Sábado 16 de Junio de 2012.
¡Escrito está!
Por Riqui Ricón*
Entonces dijo al hombre que
tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los
días de reposo hacer bien, o hacer mal;
salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor
con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre:
Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana (Mar 3.3-5).
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios, y no miente, la dureza del corazón hace enojar y entristecer
al Señor Jesús. Esto se debe a que la dureza del corazón no es otra cosa más
que incredulidad a la Palabra de Dios. La mayoría de las personas que dicen
creer en Dios, saben que Él es Todopoderoso y, por lo tanto, se supone que no
hay nada imposible ni difícil para Él. Sin embargo, aunque estas personas creen
en Dios (los demonios también creen y tiemblan –Stgo 2.19-), y saben que todo
lo puede, parece que esto no es suficiente y prefieren sostenerse de la
religión y las tradiciones que a creer lo que dice Su Palabra: que, además de
Todopoderoso, Dios es misericordioso y lleno de amor por nosotros.
Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías,
como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de
mí. Pues en vano me honran, Enseñando
como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento
de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber;
y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a
tu madre; y: El que maldiga al padre o
a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al
padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi
ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le
dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios
con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes
a estas (Mar 7.6-13).
Así que,
dejemos atrás la tradición religiosa y conozcamos a Dios, al Dios amoroso y
verdadero que está en la Biblia.
¿Podrá
Dios, hoy, sanarte o ayudarte en la situación o problema que estas enfrentando?
¡Claro! Él todo lo puede.
¿Querrá
Dios sanarte o ayudarte en la situación o problema que estas enfrentando hoy? ¡Desde
luego! ¡Él es bueno!
Jesús le
dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios (Mar 10.18).
¿Por qué querría Dios hacer esto
por ti, siendo tú como has sido? ¡Porque sin lugar a dudas, Él te ama con todo
Su corazón!
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Nunca me cansaré de repetirlo una
y otra vez, Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar
la culpa por tus pecados, antes que perderte a ti. Jesús no viene a tu vida a
condenarte, a recordarte lo fracasada(o), frustrada(o), pecador(a),
incompetente, irresponsable o inútil que has sido. ¡No! ¡Nada de eso! La razón
por la que Él pagó con Su Vida, derramando hasta la última gota de Su Sangre en
esa cruz por amor a ti, es para darte Vida; Vida nueva; Vida abundante. ¡Vida
plena! ¡Vida Eterna!
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama
también al que ha sido engendrado por él (1 Jn 5.1).
Por este Gran Amor que Dios
siente por ti, no sólo tienes Vida Eterna sino que (y esta es la verdadera
razón por la cual ahora tienes Vida Eterna), por medio de tu fe, de creerle a
Dios, ahora eres nacido(a) de Dios. ¡Tú eres, por tu fe en Jesucristo, un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
¡Fíjense qué
gran amor nos ha dado el Padre, que se
nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 1.1).
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Ahora, por la Gracia de Dios, ya
no eres más la misma persona que antes eras. Hoy, eres totalmente nuevo(a) y
diferente. Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente que se
pueda corromper, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre.
La persona que ahora tú eres, ese(a)
Hijo(a) amado(a) de Dios, ha sido engendrado(a) por la Palabra de Dios mediante
el Poder del Espíritu Santo, quien ahora vive en ti y contigo.
Sadrac, Mesac y Abed-nego
respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos
sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco
adoraremos la estatua que has levantado (Dan
3.16-18).
¡Qué fe la de estos tres jóvenes!
Tenían la certeza que Dios podía y quería salvarlos. Ante tremendo problema y
circunstancia como la ira del rey y la muerte inminente, no dieron lugar al
temor ni a la duda, sino que se fortalecieron en el Señor y en
el poder de Su fuerza, y
abriendo su boca hicieron tan tremenda declaración de fe que, pienso, a Dios no
le quedó otra más que venir a salvarlos en persona.
¿Cómo puede uno alcanzar tal fe,
tal certeza y convicción? Ellos conocían a Dios, sabían que es clemente y
misericordioso y, sobre todo, estaban convencidos de que Él no miente pues
conocían Su Palabra. ¿Cómo puedes tú hoy estar seguro(a) que Dios puede
ayudarte y quiere hacerlo por amor a ti? Pues porque ahora tienes una relación
de Padre a Hijo(a) con el único Dios Vivo y Verdadero.
El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro
8.16-17a).
¡Escrito está!
Dios no es hombre, para que
mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló,
¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta
hora te doy gracias porque en Cristo Jesús tengo la certeza, la manifestación
más gloriosa de Tu Amor por mí. Puedo erguirme hoy y encarar cualquier
problema, tristeza, enfermedad o aflicción, sabiendo que Tú estás conmigo y que
saldré más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Jesucristo mi Señor.
Puedo, Padre, como Sadrac, Mesac y Abed-nego, declarar con fe, con toda certeza
y seguridad, que todo lo puedo en Cristo, que es Tu Amor quien me sostiene y
que nada ni nadie me podrán hacer frente todos los días de mi vida pues así
como estuviste con Jesús, estás conmigo. ¡Gracias, Jesús! Te amo con todo mí
ser. Declaro en Tu nombre, Jesucristo, que lo mejor de mi vida ya comenzó. ¡Soy
sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy la(el) vencedor(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
16 Mar
3.1-19 /
2 Sam 6 / Dan 3
asi es pastor dios es grande y poderoso, el nos puede sacar de cualquier situacion. dios le bemdiga pastor buenas noches.
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