Miércoles 27 de Junio
de 2012.
¡Con toda certeza y seguridad!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a la gente y a sus
discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará (Mar 8.34-35).
La religión te enseña que negarte
a ti mismo(a) y tomar tu cruz significa aceptar con humilde resignación todas
las cosas malas que vienen a tu vida, como las enfermedades, accidentes,
pobreza, desintegración familiar, etc., etc. Te enseña que todo esto es la
voluntad de Dios y que, si estás viviendo alguna de estas desgracias será por
alguna razón, por algo que hiciste y, por lo tanto, lo mereces, o porque Dios
te está dando algún tipo de lección o
probando tu fe. Así que, debes aceptarlo, resignarte y humillarte bajo la
poderosa mano de Dios. Con todo respeto, esto me parece un gran error provocado
por la falta de conocimiento de la Verdad.
Mi pueblo fue destruido,
porque le faltó conocimiento (Os 4.6a).
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios, quien no miente, Dios es bueno y su voluntad para contigo es
buena, agradable y perfecta. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio
Hijo como el justo pago por todos tus pecados, para así no perderte a ti, sino
ganarte para Él. Al pagar Jesús por ti, te hizo justo para perdonar y olvidar
todos tus pecados, santificándote y, así, crearte de nuevo, dándote la Vida
Eterna y llamándote Hijo(a) legitimo(a) de Él.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios no hizo todo esto por amor a
ti para luego condenarte o castigarte o maltratarte. ¡De ninguna manera! Él te
ama genuinamente y lo ha dicho, lo ha declarado y lo puso por escrito en Su
Palabra.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce, precisamente
porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
El verdadero propósito del plan
de salvación o redención de Dios siempre ha sido el mismo: adoptarte como Hijo(a).
Gracias a Jesús, ya no eres más una criatura, un ser humano imperfecto y pecador,
ahora, has sido justificado(a) –hecho(a) justo(a)- por la Sangre de Jesús; tu
Padre ha perdonado y olvidado todos tus pecados, fracasos y errores; has sido
apartado(a) -santificado(a)- para Él y, por el poder del Espíritu Santo, fuiste
totalmente regenerado(a), Nacido(a) de Nuevo, como un(a) Hijo(a) legítimo(a) de
Dios.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú
me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado (Jn 17.23).
Dios, tu Padre, siente por ti lo
mismo que siente por Jesús, Él te ama con el mismo Amor con que ama a Su Hijo
Jesús pues tú también eres Su Hijo(a).
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este
mundo (1 Jn 4.17).
De acuerdo a la Palabra de Dios,
tú y yo somos iguales a Jesús, por eso el Padre nos ama de la misma manera.
Entonces, ¿cómo nos negamos a
nosotros mismos y tomamos nuestra cruz?
Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo (Jn 16.33).
La Biblia es muy clara al
respecto: sin fe es imposible agradar a Dios. Así que, como Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, seguro es que tendrás aflicciones en este mundo: problemas,
conflictos, enfermedades, amenazas, etc., pero, en lugar de aceptarlos con “humilde
resignación, tú has sido ungido(a) con el Espíritu Santo para enfrentarlos,
sabiendo, con toda certeza, que en todos ellos saldrás más que vencedor(a).
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4.4).
Se trata, pues, de creer que eres
quien Dios dice en Su Palabra que eres. Una vez que lo creas, y lo declares,
comenzarás a vivir como tal: amando a tu Padre celestial sobre todas las cosas
y amando a tus semejantes como a ti mismo(a). Lleno de paz, gozo y amor, estarás
más que listo para disfrutar la vida plena y abundante que Jesús ganó para ti.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Sabiendo esto, puedes creer la
identidad que ahora tienes y poner la otra mejilla no te costará absolutamente
nada, le darás al pobre y al necesitado con todo tu amor pues es parte de tu
naturaleza, Dios te hizo así. Tú eres como Él es: buena(o) y amorosa(o).
Porque todo lo que es nacido
de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe (1 Jn 5.4).
Fe es creerle a Dios, es creerle
a Su Palabra, sabiendo siempre que si Él lo dijo, entonces lo va a cumplir, si
Él lo habló, entonces lo va a ejecutar.
En cuanto a la pasada manera
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a
los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe
4.22-24).
Negarte a ti mismo(a) y tomar tu
cruz no es otra cosa más que creer lo que dice la Biblia. Despójate del
viejo(a) hombre (mujer) que está viciado conforme a los deseos engañosos. No le
permitas a Satanás engañarte con sus mentiras; él necesita desesperadamente que
sigas CREYENDO que eres el (la) mismo(a) pecador(a) que antes eras, que nada ha
cambiado y que sigues colgado(a) a tus fracasos, pecados y errores del pasado.
¡Despójate de eso! ¡Renuévate en el espíritu de tu mente poniendo la Palabra de
Dios en tu mente, boca y corazón! ¡Mírate de la misma forma que Dios te mira! Y
vístete de ese(a) hombre (mujer) nuevo(a) que ahora tú ya eres: un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Así que, tenlo por seguro, Dios
no te ha dejado ni te dejará jamás. ¡Has sido predestinada(o) a ser más que
vencedor(a) por medio del Amor de Aquel que te escogió, te amó y te salvó,
Cristo Jesús! Con toda certeza y seguridad puedes negarte a ti mismo(a), tomar
tu cruz y seguirle a Él.
Oremos en voz audible:
Gracias amado Padre Celestial por
amarme con tan gran Amor. Yo _________ (pon tu nombre aquí) soy Tu Hija(o),
legal y genuinamente comprado(a) y rescatado(a) a precio de la Sangre de Jesús.
Tu Palabra es la Verdad. La Biblia me define y soy libre para llevar esa vida
de victoria sobre el pecado y la muerte que Tú, Jesucristo, adquiriste para mí.
Me niego a mí mismo(a), a esa vieja naturaleza que está viciada conforme a los
deseos engañosos y tomo mi cruz renovándome en el espíritu de mi mente, me
visto del nuevo(a) hombre (mujer) creado(a) según Dios en justicia y santidad
de la verdad. Padre, me someto a Tu Palabra, la Biblia, resisto al diablo y
este huye de mí. Así que, declaro que yo todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor
es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso
Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No
voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud. ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a)
por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanada(o) por las
heridas de Jesús! ¡He sido establecida(o) para reinar en esta vida por la
sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás
en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspera(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio
27 Mar
8.22-9.1 / 2 Sam 20-21 / Ose 1
yo pienso al respecto que jesus es dios amoroso, que no hay nadie como el, y es el unico dios verdadero y poderoso, gracias jesus te amo por encima de todo.
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