Sábado
16 de Marzo de 2013.
¡Buenas Noticias!
Por
Riqui Ricón*
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente… y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella (Mat 6.16, 18b).
La única roca, la única fortaleza,
sobre la cual es edificada la Iglesia es y siempre será la Verdad inmutable que
Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres; la Verdad inmutable que Él
es el Hijo del Dios viviente que murió y resucitó por Amor a ti. No hay otra
roca, no hay otro fundamento.
que Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados (2 Co 5.19a).
Por esto, todos los creyentes
formamos la Iglesia de Jesucristo y las puertas del Hades, las puertas de la
Muerte no prevalecen contra nosotros.
Así que, por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
y librar a todos los que por
el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He
2.14-15).
Cuando entiendes, con la fe
puesta en la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, que el fundamento
de tu existencia está en Cristo Jesús, pues es Él quien pagó el precio de todos
tus pecados (pasados, presentes y futuros); Él era el único que podía haber aceptado
y recibido la sentencia de muerte que pendía sobre de ti y morir Él en lugar tuyo.
Y eso fue lo que hizo, entonces puedes
echar fuera de tu vida, de una vez por todas, ese miedo a la muerte, ese espíritu
de temor que te tenía cautivo(a).
Decir que Jesús es el cristo, el
Hijo del Dios viviente, significa reconocerle como Señor y Salvador de tu vida
y así ser establecido(a) como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel
que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn
5.1a).
Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu
de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos
conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Este es el cimiento y fundamento
de nuestra relación con Dios, que Él nos ama tanto que pagó, con Su propio
Hijo, el precio de nuestros pecados y luego nos perdonó para darnos vida nueva
haciéndonos Hijas e Hijos Suyos.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
A veces me pregunto si el
significado real de las palabras “vida eterna” estará oculto a los creyentes,
pues me parece que no alcanzan a comprender que su significado no es otro más
que ese, VIDA ETERNA, esto es, vivir para siempre.
Así que, de acuerdo a la Palabra
de Dios, tú has creído en Jesús, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo y TIENES derecho a la VIDA ETERNA.
¡Buenas Noticias! ¡Las puertas
del Hades, la Muerte, no prevalecen contra ti!
Puedes dejar de temer y comenzar
a CREER que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que de TODO problema, angustia o
enfermedad saldrás MÁS QUE VENCEDOR(A), pues tú TODO lo puedes en Cristo Jesús.
¡Has sido edificado(a) sobre la
Roca!
Oremos en
voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por amarme tanto que aun estando yo
muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo. Señor
Jesús, muchas gracias porque al morir en esa cruz por Amor a mí, no sólo me
salvaste pagando todos mis pecados sino que además me diste la Vida Eterna que
sólo Tú podías tener. Por Ti, mi Jesús, ahora soy un(a) legítimo(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo y, efectivamente, tengo derecho a la Vida Eterna. Señor
Jesús, tu participaste de carne y sangre para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y
así librar a todos los que por el temor de la muerte estábamos durante toda la
vida sujetos a servidumbre. ¡Gracias Jesús! ¡La muerte no se enseñorea más en
mí! Ahora, ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús,
por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo,
y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Ti, mi Dios,
para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable;
yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que
ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu
nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora,
por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que
compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién
temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe
contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré
confiado. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
16 Mat
16 / Núm 1-2 /
Ecl 3.1-15
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