Miércoles
13 de Febrero de 2013.
¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!
Por
Riqui Ricón*
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas…
Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos (Pro 3.5-6, 8).
Dios,
el Todopoderoso, lo único que te pide es que confíes en Él, que creas a Su
Palabra, que creas que tiene Palabra de Honor, pues, al fin de cuentas, Él no
puede mentir. Efectivamente, hay una sola cosa que el Todopoderoso Dios no
puede hacer, y eso es mentir.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).
Dado
que el poder de la fuerza de Dios es Su Palabra, con la cual creó todo el
universo (lo visible y lo invisible), podemos comprender que cualquier cosa que
Dios dice se cumple forzosamente. Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él
quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y,
como ya vimos, toda palabra que sale de la boca de Dios es Verdad, ya que se
cumple por sí misma.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz (Gen 1.3).
¡Cuando
Dios dijo, sea la luz, fue la luz y no otra cosa!
A
manera de ilustración, si el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a
ti, hoy miércoles, diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes
que les estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado, ya que,
como Él es Dios, ¿qué crees que pasará cuando las palabras “hermosa noche de
viernes” salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes mi
amado(a) porque, sin discusión alguna, se volverá un hermoso viernes por la
noche.
Así
que no se trata aquí de si Dios es confiable o no, puesto que Su Palabra es la
Verdad eterna e infalible, sino que se trata de si decides tú confiar en Él o
no. Se trata de si decides o no creerle a Su Palabra. Aunque, dado que Dios es cien por ciento confiable, sería un
tremendo error no creerle.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Él
ha prometido enderezar tus pasos, ser medicina para todo tu cuerpo y traer
refrigerio a todos tus huesos. Y largura de
días y años de vida y paz te aumentará. ¿Puedes
creer esto?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus
pecados, antes que perderte a ti.
Y
así, creyendo Su Palabra, recibes el regalo
de la Vida Eterna, la cual sólo pueden tener los Hijos de Dios Nacidos
de Nuevo.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado
y de la muerte (Ro 8.1-2).
El
pago que Jesús hizo en la cruz para tu justificación y santificación fue tan
completo, perfecto y acabado que, ahora, en lugar de condenación tienes derecho a vivir una vida plena y
abundante. ¡Eres totalmente libre de la ley del pecado y de la muerte!
En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los
pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un
solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de
ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de
sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo;
porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus
mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus
pecados y transgresiones (He 10.10-17).
Un solo
sacrificio, hecho una vez para siempre, te ha apartado para ser hecho(a)
perfecto(a) como solo puede serlo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Esto, mi amado(a), se llama, ¡enderezar tus veredas!
¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!
Oremos
en voz audible:
Amado
padre celestial, hoy vengo delante de Ti para asegurarte que he puesto mi
confianza en Tu Palabra. Señor Jesús, yo en Ti confío. Gracias, porque con Tu
muerte y resurrección yo he pasado de muerte a vida, me trasladaste de las
tinieblas en las que estaba a Tu luz admirable. Por Tu Amor, por Tu Sangre y
por Tu Palabra he Nacido de Nuevo para recibir la Vida Eterna como un(a) Hijo(a)
de Dios. ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! En Ti confía mi corazón. En Ti
se goza mi alma. En Ti descansa mi ser. Puedo ser feliz, pues aunque ande en
valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Señor, estás
conmigo. Creo y declaro que yo, ___________________ (tu nombre aquí), habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te
digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me
librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me
cubrirás, y debajo de Tus alas estaré seguro(a); Escudo y adarga es Tu verdad. No
temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande
en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado
mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos
miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová,
que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni
plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me
guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no
tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del
león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me
librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú
me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás.
Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
13 Heb
9.23-10.18 / Ex 9-10 / Pro 3
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