Domingo
3 de Febrero de 2013.
¡Resucitó el Señor!
Por
Riqui Ricón*
Aconteció que estando ellas perplejas por esto,
he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo
que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario
que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea
crucificado, y resucite al tercer día (Luc 24.4-7).
Ante
cualquier circunstancia que estés viviendo en este día, es de vital importancia
que comprendas, cabalmente, el significado de la resurrección de Jesucristo,
pues esta comprensión es el inicio de tu victoria.
En primer
lugar, Él destruyó, con su muerte y resurrección, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y [así] librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la
vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios y no miente, te enseña que si permaneces en la Palabra, creyéndole a Dios,
creyéndole a Su Palabra, conocerás la Verdad y sólo la Verdad te hará libre.
La Verdad es que Jesucristo, con
su muerte y resurrección, venció al pecado, destruyó al diablo y a su aguijón
que es la muerte. Por lo tanto, ahora, en Cristo Jesús, tú eres libre de la
servidumbre o esclavitud que te producía el temor a la muerte.
La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios
es VIDA ETERNA en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro 6.23).
De acuerdo a la escritura Jesús
no solamente murió por tus pecados sino que se hizo, así mismo, pecado por amor
a ti y de esta forma se te otorgó el regalo de ser hecho(a) justo(a) y con
derecho pleno a la VIDA ETERNA. Este derecho a la Vida Eterna sólo lo puede
ejercer un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga VIDA ETERNA (Jn 3.16).
¡Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
A pesar de que en Juan 3.16 Dios te
garantiza que TODOS los que creen en Jesús no se pierden sino que TIENEN VIDA
ETERNA, es asombroso como algunos creyentes ignoran o pasan por alto lo que las
palabras VIDA ETERNA significan: Esto es, ¡vivir para siempre! Y esto es, ¡no
morir!
Porque es necesario que esto
corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal
se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está
escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el
pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a
Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Co 15.53-57).
Al resucitar Jesús, lo que en Él
había de corruptible (pues se hizo un ser humano idéntico en todo a ti), se
vistió de incorrupción, lo que en Él había de mortal se volvió inmortal, siendo
Jesucristo, de esta forma, EL PRIMER HIJO DE DIOS NACIDO DE NUEVO, lo que nos
lleva al segundo significado de la resurrección de Jesucristo.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia
(Jn 10.10).
Cuando Jesús muere en la
cruz, con Su Sangre paga el justo
castigo por tus pecados y al resucitar te da libre y total acceso a la Vida Eterna.
Pero no cualquier tipo de vida, no como creaturas, ni como ángeles, sino como Hijo(a)
LEGÍTIMO(A) del Dios vivo y verdadero.
Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados [llamados por Él mismo] hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad (Efe 1.5).
Un(a) auténtico(a) y legítimo(a)
Hijo(a) de Dios no puede ser, y no lo es, de ninguna forma, la misma persona
pecadora que antes era, sujeta a sus antiguas pasiones, fracasos y derrotas.
Por eso, Jesús le aseguró a
Nicodemo, te es NECESARIO Nacer de Nuevo
si quieres ver y entrar al Reino de Dios.
Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos (Rom
8.29).
Ahora bien, te tengo excelentes
noticias, de acuerdo a la Palabra de Dios, porque aceptaste a Jesús como tu
Señor y Salvador ahora tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Eres igual
a Jesús, y con su muerte y resurrección, tienes la victoria sobre la muerte.
En esto se ha perfeccionado el amor en
nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así
somos nosotros en este mundo (1 Jua
4.17).
Ahora, por ese Amor que el Padre
siente por ti, tú has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y
sólo puedes ser (no digo que tienes que serlo, sino que ya lo eres) santo(a),
justo(a), inmortal e incorruptible.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es
nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Es pues, gracias a la
resurrección de Jesús que la muerte nada tiene en ti, pues no has recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que has recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamas: ¡Abba, Padre!
Si vives bajo el Nuevo Pacto en
la Sangre de Jesús, entonces, ¡Has recibido la Vida Eterna y la Nueva Naturaleza!
¡Eres, sin lugar a dudas, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
¡Aleluya,
el Señor resucitó!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que
hermoso es saber y creer lo que hiciste por Amor a mí. Gracias por no haber
escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste por mí. Señor Jesús,
muchas gracias porque Tú, siendo en forma de Dios, no estimaste el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te
despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en
la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste
por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo, y así, me
has hecho libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba durante toda mi vida
sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja naturaleza, mi viejo(a) yo,
murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo! ¡La Vida Eterna que Tú
tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar de temerle a la
muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias! ¡Muchas gracias,
Señor Jesús! Ahora puedo, con toda certeza declarar que, ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo
en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena
y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en
Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias
por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias
por mi Victoria sobre la muerte! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2010
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
3 Luc
24.1-12 / Gen 43 / Sal 34
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