Jueves 4 de
Octubre de 2012.
¡Prepárate para ser
asombrado!
Por Riqui Ricón *
En
realidad, lo que pretendían era
asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra. "Y ahora, Señor,
¡fortalece mis manos!" (Neh 6.9 NVI).
Amada(o), estos tiempos
que estamos viviendo son tiempos muy emocionantes. Grandes milagros están a
punto de suceder en tu vida. Solo debes estar consciente, te guste o no te
guste, en que estás librando una batalla: la buena batalla de la fe.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la
vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos (1 Ti
6.12).
Todos los problemas,
enfermedades o aflicciones que estés enfrentando el día de hoy forman parte de
esa batalla. La buena noticia es que tú puedes hacer que sea una BUENA batalla
si te decides a pelearla con tu fe.
Y, ¿qué es la fe?
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,
la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
Quizá a ti te pase como
a mí me sucedía: esta definición de la fe me sonaba muy propia y aún bonita
pero no me servía de mucho ya que no comprendía cómo podía yo tener por cierto
cosas que no se ven, ¿cómo creer que estoy sano si en mis manos tengo los
análisis clínicos que confirman el diagnóstico de mi médico, quienes aseguran
que estoy enfermo de tal o cual enfermedad? ¿Cómo creer que mi familia o mi
matrimonio serán restaurados cuando no veo ya posibilidad alguna? ¿Cómo creer
que saldré adelante económicamente cuando mis deudas y acreedores me están
ahogando? ¿Cómo puedo estar convencido de esas respuestas que estoy esperando?
Dios
no es un simple *mortal para mentir y
cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?
(Num 23.19 NVI).
La respuesta a todo
esto es hermosamente sencilla. Puedes creer y estar plenamente seguro(a) cuando
tienes la Palabra de Dios al respecto. Dios todo lo puede (excepto mentir), y
si Él te ha dado una Palabra o una Promesa de auxilio o liberación, entonces,
puedes estar cien por ciento seguro(a), totalmente convencido(a), que Él
honrará Su Palabra, ¡Cumpliéndola!
El
cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras jamás pasarán (Mat 24.35).
Entonces, cuando entras
a una batalla con la certeza y total seguridad que vas a vencer, porque si Dios
es contigo, ¿quién contra ti? Esa es la buena batalla de la fe. Sabes que sabes
que todo lo puedes y que, en todas las cosas, saldrás más que vencedor(a) por
medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
¡Dios lo ha dicho así
acerca de ti!
Estén
siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo el diablo anda
buscando a quien destruir, como si fuera un león rugiente
(1 Pe 5.8 BLS).
El día de hoy, al igual
que en los tiempos de Nehemías, Satanás, el diablo, sólo puede rugir sus
mentiras pretendiendo asustarte. Él no es ningún león, tan sólo simula y
aparenta ser uno. Su estrategia es simple, si tu escuchas sus mentiras tu
realidad (problemas, enfermedades, aflicciones, etc.), comenzará a parecerte tan
grande e impresionante que dejarás de creer la Verdad de la Palabra de Dios
para comenzar a creer en el miedo y lo inminente de tu fracaso o derrota.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Por esto es de vital
importancia que hagas de la Biblia la norma máxima de tu existencia. ¡Ponla en
tu mente, boca y corazón!
Como en el caso de
Nehemías, sin importar que tan difícil sea la obra o que tanta oposición
encuentres, ¡saldrás adelante supernaturalmente!
Fue terminado, pues, el muro,
el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron
todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de
nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había
sido hecha esta obra (Neh 6.15).
¡Cincuenta y dos días!
Quizá tú, como yo, no sepas mucho acerca de la industria de la construcción,
pero algo si sé: no es nada fácil terminar de construir una casa pequeña en dos
meses; se necesitan muchos recursos y personal trabajando continuamente hasta
en dos turnos de trabajo. ¡Cómo imaginar siquiera que la ancha muralla que
protege a una ciudad completa se pueda terminar en cincuenta y dos días! Sólo
con la ayuda de Dios y eso, mi amado(a), se llama un milagro.
La Biblia, que es la
Palabra de Dios, y no miente, te asegura que Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido
en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Co 2.9). Así que, tú, como Nehemías, prepárate a ser asombrado y recibir, en esta
buena batalla, el pronto auxilio del único Dios Todopoderoso.
En aquel tiempo, los enemigos de
Nehemías y del pueblo de Dios así como todas las naciones de alrededor se
sintieron humillados y conocieron que Dios estaba con ellos. Esto sucedió porque
un hombre le recordó al Señor Su propia Palabra, el Pacto establecido con
Israel (Neh 1.8-9).
Me pregunto, ¿qué no hará el
Señor tu Dios por un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo mediante un pacto
establecido sobre mejores promesas? ¡Un pacto establecido en la Sangre de Su
propio Hijo Jesucristo!
Amado(a), sea cual sea tu
situación actual, es tiempo de comenzar a creerle a Dios. Este es el tiempo de
creer que la Biblia no es un libro de religión sino que realmente es la Palabra
de Dios y esto significa que son las Palabras que salieron de la boca de Dios y
por lo tanto se van a cumplir todas. El cielo y la tierra pasarán pero Su
Palabra NO va a pasar.
Tú eres un(a) Nehemías de este
tiempo y has sido dejado(a) por Dios en esta tierra para vencer poderosos
enemigos y hacer que la gente conozca y reconozca que la Palabra de Dios es Verdad
en tu boca (1R 17.24). Tu vida, como la de Nehemías, tiene un propósito y
sentido, y es establecer el reino de Dios aquí en la tierra.
Probablemente esto no
suene muy acorde con la realidad que estás viviendo o te parezca demasiado
formidable como para realizarlo pero, no te preocupes, la mismísima Palabra de
Dios te tiene la respuesta:
¿Qué, pues,
diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús (Fil 4.19).
Todo esto lo dice Dios acerca
de ti.
…Si puedes
creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
De cierto,
de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará
también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Así que, ¡Prepárate
para ser asombrado!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en
este momento quiero darte gracias por Tu Gran Amor con que me has amado que
estando yo muerto(a) en delitos y pecados me salvaste y diste vida juntamente
con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias por la Vida Plena y abundante que
adquiriste para mí. ¡La creo y la recibo! Soy ¡Nueva Creatura! ¡Las cosas
viejas pasaron y he aquí que todo en mi vida es Nuevo! ¡Gracias a Ti! ¡Gracias
a Tu Amor! Hoy quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad
que me has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a)
más valioso(a) que tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú,
oh Dios, tienes por mí. No voy a permitir que el espíritu de temor y duda me
haga soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: el saber y creer
que en verdad soy un(a) Hija(o) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto,
nada ni nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es
en Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡No temo! ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Estoy listo(a) para
hacer grandes cosas, las mismas que Tú, Jesucristo, hiciste y aún mayores.
¡Todo lo puedo en Cristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a)! Sí, soy
dichoso(a), pues yo en Ti confío. Gracias Señor Jesús, te amo con todo mi
corazón. Amén
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
4 Apo
4 / Neh 5.1-7.4 / Sal 99
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