Domingo 27 de
Mayo de 2012.
¡Primero creer, después ser!
Por Riqui Ricón*
porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados (Ro 2.13).
Está determinado, por la Escritura,
que no se justificará delante de Dios hombre alguno (Sal 143.2). Es por esto
que por más que te hayas esforzado en cumplir la ley siempre caías. Lo
asombroso y realmente hermoso del mensaje del Evangelio es que Dios rompe este
círculo de fracasos y derrotas al justificarte Él, por Su Amor, mediante tu
Señor y Salvador Jesucristo.
Pero ahora, aparte de la ley,
se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y
están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él
sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro
3.21-26).
Ser justificada(o) significa que
Cristo Jesús YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al
morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre por Amor a ti.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne,
pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a)
Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificada(o)
no por tus obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es
muerta en sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23),
AHORA piensas, hablas y actúas como Hija(o) del Rey, cumpliendo así la ley de
Cristo.
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
¡Este nuevo
hombre (mujer), que Él YA te hizo, ha sido creada(o), por Dios mismo, en la
justicia y santidad de la verdad!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados (He 10.14).
¡Jesucristo,
como ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo perfecta(o) para siempre!
Si lo
meditas bien, te darás cuenta que el plan de redención, que Dios ideo para tu
vida, es de una simpleza y belleza absolutas:
Ser un(a)
Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero,
creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra
que AHORA tú eres: incorruptible, justa(o), santa(o) y perfecta(o). Luego,
actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a)
Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.
En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56.3-4).
Es la Eterna e Infalible Palabra
de Dios la que te garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes vivir confiada(o) pues sabes quién eres: un(a) Hija(o) del Rey;
una princesa o príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogida(o) y amada(o)
del Todopoderoso. Entonces, ¿Qué puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o
enfermedad?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro 8.31).
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, muchas gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido
justificada(o) en Tu Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy esa(e) Hija(o)
Tuya(o) incorruptible, santa(o), justa(o) y perfecta(o), pues así lo has
establecido mediante Tu Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú
estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me
podrá hacer daño?
¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no
escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no
me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogida(o)
de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo
Jesús, Tú eres que murió; más aún, Tú eres el que también resucitó, el que
además estás a la diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me
separará de Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito
en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerta(o) todo el tiempo; Soy
contada(o) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en
todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Jesús!
Por lo cual estoy segura(o) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor,
oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante
todo problema, enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en
victoria. ¡Soy Sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy feliz! En el nombre de
Jesús. Amén. (Ro 8.31-39).
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
27 Ro
2.1-3.8 / 1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
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