
[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Co 3.23-4.21). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 17.1: Stg. 5.17.
b b 17.9: Lc. 4.25–26.
[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Re 16.34-17.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 1.1: 2 R. 15.1–7; 2 Cr. 26.1–23.
b b 1.1: 2 R. 14.23–29.
c c 1.2: Jl. 3.16.
d d 1.3–5: Is. 17.1–3; Jer. 49.23–27; Zac. 9.1.
e e 1.6–8: Is. 14.29–31; Jer. 47.1–7; Ez. 25.15–17; Jl. 3.4–8; Sof. 2.4–7; Zac. 9.5–7.
f f 1.9–10: Is. 23.1–18; Ez. 26.1—28.19; Jl. 3.4–8; Zac. 9.1–4; Mt. 11.21–22; Lc. 10.13–14.
g g 1.11–12: Is. 34.5–17; 63.1–6; Jer. 49.7–22; Ez. 25.12–14; 35.1–15; Abd. 1–14; Mal. 1.2–5.
h h 1.13–15: Jer. 49.1–6; Ez. 21.28–32; 25.1–7; Sof. 2.8–11.
[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jl 3.21-Am 1.15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio 16 1 Co 4 / 1 R 17 / Am 1
1 Corintios 4
El ministerio de los apóstoles
4
1Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 3Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. 4Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 5Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. 7Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! 9Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. 10Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. 11Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. 12Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos;a nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
14No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. 16Por tanto, os ruego que me imitéis.b 17Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias. 18Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?[1]
1 Reyes 17
Elías predice la sequía
17
1Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.a 2Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 5Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
Elías y la viuda de Sarepta
8Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viudab que te sustente. 10Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
17Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento. 18Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo? 19El le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama. 20Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo? 21Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. 22Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. 23Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive. 24Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.[2]
Amos 1
Juicios contra las naciones vecinas
1
1Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzíasa rey de Judá y en días de Jeroboamb hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2Dijo: Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén,c y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo.
3Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco,d y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. 4Prenderé fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad. 5Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová.
6Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. 7Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. 8Y destruiré a los moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteose perecerá, ha dicho Jehová el Señor.
9Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Tiro,f y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos. 10Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios.
11Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom,g y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. 12Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra.
13Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Amón,h y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas. 14Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso; 15y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová.[3]
a a 4.12: Hch. 18.3.
b b 4.16: 1 Co. 11.1; Fil. 3.17.
[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Co 3.23-4.21). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 17.1: Stg. 5.17.
b b 17.9: Lc. 4.25–26.
[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Re 16.34-17.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 1.1: 2 R. 15.1–7; 2 Cr. 26.1–23.
b b 1.1: 2 R. 14.23–29.
c c 1.2: Jl. 3.16.
d d 1.3–5: Is. 17.1–3; Jer. 49.23–27; Zac. 9.1.
e e 1.6–8: Is. 14.29–31; Jer. 47.1–7; Ez. 25.15–17; Jl. 3.4–8; Sof. 2.4–7; Zac. 9.5–7.
f f 1.9–10: Is. 23.1–18; Ez. 26.1—28.19; Jl. 3.4–8; Zac. 9.1–4; Mt. 11.21–22; Lc. 10.13–14.
g g 1.11–12: Is. 34.5–17; 63.1–6; Jer. 49.7–22; Ez. 25.12–14; 35.1–15; Abd. 1–14; Mal. 1.2–5.
h h 1.13–15: Jer. 49.1–6; Ez. 21.28–32; 25.1–7; Sof. 2.8–11.
[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jl 3.21-Am 1.15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
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