jueves, 8 de diciembre de 2011

¡Saber esto te da la clave para hacer de tu vida una vida plena!


Miércoles 7 de Diciembre de 2011.

¡Plenitud!

Por Riqui Ricón*

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; (Ef 4.13).

¡Propósito! Esta es la característica en la vida de cualquier Hija(o) de Dios NACIDA(O) DE NUEVO. De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, quien no puede mentir, tú has Nacido de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23). Tu origen, tu inicio en esta Nueva Vida es Cristo Jesús, pues Él es el Verbo, la Palabra, de Dios.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres...  Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Jn 1. 1-4, 14).

Si tu origen es Cristo, ¿cuál es, entonces, el propósito de ésta tu Nueva Vida? Desarrollar esa semilla, esa identidad que ya está dentro de ti, puesta ahí por el Espíritu Santo. Eres embajador(a) en nombre de Cristo y has sido hecha(o) por Dios conforme a la imagen de Su Hijo, Jesucristo.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Jesús NO es cuestión de intentar desarrollar cualidades que pareciera careces de ellas o no las tuvieras en absoluto. Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Jesús SI es cuestión de creer, creer que, por lo que Jesús hizo por ti en la cruz, ahora eres la persona que Dios dice que tú ya eres.

Llegar a la unidad de la fe significa creerle a Él, creerle a Su Palabra y hacer de la Biblia la norma máxima de tu existencia. El primer paso para llegar a la unidad de la fe es comenzar por creer en Su Amor, pues es por Su Amor y sólo por Su Amor que tú, efectivamente, eres la(el) Hija(o) que Dios ama.

¡Fijaos qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llama hijos de Dios! ¡Y lo somos! (1 Jn 3. 1a Biblia al Día).

¿Sabías que Dios te ama CON EL MISMO AMOR con el que ama a Su Hijo Jesús?

yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23 Biblia al Día).

La Biblia te confronta y te hace reflexionar, ¿qué más estatura de la plenitud de Cristo puedes alcanzar que saber que, por el precio que Él ya pagó, Su sacrificio en la cruz, Su muerte y Su resurrección, tú ya eres tal y como Él es?

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.16-17).

Ser perfeccionado en el Amor es recibir la identidad de Hija(o) que Jesús ya pagó por ti. Y eso, mi amada(o), ¡eso es la plenitud de Cristo Jesús!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que grandioso es saber que me amas tal y como amas a Jesús. Entre más estudio y medito Tu Palabra, la Biblia, más conozco de Tu Amor por mí y más me maravillo de lo perfecto y asombroso que es tu Plan de Redención. Me has hecho Nueva creatura, esto es, Nueva creación, esto es, una nueva especie de ser que no existía antes, esto es, un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Oh, amado Señor Jesús! Gracias por tanto Amor. Tú Palabra es la Verdad y yo soy la persona totalmente Nueva que Tú dices que ahora soy. No voy a escuchar, ni a creer, las voces de fracaso y derrota que quieren impedir que me manifieste a la estatura del varón perfecto que eres Tú, Jesucristo. Yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción por el cual clamo, ¡Abba, Padre! Tú me has llamado en justicia y me sostienes de la mano. Tú eres el que me guarda y, por lo tanto, el maligno no me toca. Me determino, con tu ayuda, Espíritu Santo, a cumplir el propósito de mi estancia aquí en la tierra: manifestarte a Ti, Jesús, haciendo las cosas que Tu hiciste y aún mayores. Así que, resisto al espíritu de temor y duda. Recibo la Plenitud de Cristo. ¡Soy Hija(o) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

                                                                                   

Diciembre 7                                       Efesios 4.1-16   /  Ez 10-11  /  Isa 42

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