sábado, 13 de enero de 2024

¡Contundente victoria!

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 13 Enero 

¡Contundente victoria!


Por Riqui Ricón*

¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu

rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? (Sal 13.1- 2).

 

Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda la forma en como antes me acercaba al Señor en oración: con la actitud de víctima, apegado a la vieja naturaleza. No me malinterpretes, yo acudía a Él de forma sincera, con el corazón en la mano, para preguntarle, hasta cuándo o por qué a mí, y hasta llegué a pensar o exclamar que no era justo lo que estaba viviendo.

 

Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda que estoy en medio de una batalla y me ayuda a darme cuenta que cuando me pongo en la posición de víctima, estoy cediendo terreno al enemigo, pues mi derrota comenzará cuando empiece a creer que yo no soy importante para Dios, que no merezco tener éxito y que, al contrario, sí merezco todas las cosas malas que me suceden.

 

Comenzarás a caminar hacia la derrota en el momento que Satanás te convenza que Dios no te ama tanto como dice, o que tú no mereces ese Amor.

 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

 

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

 

Y sí, antes tú no merecías el Amor de Dios, pero aun así Él decidió Amarte y ahora no eres más ese(a) viejo(a) pecador(a) que antes eras sino que ahora tú eres un(a) Hijo(a) Amado(a).

 

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Tim 6.12).


La Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, te enseña que debes pelear la buena batalla de la fe, que eches mano a la vida eterna, a la cual has sido llamado(a), declarando como ciertas las buenas cosas que Dios te ha prometido.

 

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mt 7.13-14).

 

Pelear la buena batalla de la fe significa creer ciegamente a Dios, creerle a Su Palabra, y dejar de prestar atención a los problemas y circunstancias que te rodean. Significa creerle de tal manera a Dios y a Su Palabra que ni aún permitas a tus emociones y sentimientos dictar tu estado de ánimo, porque, al fin y al cabo, si todo lo puedes en Cristo que te fortalece; si mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; si en todas las cosas eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó; si todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, entonces, en verdad que no tienes razón alguna para temer, ni angustiarte, ni sentirte víctima de nada, ni de nadie. A menos que creas que Él no va a cumplir Su Palabra.

 

Ancho y espacioso es el camino donde miras las circunstancias; sopesas tus opciones; escuchas las noticias y diversas opiniones; haces balance de tus ingresos y egresos. Ancho y espacioso es el camino donde permites al espíritu de temor y duda robarte tu identidad de Hijo(a) del Dios Vivo y Verdadero. Ancho y espacioso es el camino que te conduce a SENTIR que eres una víctima para comenzar a clamar, ¡hasta cuándo! ¡Por qué a mí!

 

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

 

Recuerda que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir, si Él lo habló, entonces, lo va a ejecutar.

 

Tú no eres más una víctima y no debes permitir que las circunstancias, problemas, enfermedades u otras personas te coloquen en esa posición. Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, comprado(a) y redimido(a) al precio de la Sangre del Unigénito Hijo de Dios, para ser hecho(a) libre y conforme a Su imagen.

 

»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él (Jn 3.16-17 NTV).


Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Ahora tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: sano(a), libre, más que vencedor(a) y quién todo lo puede.

 

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).

Tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de tu Padre celestial, con quien puedes hablar en confianza y con toda familiaridad decirle: Abba, Papá, Papito.

 

Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8.5-7).

Ojalá te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.

 

Mas yo en  tu  misericordia  he  confiado;  Mi  corazón  se  alegrará  en  tu  salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien (Sal 13.5-6).

Ojalá te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, a pesar de haber comenzado en aparente fracaso, ahora ha de manifestarse en contundente victoria.

 

¡Si puedes creer, al que cree TODO le es posible! Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, muchas gracias porque el día de hoy me has dado la respuesta y señalado el camino para levantarme de cualquier tipo de derrota o fracaso. Yo he creído y recibido Tu gran Amor con que me has amado. Gracias, Señor Jesús, pues con Tu Sangre me has hecho libre y puedo levantarme a vivir esa vida que compraste para mí. El ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir, pero Tú, Jesús, has llegado a mí, para darme vida y vida abundante. ¡Esta es la Verdad! Gracias, Padre, por haberme levantado del polvo y la miseria, me has hecho apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz; me has librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, Jesús, en quien tengo redención por Su sangre, el perdón de todos mis pecados. ¡No soy una víctima! ¡Ya no estoy más abajo, sino arriba! ¡Ahora soy cabeza y no cola! Con toda la autoridad que me da Tu Palabra, Dios Todopoderoso, me declaro sano(a) de toda enfermedad, libre de toda opresión. ¡Recibo el gozo, la paz y el Amor que Tú me das, para hacer de mi vida una contundente victoria! En el nombre de Jesús. Amén.

 

Nota Importante:


¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

 

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

 

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre!

¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

 

*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

 

Enero 13                              Luc 11.29-54 /  Gen 20  /  Sal 13

 


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 



NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

 

Enero 13                              Luc 11.29-54 /  Gen 20  /  Sal 13

 

 

San Lucas 11.29-54

La generación perversa demanda señal

(Mt. 12.38–42)

29Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal,d pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. 30Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas,e también lo será el Hijo del Hombre a esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón,f y he aquí más que Salomón en este lugar. 32Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la


11.29: Mt. 16.4; Mr. 8.12.

11.30: Jon. 3.4.

11.31: 1 R. 10.1–10; 2 Cr. 9.1–12.


condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron,g y he aquí más que Jonás en este lugar.

La lámpara del cuerpo

(Mt. 6.22–23)

33Nadie pone en oculto la luz  encendida,  ni  debajo  del  almud,  sino  en  el candelero,h para que los que entran vean la luz. 34La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. 35Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. 36Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.

Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

(Mt. 23.1–36; Mr. 12.38–40; Lc. 20.45–47)

37Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. 38El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer. 39Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. 40Necios,

¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? 41Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.

42Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza,i y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario  hacer,  sin  dejar  aquello. 43¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. 44¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como

sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.

45Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. 46Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. 47¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! 48De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos  los  mataron,  y  vosotros  edificáis  sus  sepulcros. 49Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, 50para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, 51desde la sangre de Abelj hasta la sangre de Zacarías,k que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. 52¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque

habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.


11.32: Jon. 3.5.

11.33: Mt. 5.15; Mr. 4.21; Lc. 8.16.

11.42: Lv. 27.30.

11.51: Gn. 4.8.

11.51: 2 Cr. 24.20–21.


53Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; 54acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.1

 

Génesis 20

Abraham y Abimelec

20

1De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 2Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana.a Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. 4Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 5¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

8Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas  estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera. 9Después llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que

has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has  hecho conmigo. 10Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicieses esto? 11Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. 12Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es. 14Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. 15Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está delante de ti; habita donde  bien  te parezca. 16Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada.

17Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. 18Porque Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham.2

 


Reina Valera Revisada (1960)-------------------------------------------------------------------------- 54

20.2: Gn 12.13; 26.7.

Reina Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------------- 20.18


Salmo 13

 

Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción

Al músico principal. Salmo de David.

1        ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?

¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2        ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día?

¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

3        Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

4        Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

5        Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación.

6        Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.3


3  Reina Valera Revisada (1960)


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