Sábado 6 de
Octubre de 2012.
¡Dios es bueno!
Por Riqui Ricón *
…tú, con
todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La
columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni
de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de
ir. Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu
maná de su boca, y agua les diste para su sed. Los sustentaste
cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos
no se envejecieron, ni se hincharon sus pies (Neh 9.19-21).
Sin importar lo que
hayas hecho en el pasado o el día de hoy, Dios jamás te va a abandonar en el
desierto, tampoco va a apartar de ti Su Palabra, que es lámpara a tus pies y
luz en tu camino. ¡No! Él no retirará Su provisión y sustento y, mucho menos,
te privará de su buen Espíritu para enseñarte. No lo hizo con Su pueblo Israel
bajo el antiguo pacto y no lo hará con un(a) Hijo(a) NACIDO(A) DE NUEVO en el
Nuevo Pacto que es, por cierto, un mejor Pacto, establecido sobre mejores
promesas y está establecido sobre la Sangre de Su Hijo Jesucristo. ¡Dios es
bueno!
Quizás respondas: Dios
es bueno pero yo no. Discúlpame, primero yo te preguntaría si has recibido a
Jesús como Señor y salvador de tu vida pues la Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Esto significa que el
problema del pecado y la condenación han sido resueltos en la cruz, Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Si tú no has hecho a Jesús es
Señor y Salvador de tu vida, puedes arreglarlo en tres segundos, confiesa en
voz audible que Jesús es tu Señor y Salvador, aceptando Su sacrificio de Amor
por ti al morir en esa cruz y pagar TODOS tus pecados. Puedes decirle algo como
esto: Señor Jesús, creo y reconozco que
eres el Hijo de Dios que viniste a este mundo a pagar todos mis pecados. Yo soy
un(a) pecador y acepto Tu sacrificio de Amor por mí. Te abro mi corazón y te
invito a entrar, pues deseo que desde hoy, y para siempre, Tú Jesucristo seas
mi Dios, Rey y Señor. Amén. ¡Listo!
Nuestra reflexión de
hoy ha comenzado en el capítulo 9 de Nehemías, donde el sacerdote Esdras está
confesando los pecados del pueblo para recibir el favor de Dios y poder así restaurar
el viejo pacto que había sido invalidado.
La buena noticia es que
el Nuevo Pacto no puede ser invalidado pues no fue establecido en bienes,
sacrificios o servicios que algún ser humano pueda ofrecer sino en la Sangre
preciosa del Hijo de Dios, Jesucristo.
Hoy en día, tu pecado
no es asunto donde Satanás tenga injerencia alguna, es un asunto exclusivo
entre Dios, tu Padre, y tú. Así que cuando peques, no huyas de Dios, corre
hacia Él, pues Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Dios no pretende
abandonar a ninguna de Sus Hijas e Hijos en el desierto y mucho menos en el
infierno. Él ha entrado a tú vida no para traerte condenación sino una vida
plena y abundante. Muchísimo más abundante de la que ellos vivieron en el
desierto.
Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17)… El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Satanás es
ese adversario y enemigo que pretende hurtar y matar y destruir lo que legítimamente
ahora es tuyo, tu salvación. Esta salvación no es sólo un lugar en el cielo
junto a Dios, sino, como Jesús mismo lo expresó, representa una Vida abundante
llena de gozo y paz.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis
paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Tu Nuevo Nacimiento como Hijo(a)
de Dios te habilita para tener la Paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, aún en medio de las más terribles dificultades, pues sabes que
sabes, por la Palabra de Dios, que de todo problema, angustia o enfermedad,
saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Así que, no le permitas al diablo
llenarte de condenación y desánimo. Si has pecado no huyas de Dios, corre hacia
Él; arrepiéntete y pide y RECIBE Su perdón y Su Amor. ¡Levántate y sigue
adelante!
Pase
lo que pase, no perdáis nunca la confianza que habéis puesto en el Señor,
porque junto con ella os espera un gran galardón. Pero es preciso que
perseveréis en el cumplimiento de la voluntad de Dios, si de veras deseáis
recibir lo que él os tiene prometido. Recordad lo que dicen las Escrituras:
"Todavía un poco de tiempo y vendrá el que ha de venir: no se retrasará. Pero
el que es justo por la fe vivirá, aunque si se volviera atrás, no me
agradaría". Mas nosotros no somos de los que se vuelven atrás, lo cual
redundaría en nuestra perdición; sino, al contrario, somos de los que por su fe
en Dios tienen garantizada la salvación del alma
(He 10.35-39).
Así que, sin poner tus ojos en tu
situación y/o emociones sino en la Palabra de Dios, ¿por qué no repites audiblemente
conmigo?: ¡Dios es bueno y mi vida es bella!
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial,
en este día bendigo Tu Santo y precioso Nombre, pues me has amado con Tu Gran
Amor. Tengo Tu Palabra de Honor que no me has dejado ni me dejarás en medio de
desierto alguno. Gracias Señor, Jesús, porque no hay problema, circunstancia o
enfermedad de la que no saldré más que vencedor(a) y en Tu Nombre rechazo toda
condenación y recibo la Vida buena y abundante que ganaste para mí al morir en
la cruz. De todos mis pecados te pido perdón, los confieso, me arrepiento y me
lavo con Tu Sangre preciosa y recibo Tu perdón y Tu limpieza. Dios, Tu eres
Quien me sostiene y de ninguna cosa tendré necesidad pues Tú suples todo lo que
me falta conforma a Tus riquezas en gloria. Por esto, y mucho más, declaro con
todo mi corazón que no voy a temer mal alguno sino a creer, creerte a Ti,
Padre, creer a tu Palabra. No recibo al espíritu de temor y de duda pues yo soy
Tu Hija(o) y no tengo nada, absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición
de Tu Palabra y todas Tus promesas para mí. Por lo tanto, no admitiré en mi
vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. En Tu Palabra, la
Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti,
todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi
guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, recibo el
perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú
Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que
compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de
la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues
estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso! Pues yo en Ti confío. En el nombre de Jesús.
Amén.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
6 Apo
6 / Neh 8.13-9.37 / Sal 101
gracias señor jesus por tu amor sin condicion, te amamos y te adoramos te damos toda la gloria y honrra, gracias porque tu eres bueno te adoramos y te bendecimos bendito santo de israel rey de reyes y señor de señores.te pedimos perdon por todos nuestros pecados. te entregamos a nuestros hijos, en tus manos estan, creales un nuevo corazon y forma de pensar, usalos conforme a tu voluntad en el nombre de jesus amem
ResponderEliminar