Viernes 5 de
Octubre de 2012.
¡Viviendo con gozo!
Por Riqui Ricón *
…y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno
eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con
tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y
nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).
La Biblia, que es la
Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que el propósito de la muerte
y resurrección de Jesucristo siempre ha sido establecerte como Su Hijo(a) para que
ejerzas dominio sobre la tierra. Por Su Amor y Gracia, tú haz alcanzado, por la justicia de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo, una posición de rey (reina)
y sacerdote (sacerdotisa).
Y puedes creerlo, pues
está escrito, el propósito de Dios para tu vida es que reines en esta tierra.
Y, aunque a tu entender
no te sientas, ni te veas a ti mismo(a), capaz de reinar o salir delante de tus
problemas, por Su Sangre derramada en la cruz del calvario, has sido hecha(o)
apta(o) para reinar sobre la muerte, la tristeza, la enfermedad, la pobreza, el
dolor, el resentimiento, el pecado, la amargura, la soledad y TODO aquello que
quiera robarte la paz y el gozo que sólo Jesús te puede dar al establecerte en
una vida de victoria TOTALMENTE NUEVA.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Sea cual sea tu
situación en este día, nunca olvides que Dios, el Todopoderoso, te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todas tus faltas, errores y
pecados, antes que perderte a ti.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él
(1 jn 3.1 NVI).
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Date cuenta! Fuiste
redimido(a), rescatado(a) y comprado(a) al precio de la Sangre de Jesús para
ser HECHO(A) NUEVO(A) y, así, siendo una persona totalmente nueva por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ahora en Verdad eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes cumplir el propósito de tu existencia:
reinar juntamente con Él.
¡Y esto tiene que ser
aquí y ahora, en esta tierra y en esta vida!
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al
cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).
La razón por la que
enfrentas serias dificultades y problemas no es porque tengas que alcanzar tu
fe, perfección o santificación, ni porque Dios pretenda darte algún tipo de
enseñanza. Algunas personas, bien intencionadas, te animan o exhortan a
sobrellevar y padecer “cristianamente”, de una forma piadosa, tus aflicciones y
enfermedades pues piensan, y quieren que pienses, que Dios tiene un propósito
para hacerte pasar por eso.
¡De ninguna manera!
Dios no está escaso de recursos para tener que utilizar a Satanás como maestro
de la Iglesia. Los únicos maestros de la Iglesia son la Palabra de Dios y el
Espíritu Santo. La razón de esas calamidades es que hay un reino que reinar y tú
ya fuiste habilitado(a) como reye (reina) y sacerdote (sacerdotisa) para
conquistarlo.
Luego les dijo: Id, comed
grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada
preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el
gozo de Jehová es vuestra fuerza (Neh 8.10).
Cuando el pueblo de
Israel reconstruyó las murallas de Jerusalén (después de más de setenta años de
derrota y cautiverio), escucharon nuevamente la Palabra de Dios y lloraban de
tristeza y arrepentimiento; entonces Nehemías les hizo entender que la victoria
está con Dios y el gozo, la alegría, es la manifestación de su fe, es la
evidencia que están creyendo esa Victoria.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Esa Victoria es la
Victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte con la cual te ha hecho
totalmente libre para reinar como Hijo(a) del Rey.
fortalecidos con todo poder, conforme a la
potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con
gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia
de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien
tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.11-14).
Así es, ha sido el
Padre quien te hizo apto(a) para participar de esta herencia y ahora has sido
fortalecido(a), por la Palabra de Dios, con todo poder, conforme a la potencia de su
gloria, para toda paciencia y longanimidad; para vivir una
vida plena y abundante, llena de gozo. ¡El gozo de Su salvación!
Sea lo que sea que
estés enfrentando en estos días, lo puedes hacer con el gozo del Señor pues
tienes la certeza en la Palabra de Dios de que vas a reinar sobre de eso y a
salir más que victorioso(a).
Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Así que no permitas que
nada ni nadie te convenza de lo contrario, toma tu identidad como Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo y comienza a reinar sobre tus circunstancias con gozo.
¿Cómo se hace eso?
Primero, créele a Dios, créele a la Biblia, que es Su Palabra de Honor. Luego,
háblale a tus problemas, enfermedades o circunstancias. Escúchate decir con fe
que eres sano(a); que todo lo puedes en Cristo que te fortalece; que mayor es
el que está en ti que el que está en el mundo; que caerán a tu lado mil y diez
mil a tu diestra pero a ti no llegará, etc. Pon la Palabra de Dios en tu mente,
boca y corazón y utilízala.
Llama las cosas que no
son como si fueran y comienza a gozarte porque Dios, tu Padre, Jamás a dejado
caer a tierra ninguna de Sus Palabras.
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la
tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced
que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo
somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por
sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones (Sal 100).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo
se bien que dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que
puede confiar en Ti. Aquella o aquel que saben y creen que Tu Palabra es la
Verdad y, por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú dices en la
Biblia, puede realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y en
victoria. Gracias, Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre
aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a),
por Tu gran Amor con que me has amado, a precio de Sangre, pues preferiste
entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora, creo y recibo
mi identidad como Hija(o) Tuya(o) y resisto y hecho fuera de mi vida la
tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy apto para
reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he
vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el
que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y
amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a
Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni
la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
5 Apo
5 / Neh 7.5-8.12 / Sal 100
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