viernes, 13 de enero de 2012

¡Cuánto te ama Dios! ¡Eres un(a) Hija(o) legitima(o) del Rey de reyes y Señor de señores!


Jueves 12 de Enero de 2012.

¡El Padrenuestro!

Por Riqui Ricón*

Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (Luc 11.2-4).

Los discípulos, como millones de personas en la actualidad, deseaban tener una relación tan personal con Dios como la que, ellos veían que el mismo Jesús tenía; así que, le piden que les enseñe a orar, es decir, a platicar con Dios. El Señor Jesús nos da aquí la enseñanza fundamental de donde parte, necesariamente, cualquier posible relación con Dios a través de Jesucristo: ¡Dios te mira, te considera y te llama Su Hija(o)!

Es curioso notar como, en la época de Jesús, las palabras que uno decía tenían un peso y significado real y no figurativo. En aquel entonces decir que Dios era mi padre significaba literalmente eso, que el Dios todopoderoso era mi padre y, por lo tanto, yo tenía su misma naturaleza. La Biblia nos enseña que esa fue la razón principal por la cual crucificaron a Jesús.

Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn 5.18).

Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia;  porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios(y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? (Jn 10.31-36).

Pienso que a los judíos no les molestaba tanto que sanara a los enfermos en sábado, pues, en honor a la Verdad, ellos no eran del todo respetuosos de esa norma. Lo que realmente les enfurecía era que Jesús se refiriera a Dios como su propio Padre y que, desde luego, realmente lo creyera.

Como decía, es curioso que ahora las palabras sean casi figurativas. Parece que hoy en día, decirse hijo de Dios sólo significa estar vivo o ser parte del género humano. Sin embargo,  la Biblia, que es la palabra de honor de Dios, nos enseña que los Hijos de Dios son aquellos que han creído y recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de sus vidas; son aquellos que, a través de este acto de fe, han sido regenerados por el mismo poder que levanto a Jesús de entre los muertos; aquellos que, por la Sangre de Jesús, tienen pleno derecho a una nueva vida, pero ahora, no más como creaturas, sino como Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

Esto es lo que realmente significa el padrenuestro. Esta es la más asombrosa y valiosa de las enseñanzas de Jesús, que eres un(a) Hija(o) de Dios; eres amada(o) del Padre y, por lo tanto, te puedes acercar a Él con plena certeza y confianza, pues la relación que tú y Él tienen, es una relación de Padre e Hija(o).

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Luc 11.9-13).

¡Cuánto te ama Dios! ¡Eres un(a) Hija(o) legitima(o) del Rey de reyes y Señor de señores!

Oremos en voz audible:

¡Abba, Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta confianza, llamarte Padre mío. Gracias, Señor, por tanto y tan grande amor, que yo, estando muerta(o) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Por Gracia soy salva(o)! Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada en esa cruz para que yo fuese justificada(o); Tu resurrección me abrió el camino a la Vida Eterna para que yo fuese adoptada(o) Hija(o) de Dios, según el puro afecto de Su Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! ¡Soy heredera(o) de Dios y coheredera(o) con Cristo! He sido predestinada(o) para ser hecha(o) conforme a Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que ahora Tú seas mi hermano mayor. Gracias, muchas gracias Señor. Por esto, por tu Amor por mí, creo y declaro, ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy Hija(o) de Dios! ¡Soy feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya comenzó. ¡En TODAS las cosas soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 12                                Luc 11.1-28  /  Gen 19  /  Sal 12


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