Martes 16 de
Octubre de 2012.
¡El Juez Justo!
Por Riqui Ricón*
También oí a otro, que desde
el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son
verdaderos y justos… El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una
gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. (Apo 16. 7, 17).
La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que uno de los
principales atributos de Dios es, ¡La Justicia!
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de
tu reino. Has amado la justicia y
aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de
alegría más que a tus compañeros (Sal 45.
6-7).
Sobre todas
las cosas, nuestro Dios es justo y dará a cada quien lo que es suyo. Por esto,
no es de extrañar que, al final de los tiempos, en el Apocalipsis, el tercer
ángel declare al Señor Dios Todopoderoso como justo mientras que el séptimo
ángel derrama su copa diciendo: hecho está. No olvides que el mayor acto de
Justicia, por parte de Dios, la redención y justificación de TODOS los hombres,
se realizó mientras Jesús entregaba Su propia vida al exclamar: ¡Consumado ES!
Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá… Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia
de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su
justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe
de Jesús (Ro 1. 17; 3. 21-26).
¡El Evangelio de Jesucristo son
Buenas Noticias! El Hijo Único de Dios se hizo hombre y (precisamente por esto), viviendo una vida justa, pagó el precio de
TODAS tus injusticias y pecados para que tú fueses declarado(a) justo(a) por el
Rey y Juez de toda la tierra.
Se consciente que cuando el
diablo y todos sus secuaces comienzan a chillar que no es justo que tú puedas
vivir una vida plena y abundante, entonces, Jesucristo tu Señor, Salvador y
Redentor, siempre se adelanta y declara: ¡Claro que es justo! ¡Yo pagué el precio!
¡Yo cargué su culpa! ¡Yo pagué todos y cada uno de sus pecados!
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado(a), puedes estar seguro(a),
el justo juicio de Dios por TODOS tus pecados cayó sobre Jesús para que ahora
tú puedas gozar de esa vida plena y abundante que Él siempre planeó para ti.
Vuelve el desierto en
estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los
hambrientos, Y fundan ciudad en donde vivir. Siembran campos, y plantan viñas, Y
rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera; Y no
disminuye su ganado (Sal 107.35-38).
No es por
algo que tú hayas hecho o dejes de hacer. ¡Es Dios quien lo hace!
Antes de la creación del mundo, Dios decidió adoptarnos
como hijos suyos a través de Jesucristo. Eso era lo que él tenía planeado y le
dio gusto hacerlo
(Efe 1.5 PDT).
¿Por qué es esto así? Porque Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo más grande y asombroso de este
gran Amor con que Dios te ama es que se ha manifestado en justicia; pues no
sólo te perdonó todos tus pecados nada más por amarte, sino que en cumplimiento
de toda justicia primero pagó con Su propia Vida el justo castigo por cada uno
de ellos.
¡Jesucristo ya pagó! Así que, tú
no tienes por qué volver a pagar.
Ahora, con toda justicia, tú has
sido revestido(a)
con el Amor de Dios, quién te destinó de antemano para adoptarte como Hijo(a)
por medio de Jesucristo, y así lo hizo de acuerdo con su voluntad y buen
parecer. Dios te ha aceptado como Su amado(a) Hijo(a) porque en Cristo Jesús tú
tienes redención por Su muerte, es decir, el perdón de los pecados conforme a
las riquezas de su gracia, derramada en abundancia sobre ti con perfecta
sabiduría e inteligencia.
Dios, con Su
Palabra, te ha revelado el secreto de su voluntad, según el plan que previamente
se había trazado para tu beneficio. De acuerdo con ese plan, en el momento
oportuno te recogerá dondequiera que te encuentres, sea en el cielo o en la
tierra, para que estés con él, unido(a) a Cristo para siempre.
Por todo esto,
tú tienes parte en la herencia de Cristo, porque Dios, en su propósito
soberano, te predestinó desde el principio para ser suyo(a), para que tú seas
la alabanza de su gloria.
También en Cristo,
tú, que escuchaste la palabra de la verdad, la buena nueva de la salvación, y
que has creído en Él, ya fuiste sellado(a) con el Espíritu Santo prometido. Este
sello es la garantía de la herencia que has de recibir de acuerdo a la justicia
de Dios (Efe 1.3-14).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en verdad
estoy muy agradecida(o) por este Amor tan grande con que me has amado pues estando
yo muero(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Cada
día conozco más y entiendo mejor que, al que no conoció pecado, tu Hijo Jesús,
por mí lo hiciste pecado, para que yo fuese hecho justicia Tuya en Cristo Jesús
y de esta forma cambiaste mi vida radicalmente, me hiciste Nacer de Nuevo pero
ahora como un(a) Hija(o) Tuya(o). Soy justa(o) y puedo vivir una vida plena y
abundantes pues la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte. ¡Gracias Jesús! Gracias, precioso Dios, sólo Tú eres
el Juez Justo. Por esta justicia, me determino a vivir la Vida plena y
abundante que Tú, Jesucristo, pagaste para mí al precio de Tu propia Vida. Creo
y declaro, con toda justicia, qu e en todo problema, angustia o enfermedad voy
a salir más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo. Mayor eres Tú,
Espíritu Santo, que estás en mí como la garantía de mi herencia, que cualquiera
que está en el mundo. Resisto toda enfermedad, pobreza, tristeza y depresión.
Recibo mi salud, prosperidad, gozo, paz y Vida Eterna como mi derecho legítimo,
obtenido con toda justicia. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de
Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
16 Apo
16 / Est 9-10 / Sal 107.23-43
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