martes, 19 de marzo de 2013

¡Cómo vivir tranquilo(a) en estos días!

 
Sábado 16  de Marzo de 2013.
¡Buenas Noticias!
Por Riqui Ricón*
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente… y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mat 6.16, 18b).
La única roca, la única fortaleza, sobre la cual es edificada la Iglesia es y siempre será la Verdad inmutable que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres; la Verdad inmutable que Él es el Hijo del Dios viviente que murió y resucitó por Amor a ti. No hay otra roca, no hay otro fundamento.
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados (2 Co 5.19a).
Por esto, todos los creyentes formamos la Iglesia de Jesucristo y las puertas del Hades, las puertas de la Muerte no prevalecen contra nosotros.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
Cuando entiendes, con la fe puesta en la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, que el fundamento de tu existencia está en Cristo Jesús, pues es Él quien pagó el precio de todos tus pecados (pasados, presentes y futuros); Él era el único que podía haber aceptado y recibido la sentencia de muerte que pendía sobre de ti y morir Él en lugar tuyo.
Y eso fue lo que hizo, entonces puedes echar fuera de tu vida, de una vez por todas, ese miedo a la muerte, ese espíritu de temor que te tenía cautivo(a).
Decir que Jesús es el cristo, el Hijo del Dios viviente, significa reconocerle como Señor y Salvador de tu vida y así ser establecido(a) como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Este es el cimiento y fundamento de nuestra relación con Dios, que Él nos ama tanto que pagó, con Su propio Hijo, el precio de nuestros pecados y luego nos perdonó para darnos vida nueva haciéndonos Hijas e Hijos Suyos.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
A veces me pregunto si el significado real de las palabras “vida eterna” estará oculto a los creyentes, pues me parece que no alcanzan a comprender que su significado no es otro más que ese, VIDA ETERNA, esto es, vivir para siempre.
Así que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú has creído en Jesús, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y TIENES derecho a la VIDA ETERNA.
¡Buenas Noticias! ¡Las puertas del Hades, la Muerte, no prevalecen contra ti!
Puedes dejar de temer y comenzar a CREER que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que de TODO problema, angustia o enfermedad saldrás MÁS QUE VENCEDOR(A), pues tú TODO lo puedes en Cristo Jesús.
¡Has sido edificado(a) sobre la Roca!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por amarme tanto que aun estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias porque al morir en esa cruz por Amor a mí, no sólo me salvaste pagando todos mis pecados sino que además me diste la Vida Eterna que sólo Tú podías tener. Por Ti, mi Jesús, ahora soy un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, efectivamente, tengo derecho a la Vida Eterna. Señor Jesús, tu participaste de carne y sangre para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así librar a todos los que por el temor de la muerte estábamos durante toda la vida sujetos a servidumbre. ¡Gracias Jesús! ¡La muerte no se enseñorea más en mí! Ahora, ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 16                               Mat 16 /  Núm 1-2 /  Ecl 3.1-15
 


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