Lunes 8 de
Octubre de 2012.
¡Buenas Noticias!
Por Riqui Ricón *
Bendice, alma mía, a Jehová, Y
bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides
ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que
sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de
favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te
rejuvenezcas como el águila (Sal 103.1-5).
Por desconocer el
alcance y significado de la Palabra de Dios, la mayoría de los cristianos
conforman su salvación a expectativas sumamente limitadas y, sin querer, contradicen,
con sus vidas, el mensaje del evangelio, que es, ¡Buenas Noticias!
Creer que el sacrificio
de Amor del Hijo de Dios en esa cruz solamente
te libra del infierno para darte un lugar en el cielo gracias a que Él pago tus
pecados, significa quedarse muy, pero muy, corto en este maravilloso plan para
tu salvación.
La Biblia, que es la
Palabra de Dios, y no miente, te anima a recordar TODOS Sus beneficios, de los cuales, el perdón de tus pecados es
apenas el comienzo.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de
Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados (Isa
53.4-5).
En Cristo Jesús tienes
sanidad pues ciertamente llevo el tus enfermedades y sufrió tus dolores y por
sus heridas ya fuiste tú sanado.
El
ladrón sólo viene a robar, matar y destruir; pero yo he venido para darles
vida, una vida rica y permanente (Jn 10.10 CST).
En Él, y con Él, tienes
derecho a una vida plena y abundante ya que, tu adversario, el diablo, sólo viene
para hurtar, matar y destruir pero Jesús vino a darte vida y vida abundante.
Efectivamente, es en
este plan maravilloso donde, Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus
dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y
misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como
el águila.
¡Estas son Buenas Noticias!
¡No solamente has sido librado(a) del infierno para irte al cielo, sino que puedes,
y DEBES, vivir en la plenitud de Dios, en esta tierra!
para que os dé, conforme a las riquezas de su
gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,
arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios (Efe 3.16-19).
La versión
Palabra de Dios para Todos (PDT) lo dice así:
A
él le pido que en su infinita grandeza les conceda a ustedes fortaleza interior
a través del Espíritu. Pido al Padre que Cristo viva en ustedes por la fe y que
su amor sea la raíz y el cimiento de su vida. Así podrán comprender con todo el
pueblo santo de Dios cuán ancho y largo, cuán alto y profundo, es su amor. El
amor de Cristo es tan grande que supera todo conocimiento. Pero a pesar de eso,
pido a Dios que lo puedan conocer, de manera que se llenen completamente de
todo lo que Dios es (Efe 3.16-19
PDT).
¡Para que tú
seas lleno de toda la Plenitud de Dios! ¡De manera que tú te llenes completamente
de todo lo que Dios es!
Esto es lo
que tienes que comprender del Evangelio, que Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Jesús pagó
con Su muerte todos tus pecados para, así, justificarte delante de Dios y Él,
el Todopoderoso, pudiera perdonarte.
en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia (Efe 1.7).
¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.3-4).
Pero eso no
fue todo, ciertamente, al morir Jesús en tu lugar, tú moriste con él; el (la)
viejo(a) hombre (mujer) vendido(a) al pecado ya no existe más, ¡está muerto(a)!
Pero, al resucitar, Jesucristo venció a la muerte eterna y te transmitió, por
medio de la fe que es en Él, la Vida Eterna, la Vida Plena y Abundante que
solamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo puede poseer.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis
en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de
la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en
otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y
de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor
con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio
vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente
con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.1-10).
Con Su
muerte, Jesús pagó todos tus pecados y tú fuiste justificado(a) y perdonado(a);
con Su resurrección tú fuiste santificado(a) y perfeccionado(a) para ser hecho,
por la fe en Jesús, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
¡Ahora eres
un miembro de la familia de Dios, hecho(a) semejante a Cristo Jesús!
Miren
lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer
posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por
eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios
(1 Jn 3.1 PDT).
Después de haber
confesado que Jesús es el Señor y Salvador de tu vida, Dios no te dejó en esta
tierra para que atravieses un valle de lágrimas y penurias y demuestres así que
eres digno(a) de merecer Su gracia. ¡No! ¡De ninguna manera! Él ya lo hizo todo
por amor a ti y ahora te permite estar aquí porque eres un(a) Hijo(a) Nacido(a)
de Nuevo y tu estancia en este mundo tiene propósito: has sido llamada(o) a
establecer Su Reino.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Ro 8.28).
Así que, aunque andes
en el valle de sombra y de muerte, no temas mal alguno porque Él está contigo y
lo está para hacer cumplir Su propósito en ti. Lo dice Su Palabra y esa es la
verdad, eres más que vencedor(a) en Cristo Jesús.
Por eso cantamos y
adoramos al Rey: ¡Bendice al Señor alma mía, y bendiga todo mi ser Su santo
Nombre! Esto es el Evangelio, son Buenas Noticias. No hay forma que puedas
perder en esta vida pues Dios está contigo, y si Dios está contigo, ¿quién
contra ti?
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
este día bendigo Tu Santo y precioso Nombre, pues me has dado Buenas Noticias y
entiendo que, de acuerdo a tu Palabra, la Biblia, de todo problema, enfermedad
o circunstancia saldré más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. Así lo has
establecido en Tu Palabra y primero el cielo y la tierra pasarán antes que deje
de cumplirse Tu Palabra en mi Vida. Amado Señor Jesús, te doy gracias porque
con Tu sacrificio en la cruz me trasladaste de una vida de tinieblas a Tu luz
admirable; he pasado de muerte a vida: ¡He Nacido de Nuevo! No voy a temer,
Señor, sino a creer y así vivir como lo que soy: un(a) Hija(o) del Rey, Libre y
en victoria para compartir Tu luz a este mundo en tinieblas. Gracias Señor
Jesús, te amo con todo mi corazón. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)!
¡Soy dichoso(a)! ¡Estoy lleno de toda la plenitud de Dios! En el nombre de Jesús.
Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2010
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
8 Apo
8 / Neh 11/ Sal 103
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