Miércoles
6 de Febrero de 2013.
¡Identifícate!
Por
Riqui Ricón*
Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús,
coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que
por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por
cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que
son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos
hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio
de la congregación te alabaré. Y otra vez: Yo confiaré en él. Y
de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio (He 2.9-13).
Es
hermoso y edificante encontrar en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no
miente, escrituras como esta donde claramente se te muestra que el pagar tus
pecados, el perdón y la santificación no eran, ni serán, el objetivo por el
cual Jesús murió en esa cruz. Tanto pagar todos tus pecados (justificación),
como el perdón y la santificación fueron requisitos necesarios para un propósito
mayor: hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios. Para lo cual, también, tenías
forzosamente que Nacer de Nuevo.
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien
todas las cosas subsisten, que habiendo
de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos (He 2.10).
Es
un error, y totalmente contrario a la Verdad, creer que todos los seres humanos
son Hijos de Dios.
Vino a lo que era suyo,
pero los suyos no lo recibieron. Mas
a cuantos lo recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio el derecho de ser
hijos de Dios. Éstos no nacen de
la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios (Jn
1.11-13 NIV).
Esto es: No los que son hijos según la carne son los
hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como
descendientes (Ro 9.8).
Pensar
que todo el mundo es Hijo de Dios significaría que no existe diferencia entre
un malvado violador y asesino, y un justo, santo y perfecto. Date cuenta que dicha
forma de pensar no es más que una estrategia con el propósito minimizar y
denigrar la Identidad que Jesús compró para ti con Su propia Vida.
En
el mundo, este tipo de creencia está muy generalizada y sólo sirve para neutralizar
a todo aquel que, en honor a la Verdad, comienza creer que por medio de la
muerte y resurrección de Jesús ha sido justificado(a), perdonado(a) y
santificado(a) para ser hecha un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
Creer
que todos los seres humanos son Hijos de Dios por el simple hecho de existir,
anulará la distinción tan especial que Dios te ha hecho al declararte Su
propio(a) Hijo(a).
Durante
siglos, Satanás ha luchado con todas sus fuerzas, y recursos a su alcance (sus
mentiras), tratando de evitar que los Creyentes Cristianos se enteren que en
Verdad son lo que Dios dice en la Biblia que son: auténticos y legítimos Hijos
de Dios Nacidos de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Tú
has creído que Jesús es el Cristo, el Mesías salvador de la humanidad, por lo
tanto, conforme a la Palabra de Dios, haz nacido de Dios.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Nacer
de Dios significa que la semilla que ahora te engendró ya no es corruptible,
sino incorruptible: santa, justa y perfecta. ¡Tal y como Dios es! Todo por la
Palabra infalible e inalterable de Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios
te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti. Y
lo hizo con el propósito, expreso, de hacerte Su Hijo(a).
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
Ahora
bien, Dios es bueno y te ama a ti, así que, no te hizo Hijo(a) Suyo(a) para que
vivas enfermo(a), pobre, triste, amargado(a), deprimido(a), ni fracasado(a).
¡No! ¡Nada de eso es la voluntad de Dios para tu vida!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando
vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la
verdad (3 Jn 2-3).
Andar
en la Verdad es creer a la Verdad, y ésta es que Jesucristo dio Su Vida para
que tú tengas una Nueva Vida como Hijo(a) de Dios.
Esta
es tu verdadera Identidad y el diablo hará todo lo posible para evitar que
puedas obtenerla. La buena noticia es que no podrá conseguir su propósito, ya
que tú sólo tienes que creer, creerle a Dios, creerle a Su Palabra, pues el
justo por la fe vivirá y al que cree, todo le es posible.
Así
que, tenlo por seguro, tú eres, sin lugar a dudas, un(a) auténtico(a) y
legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Oremos
en voz audible:
Amado
Padre celestial, no encuentro mejor forma de agradecer lo que has hecho por mí
que aceptándolo. No encuentro mejor forma de honrar el sacrificio de Tu Hijo
Jesús que recibiendo la posición e Identidad que Él adquirió para mí al morir
en esa cruz. ¡Gracias Jesús! ¡Muchas gracias Señor! Creo y recibo tu grande y
eterno Amor por mí. Creo y recibo mi identidad de Hijo(a) Tuyo(a). Por lo
tanto, creo y recibo también todas y cada una de tus promesas. Gracias
Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder en esta vida. Gracias Padre
porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande
amor y me has hecho tu Hijo(a). Por lo que Tú hiciste en la cruz, Señor Jesús,
y por Tu Palabra, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que
vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a)
para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por
esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo como Hijo(a) de Dios. Gracias por
mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el
Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
6 Heb
2 / Gen 46.28-47.31
/ Sal 37
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?